Así se refiere la madre de Rodrigo Rojas, el joven fotógrafo quemado vivo y asesinado por un grupo del Ejército en 1986, a la decisión de la Corte Suprema de dictar sentencia a los culpables que ejecutaron la acción. Indicó que el fallo hará que los condenados aparezcan “ante la sociedad y ante sus familias, hijos y nietos, como lo que son, unos criminales”. Advirtió que algunos legisladores pretenden dejar libres a los asesinos “para que vuelvan a sus casitas”. Advirtió a la población de Punta Arenas que estén vigilantes porque ahí vive un condenado que puede escapar a Argentina y o tener refugio de Javier Milei. Verónica De Negri indicó que “no se han acordado de la persona más importante y que perdió todo por decir la verdad, que fue el conscripto Fernando Guzmán, porque si él no hubiese hablado, no hubiese habido juicio tampoco”.
Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. 11/1/2024. Verónica De Negri, una dirigenta sindical que fue detenida, torturada y exiliada a Estados Unidos a comienzos de la dictadura de Augusto Pinochet, y que sufrió el asesinato de su hijo Rodrigo Rojas De Negri, tras ser quemado vivo junto a la estudiante Carmen Gloria Quintana, por militares que patrullaban durante la protesta del 2 de julio de 1986, recién este mes, a casi 38 años del crimen de su hijo, pudo sentir que su lucha por la búsqueda de verdad y justicia, y por mantener viva la memoria, está logrando su propósito.
La Segunda Sala Penal de la Corte Suprema puso fin al proceso judicial conocido como “Caso Quemados”, dictando sentencia definitiva y condenando a 20 años y 1 día de cárcel a los oficiales de Ejército en retiro Pedro Fernández Dittus, Julio Castañer González, Iván Figueroa Canobra y Nelson Medina Gálvez, por los delitos de homicidio calificado de Rodrigo Rojas de Negri y por homicidio frustrado de Carmen Gloria Quintana.
El máximo tribunal rechazó todos los recursos presentados por los abogados de los exmilitares inculpados, desechando la aplicación de atenuantes esgrimidas como la media prescripción y la obediencia debida. Sin embargo, hizo una distinción entre superiores y subordinados, al rebajarle a los uniformados subalternos condenados en calidad de cómplices, las penas de 10 años a 3 años y un día, con el beneficio de libertad vigilada
En entrevista con El Siglo.cl, Verónica De Negri al ser consultada por el fallo de la Corte Suprema señaló que “evidentemente no corresponde a la pena que nos gustaría, porque nosotros con la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) y con el equipo del abogado Eduardo Contreras pedimos cadena perpetua. Finalmente no lo aceptaron y bajaron las penas para las tropas, pero al margen de eso, para mí es un triunfo porque doblaron las penas para los oficiales y porque sus nombres aparecerán ante la sociedad y ante sus familias, hijos y nietos, como lo que son, unos criminales”.
“Además, este fallo representa también para mí un triunfo sobre la impunidad, pues en cierto modo, es un poco de justicia para toda esa generación que se sintió quemada como Rodrigo y Carmen Gloria, para todos esos jóvenes que tuvieron que irse al extranjero porque no podían seguir en Chile, pues se exponían a que les pasara lo mismo, y también para aquellos que se quedaron viviendo la dictadura, porque este crimen fue con alevosía. Fue un crimen ejemplificador para paralizar a la juventud”, afirmó.
Verónica De Negri -quien se encuentra en Washington, Estados Unidos- señaló que en estos últimos días ha “llamado de norte a sur”, para agradecer a la gente que la ha apoyado a lo largo de estos años. “También agradezco a los profesionales y abogados que estuvieron conmigo todo el tiempo y a la AFEP, que se la jugó por esta causa e hizo un gran trabajo”, indicó.
La información del conscripto Fernando Guzmán
La madre de Rodrigo Rojas De Negri advirtió que “en esta cuestión no se han acordado de la persona más importante y que perdió todo por decir la verdad, que fue el conscripto Fernando Guzmán, porque si él no hubiese hablado, no hubiese habido juicio tampoco”.
En julio de 2015, el juez Mario Carroza dictó siete órdenes de detención en contra de funcionarios militares involucrados en el “Caso Quemados”.
La aparición de Fernando Guzmán como testigo clave -dado que fue uno de los conscriptos de la patrulla militar- fue crucial para avanzar en la resolución del caso. Guzmán decidió romper el pacto de silencio establecido entre los uniformados y relató al ministro Carroza la forma en que se encubrió su actuar y reconoció que fue presionado para dar una declaración falsa a la justicia militar.
“A mí me preocupa, me gustaría saber dónde está, verlo, conversar con él y conocer a su familia, porque fue una víctima más. De hecho, tuvo una hija y no le puso su apellido por temor a que le hicieran daño o se la mataran. Y así como estoy agradecida de las personas que me apoyaron, también lo estoy del conscripto Guzmán. Uno tiene que saber agradecer cuando se dan pasos que permiten avanzar en contra de la impunidad”, recalcó Verónica De Negri.
También informó que el lunes y martes de esta semana se comunicó con radioemisoras de Punta Arenas para que “la ciudadanía de esa zona mantenga en vigilancia a Julio Castañer -uno de los oficiales condenados por el Caso Quemados que vive en la ciudad austral- para que no se arranque, porque pese a tener orden de arraigo, igual puede huir perfectamente por el Estrecho de Magallanes a Argentina, donde está (Javier) Milei, o a las Islas Malvinas. Ya ha pasado que en otros casos los condenados se han fugado, aunque tengan orden de arraigo y domicilio vigilado. Por eso les pedí a los habitantes de Magallanes que estuvieran alerta para que no se arranque este criminal. Hoy en día estamos hablando de terminar con la delincuencia y estos condenados son delincuentes”, enfatizó.
Activista en la lucha social
De Negri señaló a ElSiglo.cl que su lucha no ha sido sólo por justicia para su hijo y Carmen Gloria Quintana, sino que ha hecho “lucha social por todos” en diferentes circunstancias.
Recordó que varias veces se manifestó en el bandejón de la Alameda durante la revuelta social de octubre de 2019 y que desde hace décadas es activista por la causa palestina.
“En los años sesenta viajé a Beirut, a los campos de refugiados palestinos, ocasión en que conocí a Yasser Arafat. Soy una persona que lucha por todas las causas sociales del mundo, una internacionalista, cosa que los partidos ya no lo hacen, sólo se mueven en las superestructuras”, sostuvo.
Asimismo, manifestó que “tampoco me voy a quedar con los brazos cruzados ahora que está resuelto lo de Rodrigo, porque para mí cada uno de nuestros muertos y de nuestros detenidos desaparecidos, de las víctimas de la dictadura o del estallido social, son mi caso también”.
¿Cómo ha sido la relación con el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, específicamente con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos?
Tanto la exministra de Justicia, Marcela Ríos, como el actual ministro de esa cartera, Luis Cordero, han sido muy deferentes conmigo, como también lo fue la exsubsecretaria de Derechos Humanos, Haydee Oberreuter, con quien compartimos la barraca cuando estábamos presas en Tres Álamos (Centro de detención de prisioneros políticos, ubicado en la actual comuna de San Joaquín).
¿Cuál es su opinión sobre el proyecto de ley que permitiría a los delincuentes mayores de 70 años cumplir condena en sus domicilios? Si esa moción fuese aprobada en el Congreso, la mayoría de los militares condenados a 20 años de presidio por el “Caso Quemados” cumplirían condena sólo durante 5 años, pues su edad bordea los 65 años.
Me parece que es una falta de responsabilidad de quienes proponen ese proyecto. Los parlamentarios, tanto de la Cámara de Diputados como del Senado, son los responsables de vigilar las leyes y de pensar en un proyecto país donde se esté a salvo de estos asesinos. Ahora algunos pretenden dejarlos libres para que vuelvan a sus casitas. ¡Más encima van a darles premio, si se pasaron la vida sin que se les tocara! Estos criminales hicieron su vida, se casaron, tuvieron hijos y nietos, se han jubilado y todo pagado con plata del Estado ¿y nosotros qué?
Por eso tenemos que ser responsables de quién llevamos de candidato a parlamentario, no dejarnos llevar por las emociones y darle más importancia a quienes tengan visión de país y una clara conciencia que están en el Congreso para representar al pueblo y no para representarse a ellos mismos. Tampoco el pueblo tiene visión de país, ¡si algunos se venden hasta por un kilo de arroz! Pero eso es culpa nuestra, de quienes estamos en política, porque los hemos abandonado. Si hay gente ignorante políticamente es por culpa nuestra. El pueblo no necesita políticos faranduleros, el pueblo necesita que lo escuchen.
Por eso, el Presidente Gabriel Boric debería hacer un decreto para anular este proyecto de pseudo amnistía y hacer borrón y cuenta nueva, para seguir con las condenas, porque hay que tener compromiso con la justicia para que no haya más crímenes de lesa humanidad.
¿Qué responsabilidad le cabe a los partidos políticos en acuerdos que para muchos son más bien pactos de impunidad, como es la instalación del secreto de 50 años que pesa sobre el Informe Valech?
En primer lugar, hay que aclarar que el nombre original de ese Informe, el nombre verdadero, es “Informe de Prisión Política y Tortura”. Yo he protestado desde el día que salió como “Informe Valech”, porque al cambiarle su nombre nos hicieron desaparecer como prisioneros políticos, nadie sabe que existimos, así como tampoco saben que somos un millón 269 personas que estamos aún en el exilio y que en el transcurso de los años han nacido un montón de niños que son apátridas. No sólo sufrieron con la dictadura quienes estuvieron presos o fueron torturados, sino también los niños, incluso los que nacieron después de todos esos acontecimientos. De hecho, mi hijo Christopher -que es adoptado- me ha dicho, bueno mamá tú y Pablo -su otro hijo biológico- son los que en nuestra familia han sufrido más, y yo le digo sí, ¿pero recuerdas cuando te tuve que dejar botado en muchas ocasiones acá en Washington, para ir a las cortes de justicia en Santiago por el caso de Rodrigo?
En cuanto a la responsabilidad de los partidos políticos, incluyendo a la izquierda, siento que ha habido poco compromiso con los derechos humanos, que se la podrían jugar más.
¿Cómo ha sido su vida en Estados Unidos, considerando que usted es una exiliada de una dictadura que fue apoyada por ese país?, ¿se ha sentido acogida?
Evidentemente acá tengo amigos muy queridos, gente muy buena que me ha apoyado en todos estos años. También hay otras personas que no soporto (ríe). Me conozco Estados Unidos por dentro y por fuera. Incluso he trabajado en el Congreso haciendo un reemplazo en labores de recepción, contestando el teléfono y revisando las cartas para ver que no hubieran “motes” o errores.
También conozco bien Hollywood. De hecho, entre 1987 y 1988 estuve en conversaciones con una compañía para hacer una película sobre mi vida con el apoyo de Amnistía International. Le di todos mis derechos a Amnistía con la condición de que yo decidiera si se hacía o no la película, porque no iba a permitir que alguien cambiara mi historia. Bueno, es una anécdota que al final no se concretó porque no acepté modificaciones. Yo señalé que no iba a aceptar que ningún gringo aparezca como salvándome la vida, porque si me encontraba en Estados Unidos era porque estaba castigada por el exilio, con una letra “L” que no me permitía volver a mi país, que fui torturada y que mi hijo fue quemado vivo, todo originado por la injerencia de Estados Unidos en el golpe de Estado en Chile”.
¿Por qué su exilio fue en Estados Unidos?
Fue porque mi padre me salvó la vida, pues yo estaba para desaparecer. Mi madre ya se encontraba en el exilio en Canadá y mi padre, que era de derecha, estaba en Chile con su segunda mujer. Él recorrió todo el país buscándome y en eso llega a Chile una comisión de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ese año iba a hacer su reunión anual en Santiago.
Ahí mi papá se enteró que Estados Unidos tenía un programa para recibir a 200 familias de presos políticos chilenos y así llegué yo a Washington, que para mí es la ciudad más linda de Estados Unidos, o que lo fue hace unos años, porque antiguamente sus habitantes estaban compuestos en 80 por ciento de población negra y el 20 por ciento restante por blancos, latinos y asiáticos. Entonces había una vida muy activa, teníamos las luchas de Nicaragua, Guatemala y El Salvador. Éramos una comunidad de negros, blancos y latinos que trabajábamos unidos y con gran intercambio cultural. Pero esto duró hasta que llegó a la presidencia de Estados Unidos Ronald Reagan y empezaron de nuevo las divisiones raciales.
¿Qué legado le gustaría dejar a sus hijos Pablo y Christopher?
La dignidad y la lucha contra la impunidad, que no sean racistas, clasistas ni sexistas, que tengan respeto por el ser humano, no importe de donde vengan.