El flamante presidente del directorio de Televisión Nacional de Chile, Francisco Vidal, es objeto de una ofensiva comunicacional que pretende impedir cualquier cambio a la política de no injerencia en los asuntos públicos de Gobierno por parte del principal medio masivo propiedad del Estado.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 25/12/2023. La derecha encontró un nuevo gran pretexto para atacar al Gobierno y los medios de comunicación -encabezados por El Mercurio, Radio Biobío y Canal 13- se prestan soberbia y vanidosamente para encabezar una campaña contra una televisión pública, autónoma y pluralista.
El flamante presidente del directorio de Televisión Nacional de Chile, Francisco Vidal, es objeto de una ofensiva comunicacional que pretende impedir cualquier cambio a la política de no injerencia en los asuntos públicos de Gobierno por parte del principal medio masivo propiedad del Estado.
Al anunciar el nombramiento, la ministra Camila Vallejo anunció el envío de una propuesta para reformar la estructura del directorio para agilizar sus atribuciones, lo que desencadenó la tormenta desde la derecha.
Nadie puede negar la existencia de brutales asesinatos, crueles encerronas, “portonazos”, “turbazos” y otros graves delitos que ocurren cada día en cualquier ciudad del planeta, pero la televisión chilena no tiene por qué convertirse en un receptáculo de informaciones de este carácter que desplazan a cualquier otra noticia -positiva o negativa- que ocurra en nuestro país.
Los canales de televisión compiten en lugares comunes, inexactitudes e ignorancia para transmitir este tipo de hechos, convirtiéndolos en protagonistas de una actualidad que contribuye a fomentar el temor, la inseguridad y, lamentablemente, también a transformar a los delincuentes en verdaderas estrellas ante las cámaras.
La Secretaría General de Gobierno que encabeza la ministra Vallejo impulsó la creación de una mesa de trabajo para debatir la situación de los medios de comunicación en Chile, trabajo que realizaron tres universidades y que constataron, entre otras cosas, lo perjudicial que resulta la propiedad de la mayoría de ellos en pocas manos de grandes empresas y transnacionales.
La necesidad de contar, al menos, con una estación que cubra todo el territorio nacional y que no compita por la torta publicitaria, asegurando mayor imparcialidad no es bien vista por el retail, las cadenas de clínicas, farmacias ni de laboratorios y tampoco por la industria de bebidas gaseosas y energizantes que copan el mercado.
Los grandes intereses se preocupan cuando Vidal asegura que “la voz del presidente de la República, del Senado, la Cámara, la Corte Suprema y la Contraloría son institucionales y la televisión pública debe cubrirlas”. ¡Horror! La competencia televisiva prefiere a los “tío Emilio” que dictan cátedra sobre modus operandi y nuevos delitos perpetrados o dirigidos desde las cárceles creando un clima de zozobra y genuino terror en la población.
Es muy probable que Canal 13 y Mega sumarían con beneplácito, junto a Matías del Río o Rodrigo Sepúlveda a Cristian Warnken o Carlos Peña, actuales ideólogos de la derecha en sus programas de comentarios. Mientras el primero guarda respetable duelo, el Rector de la Universidad Diego Portales consiguió su habitual columna en el desprestigiado decano de la prensa y una “entrevista” en “La Tercera” para emprenderlas contra el presidente Boric y la ex presidenta Bachelet. Fueron verdaderos publi-reportajes encargados por intereses espurios que aparecieron precisamente en vísperas de la pasada Nochebuena.
Tener una televisión pública no sólo impediría estos abusos, sino que orientaría parte de su programación a temas culturales, éticos, económicos y sociales que no necesariamente son aburridos y falta de atractivos o interés para la ciudadanía, según afirma la derecha.
La teleaudiencia se ve obligada a ver y escuchar la programación que un medio integrado y monocorde le ofrece sin matices ni opciones diferentes. El consumismo y el individualismo llevado a los extremos era lo que ofrecía el texto constitucional republicano rechazado por la mayoría de la población. La ciudadanía se opuso también a los augurios y postulados de un Warnken, un Peña y otros especímenes que no contribuyen a un sano debate ni a elevar el nivel cultural de la gente.
Televisión Nacional de Chile, desde la época de José Miguel Varas, Augusto Olivares, Antonio Skarmeta, Augusto Góngora, Patricia Politzer, Taty Penna, Patricio Bañados y otras grandes personalidades de la cultura que le dieron prestigio al primer canal público de nuestro país. Francisco Vidal tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros.