El lanzamiento de la plataforma “Libertad y Democracia” encabezada por el expresidente Sebastián Piñera, es otro ejemplo de la manera en que se están articulando personajes y organizaciones de los segmentos conservadores y ultraconservadores en América Latina y Europa principalmente. La reunión realizada en estos días se suma al encuentro de la Fundación Internacional por la Libertad que tuvo como protagonistas a Vargas Llosa, Aznar y Moro y a la asamblea de la Conferencia Política de Acción Conservadora donde estuvieron representantes de Trump y Bolsonaro, José Antonio Kast y Abascal. Para concretar los planes de coordinación y articulación, cuentan con entidades como la Unión Conservadora Estadounidense, la Asociación Nacional del Rifle, la Fundación Internacional por la Libertad, Fundación Pensar, el Instituto Atlántico de Gobierno, Instituto Gatestone y el Atlas Network, considerado el think tanks de la extrema derecha mundial. Y hay financiamiento que proviene de entidades como MasterCard, Phillip Morris, Telefónica, Endesa, Repsol y Exxon Mobil, junto a organismos como el Centro de la Empresa Privada y Harris Media.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 18/3/2023. Hace unos días se efectúo, en y desde la capital chilena, una reunión entre expresidentes y representantes de la derecha y la extrema derecha latinoamericana y europea, donde se presentó el grupo “Libertad y Democracia”, encabezado por el exmandatario chileno Sebastián Piñera.
El encuentro tuvo un formato híbrido, algunos presencialmente y otros vía remota, y asistieron, junto a varios dirigentes de distintos partidos y países, los exmandatarios Mariano Rajoy y José María Aznar (de la extrema derecha española), Maricio Macri, (representante ultraconservador argentino), Andrés Pastrana e Iván Duque (de la derecha y la extrema derecha colombiana) Jorge Quiroga (de la derecha boliviana), Felipe Calderón (derecha mexicana) y Guillermo Lasso (derecha ecuatoriana).
Esa no fue, por cierto, la primera ni la única reunión de dirigentes, expresidentes, partidos y grupos de derecha y extrema derecha que hace al menos unos cinco años están propiciando encuentros de coordinación, articulación, debates e incluso de formación política.
En octubre del año pasado, en Madrid, se efectúo el acto por los 20 años de la ultraderechista Fundación Internacional por la Libertad, que preside el escritor peruano Mario Vargas Llosa, intelectual vinculado al ideario conservador. Participaron, entre otros, el ex presidente español, José María Aznar, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (reconocida vocera ultraconservadora), el ex mandatario mexicano Felipe Calderón (del derechista Partido Acción Nacional), y Sergio Moro, ex ministro de Justicia de Jair Bolsonaro.
En noviembre de 2022, en Ciudad de México, se realizó el encuentro de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que desde 1974 opera como articuladora de sectores de extrema derecha. Asistieron Eduardo Verástegui, del Movimiento Viva México; Steve Bannon, estratega del ex presidente Donald Trump, señalado como instigador del asalto al Capitolio; el legislador brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente; el ex mandatario de Polonia, Lech Walesa; Jay Aeba, presidente de la Unión Conservadora Japonesa; José Antonio Kast, ex candidato presidencial en Chile; Santiago Abascal, líder del partido Vox de España; Gergely Gulyás, Ministro de Gobierno de Hungría; el senador estadounidense, reconocido anticomunista, Ted Cruz, entre varios otros.
El año pasado se realizó el acto Viva 22, un festival que los ultraconservadores españoles organizaron en el Espacio Mad Cool de Valdebebas de Madrid, frente al campo de entrenamiento del club de fútbol Real Madrid. La convocatoria y organización estuvo a cargo del partido ultraderechista Vox. Llegaron saludos del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, del jefe del Gobierno húngaro, Viktor Orbán, del cabecilla de la ultraderecha chilena, José Antonio Kast, del ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe, señalado como patrocinador de grupos paramilitares de extrema derecha, y de la hija de Jeanine Añez, la política boliviana que lideró el golpe de Estado contra el ex presidente Evo Morales.
Esos encuentros dieron cuenta de los espacios de coordinación de la extrema derecha a escala mundial, que incluyen giras constantes de sus representantes por diversos países, organizando charlas, seminarios y reuniones políticas destinadas a gravitar en procesos locales y regionales.
Por ir a algunos ejemplos, estuvo la visita de los dirigentes del ultraderechista Partido Republicano, Rojo Edwards y Cristian Araya, y las reuniones de José Antonio Kast con Bolsonaro y su equipo, y con directivas de colectivos de extrema derecha de España, Hungría, Alemania, Argentina y Estados Unidos.
Hacia dónde apuntar
En las declaraciones y documentos de los personeros ultraderechistas se reivindican objetivos como defender la libertad, la democracia, los valores conservadores y cristianos, el medioambiente, gobiernos sólidos, la economía neoliberal y la propiedad individual.
También se busca confrontar al comunismo y el populismo, a los gobiernos de izquierda, “la ideología de género” y el feminismo, los derechos de migrantes. Muchos de los grupos ultraconservadores promueven tesis neofascistas, nacionalistas y racistas.
Piñera, en la reciente reunión de su sector, manifestó que “el tema de hoy es enfrentar las grandes amenazas de la libertad y la democracia. Es necesario agruparnos para defenderlas”, dijo, enfatizando en la necesidad de articulación de los segmentos de derecha y extrema derecha.
Y apuntó a uno de los objetivos más preciados de conservador y ultraconservadores a escala mundial: ir contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Eso incluye la hostilidad y el trabajo contra gobierno de izquierda y progresistas como los que hay en México, Bolivia, Honduras, Colombia, Chile, Argentina, entre otros, aunque hasta hoy presentan vacíos en posicionamiento ante países como China. Hay, por cierto, un apoyo decidido a Ucrania.
También se plantea salirle al paso del Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla, instancias de coordinación y conversación de partidos de izquierda, progresistas y socialdemócratas en América Latina.
Apoyos concretos a la articulación
Hace un par de años que la ultraderecha está potenciando una articulación internacional para promover esas ideas, apoyar gobiernos de ese signo (como las administraciones de Donald Trump en Estados Unidos, de Jair Bolsonaro en Brasil, Giorgia Meloni en Italia, Volodímir Zelenski en Ucrania) y oponerse férreamente a gobiernos de izquierda o progresistas, lanzando sus dardos más potentes contra Cuba, Venezuela, México y Brasil.
Para concretar los planes de coordinación y articulación, cuentan con entidades como la Unión Conservadora Estadounidense, la Asociación Nacional del Rifle, Human Eventets, Young America’s Foundation, la Conferencia Política de Acción Conservadora, la Fundación Internacional por la Libertad, Fundación Pensar, el Instituto Atlántico de Gobierno, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, The Heritage Foundation, Instituto Gatestone y el Atlas Network, considerado el think tanks de la extrema derecha mundial. De acuerdo con un reporte de Eulixe, a Atlas Network “se le ha relacionado con el apoyo de campañas contra políticos de izquierdas para apoyar a alternativas de derecha y de ultraderecha en una variedad de países, como México, Chile, Bolivia o Colombia, mediante el empleo de bots y cuentas falsas para la difusión de bulos y ‘fake news’”.
No sólo hay respaldos desde orgánicas políticas o de estudios. Informes de prensa indican apoyos financieros y de redes de trasnacionales como MasterCard, Phillip Morris, Telefónica, Endesa, Repsol y Exxon Mobil, junto a organismos como el Centro de la Empresa Privada y Harris Media. Con donaciones se alimentan fundaciones, centros de estudios, candidaturas legislativas y presidenciales y cientos de medios de prensa.
La articulación incluye soportes mutuos en torno de publicaciones, seminarios, escuelas de formación y educación, equipos comunicacionales y de estrategia de difusión, apoyos a campañas electorales, desarrollo de universidades y trabajo hacia la prensa local y regional.
En entrevista con Proceso, el comunicador Julián Macías, indicó que los organismos internacionales de la extrema derecha buscan “influir en gobiernos, grandes empresas y fondos de inversión alrededor del orbe”. Indicó que grupos poderosos como el Atlas Network, están “detrás de estrategias de comunicación de campañas electorales de candidatos ultraconservadores en Latinoamérica y otras regiones, participan en campañas negras y mensajes de odio contra los adversarios, echando mano de trols anónimos, granjas de bots y el uso de cuentas falsas…”.
En entrevista con Pie de Página, la filósofa Diana Fuentes, expresó que en estas fuerzas hay “una convicción profunda que la democracia es un peligro, y que es un peligro porque es la agenda progresista. Ahí está la clave. En realidad, cuando observas quiénes son los convocados, te das cuenta que eso es lo que tienen en común: un espíritu profundamente antidemocrático, porque ven en la democracia una amenaza a los valores tradicionales, entre los cuales estarían los registros más tradicionales del conservadurismo: defensa de la familia, rechazo al aborto, a que las mujeres decidamos sobre nuestra maternidad, a la agenda LGBT. Incluso algunos llegan a decir que hay un remplazo del mundo religioso por la ciencia”.
Los liderazgos de la extrema derecha y la derecha están ubicados en los exmandatarios Donald Trump, Jair Bolsonaro, Mauricio Macri, Viktor Orbán, Felipe Calderón, José María Aznar, Lech Walesa, Álvaro Uribe y Sebastián Piñera; en intelectuales y académicos como Marios Vargas Llosa, Enrique Krauze (revista Letras Libres), Carmen Iglesias (Real Academia de Historia de España); empresarios como el magnate venezolano Gustavo Cisneros, Antonio Brufau, presidente de Repsol, el multimillonario estadounidense Robert Mercer, el empresario canadiense de medios, Ezra Levant; personeros políticos como Santiago Abascal (Vox de España), José Antonio Kast (Partido Republicano de Chile), Sergio Moro (ex ministro de Justicia de Bolsonaro), Marine Le Pen (Frente Nacional de Francia), Giorgia Meloni (Primera Ministra de Italia), Volodímir Zelenski (presidente de Ucrania), Alexander Gauland y Alice Weidel (de la ultraderecha alemana).
Una red internacional sólida y articulada que busca incidir de manera determinante en los procesos políticos y sociales internos, con una dimensión mundial donde se va reforzando la coordinación entre organizaciones, fundaciones, personeros políticos, ex mandatarios, intelectuales y académicos