Juan Antonio Coloma, del grupo duro de la UDI llamados “los coroneles”, entusiasta participante del encuentro del Cerro Chacarillas en respaldo a Pinochet, designado jefe del Frente Juvenil de la dictadura civil-militar, integrante del equipo que redactó la Constitución de 1980, constante en su actitud de omisión ante las violaciones a los derechos humanos. Hay un diseño para presentarlo hoy como dialogante y buen legislador, existiendo dudas de cómo, al ser un reivindicador del derrocamiento del Presidente Allende, asumirá el escenario de los 50 años del golpe de Estado.
Equipo “El Siglo”. Valparaíso. 18/03/2023. Juan Antonio Coloma Correa, de 67 años, fue designado por la dictadura civil-militar, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) en 1977, siendo estudiante de derecho y entusiasta seguidor del dictador Augusto Pinochet. Ese mismo año participó en el encuentro del Cerro Chacarillas, para celebrar el “día de la juventud” y entregar un apoyo resuelto a Pinochet. En 1980, el alto mando militar lo puso como presidente del Frente Juvenil de Unidad Nacional (FJUN), la entidad gremial creada por los militares y civiles de extrema derecha para el frente juvenil que cumplió una tarea política y también vinculada a actividades represivas y de espionaje contra jóvenes opositores al régimen militar. Fue parte del grupo fundador del partido que tuvo como objetivo darle continuidad a las tesis de la dictadura y buscar espacio en la institucionalidad abierta con el inicio de la transición democrática, la Unión Demócrata Independiente (UDI) y pasó a conformar el grupo más duro y ultraderechista de la colectividad, denominado “los coroneles”. La Junta Militar le dio trabajo en el Consejo de Estado y formó parte del equipo que redactó la Constitución de 1980, implantada por medio de un plebiscito fraudulento donde ni siquiera existía registro electoral ciudadano.
En los años noventa fue electo diputado y fue secretario general, vicepresidente y presidente de la UDI, lugares desde los cuales siempre hizo caso omiso de las acusaciones de violaciones a los derechos humanos del régimen dictatorial, defendió “la obra del gobierno militar”, reivindicó su actividad como dirigente universitario designado, y en privado es un hombre que se mueve en el círculo de empresarios agrícolas y ganaderos y de la “familia militar”.
Los acuerdos políticos tomados a finales de la dictadura entre militares, ministros civiles y personeros de la ex Concertación, le permitieron a Coloma seguir con su carrera política y darle continuidad a sus propósitos adoptados desde que era estudiante de derecho en la Universidad Católica.
Ahora, los mecanismos de acuerdos políticos que prevalecen en el Senado entre partidos políticos en la lógica de cuoteos y repartición de cargos, le permitieron ocupar desde este mes el cargo de presidente del Senado, sellando su trayectoria desde dirigente estudiantil y funcionario de la dictadura civil-militar, hasta la de político en democracia.
También es un notorio ejemplo de que entre los legisladores siguen activos viejos políticos ligados a los peores momentos de la historia del país. En el acuerdo tomado entre las distintas fuerzas que componen el Senado, se selló que para este período del 2023, la UDI tenga la presidencia de la Cámara Alta. El nombre escogido fue Coloma.
Este senador del grupo ultraconservador y pro-pinochetista, con todo su currículo político como simpatizante y activo funcionario del régimen militar, defensor de la asonada militar de 1973 que derrocó al Presidente Salvador Allende, tendrá un papel protagónico como presidente del Senado en todo el marco de conmemoración de los 50 años del golpe de Estado.
Cómo enfrentar esta etapa
Coloma se considera un discípulo y seguidor del exsenador y abogado de extrema derecha, Jaime Guzmán, considerado ideólogo de la dictadura. Es un acérrimo anticomunista y opositor duro de los gobiernos socialdemócratas y progresistas. Pertenece a “los coroneles” y los sectores más duros y conservadores de la UDI, siendo muy cercano a Jovino Novoa, Pablo Longueira, Andrés Chadwick, entre otros, y en los últimos 20 años cumplió roles de formación de nuevas generaciones de militantes, dirigentes y legisladores de la UDI, en una línea desarrollada por esa colectividad.
Como redactor y defensor de la Constitución pinochetista, siempre se opuso a transitar hacia un nuevo texto constitucional y, cuando mucho, aceptó ideas como las levantadas por Longueira de acordar ciertas modificaciones pactando con el ala socialdemócrata y liberal de la ex Concertación. Frente al estallido social de 2029, Juan Antonio Coloma fue parte del núcleo duro de la UDI que apostó por endurecer la represión, no permitir flaquezas al Gobierno de Sebastián Piñera y apuntar que se trataba de una revuelta de desalmados, violentistas y extremistas. Dentro de la UDI sostuvo que había que defender la Constitución. Luego se vio forzado a ser parte de ciertos acuerdos políticos y algunos medios de prensa afines a la derecha lo quieren presentar ahora como “un negociador”, “un político hábil” y un hombre capaz de conversar con el actual Gobierno.
En esa línea, se sostiene en los pasillos legislativos que se intentará hacer “un blanqueado de imagen” de Coloma y a ello se dedicará su equipo más cercano. Evitar conectarlo con sus actividades en los tiempos de dictadura, sacarlo del grupo de “los coroneles” estableciendo aquello como algo del pasado, no comprometerlo en temas ligados de los derechos humanos, y situarlo en la actualidad como un senador dialogante preocupado de los temas actuales “y no del pasado”. De hecho, partió incentivando un fast track legislativo en materia de seguridad pública y combate a la delincuencia, sintonizando con el Gobierno.
Sin embargo, nada se puede saber todavía de cómo se manejará Coloma cuando se intensifiquen las actividades y debates en torno del golpe de Estado de 1973, lo que seguramente involucrará el escenario del Senado que hoy él preside.