Un plebiscito donde el estado de ánimo de la gente aparece desvinculado de una decisión tan trascedente como definir la Constitución del país. Pese a eso, las fuerzas políticas llaman a votar por las distintas opciones y a tener apoderados en las mesas de votación, asumiendo un margen estrecho. Claro que una épica en torno de aprobar o rechazar la propuesta constitucional está totalmente ausente. La agenda nacional está cruzada por otros temas. Las 24 horas para captar el voto de “los indecisos” o los “obligados a votar”. No significa descubrir el hilo negro que entran a jugar en estos días los “errores no forzados”
Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 13/12/2023. 1.-¿Qué es lo que más se repite en estos días en vocerías, análisis y notas periodísticas de cara al plebiscito del 17 de diciembre para votar A Favor o En Contra de la segunda propuesta constitucional? Que no hay interés de la gente, que hay desinformación sobre la propuesta, que hay desafección del proceso constitucional, que no hay motivación respecto a los comicios. Se presentan evidencias y casi nadie niega esas circunstancias y esas percepciones. Aquello aumenta con una molestia en segmentos ciudadanos con que el voto sea obligatorio. La ausencia de entusiasmo parece evidente. Una épica en torno de aprobar o rechazar la nueva Constitución está totalmente ausente.
2.-Se suma a aquello que el plebiscito se ubica en líneas posteriores en cuanto a la agenda nacional/ciudadana. Las noticias de horrendos crímenes y aumento de secuestros, de batallones municipales para combatir la delincuencia, de aristas nuevas en el Caso Convenios ahora con detención de antiguos militantes del Frente Amplio, de efectos negativos por el alza del costo de la vida (“cuesta llegar a fin de mes”), continuidad en los debates por la migración criminal e irregular, las fiestas navideñas inclusive ligadas a la idea de abrir comercios el día del plebiscito, el juicio de Nicolás Zepeda por el asesinato de su novia japonesa, los incendios forestales, son temas que están más en los oídos, la retina, las percepciones y los intereses de una gran masa ciudadana.
3.-Puede ser un punto muy subjetivo, pero caminar por las calles de la mayoría de las 346 comunas de Chile (rompiendo una mirada centralista ubicada en el barrio alto santiaguino, o Ñuñoa o Santiago), ver televisión, escuchar radio, lleva a preguntarse si realmente el estado de ánimo de las chilenas y los chilenos está impregnado del enorme desafío/responsabilidad de definir la Constitución que quieren para el país.
4.-Como sea, es de Perogrullo que las fuerzas políticas del A Favor y En Contra van a intentar estas últimas horas de campaña de llegar a esos casi 5 millones de chilenas y chilenos agrupados en lo que se define como “indecisos” o grupo “obligado a votar” (el sufragio esta vez es obligatorio) y que gravitarán de manera determinante en el plebiscito del próximo domingo. Se trata de llegar a una población del mundo rural y suburbano, de comunas populares y de zonas bien definidas en varias regiones. Se está apelando básicamente a la franja televisiva y a campaña en territorios. El objetivo es claro y en ello no hay secreto; cómo sumar votos de ese sector al voto duro que cada sector tiene. Queda poco y mucho tendrá que ver con lo que ya se hizo…o no se hizo. Para algunos comentaristas es el misterio de la llamada “mayoría silenciosa”. Nada menor, porque de acuerdo con varios expertos electorales, esos alrededor de 5 millones de electores fueron determinantes para el triunfo del Rechazo en el plebiscito pasado y en el éxito de los Republicanos en la elección de consejeras/ros.
5.-Vinculado a lo anterior, hay un esfuerzo no menor por asegurar el voto propio o voto duro de cada sector, algo que dadas las cosas nadie quiere dar por asegurado. Sobre todo si las representaciones políticas toman como suya la predicción de un resultado estrecho en el plebiscito. Por ejemplo, tuvo su efecto la salida de legisladores y militantes desde el Partido Republicano y el anuncio de que votarán En Contra, y tiene su importancia que en el mundo de izquierda haya segmentos que estén llamando a anular o votar en blanco. Como sea, las fuerzas políticas están convocando a sus bases no sólo a votar, sino a estar como apoderados y defender el voto. Esa surgió como tarea del momento.
6.-Si se toman en cuenta los sondeos, el triunfo del En Contra está listo. En privado circuló en estos días un sondeo de Activa Research donde aparece En Contra ganando con 47.8% y el A Favor perdiendo con 25.3%. Pepe Auth, experto electoral de la plaza como se dice ahora, compartió “confidencialmente” un pronóstico donde se le otorga un 57.6% a En Contra y un 42.4% a A Favor. Son datos de estos días, pero esa tendencia viene hace tiempo. A partir de ello, las fuerzas políticas y sociales del En Contra batallan porque los porcentajes de los sondeos se hagan realidad y lo intentan reforzar estos días. Las del A Favor trabajan por superar esos números y revertirlos. En el ámbito extraoficial, representantes de ambos sectores se muestran nerviosos, inclinados a la incertidumbre. No debería olvidarse que en el pasado plebiscito y en la elección de consejeras/ros constitucionales las encuestas no le achuntaron a ni una (ubicaron a los Republicanos terceros, y ellos ganaron de sobra).
7.-Algo repetido desde diferentes ámbitos políticos y comunicacionales, es que este es un plebiscito desinformado. La gente no conoce el texto de la propuesta. No sabe realmente qué se vota. Se critica que la franja televisiva, las frases radiales, y los debates políticos apuntaron más a temas de la agenda contingente que a contenidos constitucionales. Hay criterios de que eso se pudo revertir en algún grado en el trabajo territorial, donde quienes salieron a los espacios públicos explicaron de qué se trata todo esto. Claro que se agrega un factor no menor: la gente no estaba interesada en el tema, no estaba motivada en conocer el texto de la propuesta, no se iba a colocar a leerla.
8.-Un elemento que habría incidido en bajar la motivación ciudadana y alejarse del punto cívico del acontecimiento, es el formato y tono del debate de las representaciones políticas. Rígido, cerrado, confrontacional, de recadero a través de la prensa, enojoso, descalificador, apuntando más a una polémica mediática que a una reflexión/discusión cívica y constitucional.
9.-No significa descubrir el hilo negro que entran a jugar en estos días los “errores no forzados”. Si se cometen en vocerías, acciones políticas o comunicacionales, apariciones mediáticas, pueden tener un efecto quizá no devastador, pero sí de influencia en la sensibilidad y decisión de un segmento de electores. Se podría pensar en que algunos equipos estén planeando instalar algún “error forzado” para golpear al adversario y lograr una baja en los sufragios, aunque esto no es muy común en las lides electorales chilenas. Algo de todo esto hubo en suspender cierres de campaña masivos, por parte de todos los sectores políticos.
10.-Las cosas andan de tal manera, que a mediados de esta semana parecen más interesantes las reflexiones/debates sobre lo que podrá suceder el Día D, más que en la promoción/énfasis en el acto plebiscitario del domingo. Donde, como suele suceder, se develará la realidad tal cual y vendrán las comprobaciones o desaciertos de los análisis.