Las fuerzas de la Cuarta Transformación, ganaron la elección presidencial, obtuvieron mayorías sólidas en el Senado y la Cámara Baja y triunfaron en seis de las ocho gobernaturas en disputa, teniendo la mayoría de las gobernaciones. Quizá no haya registro reciente de un triunfo tan sólido en América Latina de fuerzas progresistas y de izquierda.
Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 7/6/2024. 1.-Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial de la coalición “Sigamos haciendo historia”, obtuvo 36 millones 923 mil votos, para un 59%; la mejor votación de una postulación presidencial en México. Le siguió, 30 puntos atrás, Xóchitl Gálvez, del pacto “Fuerza y corazón por México”, con 16 millones, para un 27%. Más lejos, el postulante Jorge Álvarez Máynes, llegó a alrededor de 6 millones de votos, con el 10% del total. Junto con la elección presidencial, el pasado 2 de junio, en México se eligieron también ocho gobernadores/gobernadoras del país, que es un Estado federado. Las fuerzas políticas que respaldaron a Sheinbaum ganaron seis de las ocho. Entre ellas, obtuvieron un enorme triunfo en la capital mexicana, ganando la jefatura del Distrito Federal. Las colectividades políticas que respaldan a la nueva Presidenta de México, alcanzaron el 55% en el Senado, y obtuvieron mayoría en la Cámara de Diputadas y Diputados logrando entre 360 y 379 escaños de un total de 500 de acuerdo a los conteos preliminares de la semana que finaliza. Es importante el dato de que votó más del 60% de electores, con mecanismo de voto voluntario.
2.-En definitiva, el triunfo político y electoral de las fuerzas progresistas y de izquierda en México fue robusto. Ganaron la presidencial, la de gobernadores y la legislativa de manera abrumadora y con muchos puntos de diferencia de los sectores conservadores y liberales socialdemócratas. Implicó, y parece no menor, un respaldo ciudadano al proyecto de la Cuarta Transformación, destinado a profundas reformas institucionales, sociales, económicas, culturales y de infraestructura. Un respaldo que para muchos fue sorpresivo, dado el nivel de oposición y hostilidad de sectores conservadores, los medios de comunicación tradicionales, segmentos empresariales y de grupos monopólicos financieros, partidos contra-transformadores y grupos de ultraderecha hacia la Cuarta Transformación y el Presidente Andrés Manuel López Obrador que lideró e impulsó la 4T. Se suponía que habían copado espacios y percepciones pero se constató que pudieron más las políticas públicas, las iniciativas legislativas, los progresos sociales, la estabilidad financiera y económica, la política comunicacional propia, que impulsaron el Gobierno y las fuerzas políticas transformadoras y progresistas. Quizá no haya registro reciente de un triunfo tan sólido en América Latina de fuerzas progresistas y de izquierda.
3.-Es obvio que Claudia Sheinbaum tendrá a su favor el respaldo electoral, que tiene sustento en una base social, expresada en varias ocasiones en movilizaciones de la sociedad civil. También que contará con mayoría sólida en el Senado y la Cámara Baja. Las fuerzas del oficialismo conducirán la mayoría de los estados de la República Mexicana, incluida la gravitante Ciudad de México. Esto, en lo más global, va a permitir avanzar en cambios constitucionales, fortalecimiento de derechos sociales y laborales, avanzar en derechos de las mujeres y la niñez, en contar con presupuestos para políticas públicas, continuar desarrollos de infraestructura como la red de trenes y construcción de viviendas, desarrollar los medios de comunicación públicos, mantener la disciplina financiera, reforzar el combate al narcotráfico y el crimen organizado, y encarar todos los restos que provoca el tema migratorio. Ya hubo anuncios en el sentido de que el Gobierno de Sheinbaum fortalecerá las relaciones con las naciones latinoamericanas y los organismos soberanos como la Celac. De paso, habrá en México un contrapunto de primera línea con las posiciones de derecha, neoliberales, de ultraderecha y conservadoras que se expresan en la región y otras latitudes.