8M. Todos los derechos, todas las luchas, todas las mujeres

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Es importante reivindicar que han sido las movilizaciones y los movimientos de mujeres y feministas quienes corrieron el cerco en cada período para consagrar avances y para instalar el horizonte de igualdad que debemos alcanzar como sociedad y como país.

Claudia Pascual Grau (*). Santiago. 8/3/2023. En el día internacional de las mujeres, conmemoramos todas nuestras luchas, nuestras conquistas y reivindicamos las demandas y los derechos que nos faltan consagrar.

El avance de la conciencia de género, de la lucha feminista y de las condiciones de vida de las mujeres es innegable. Nadie podría decir “no se ha hecho nada” o que seguimos igual que hace 100, 70, 40 o 20 años atrás. 

Las mujeres hemos logrado el derecho a la educación, a trabajar remuneradamente fuera del hogar, a elegir y ser elegidas, a estar en todos los ámbitos de la sociedad. 

Sin embargo, estos derechos y participaciones no se han dado con la velocidad que se necesita para tener participaciones y representaciones más equitativas y paritarias, aún tenemos brechas de género que son vergonzosas. La corresponsabilidad en tareas y trabajo de cuidados, trabajo doméstico, las representantes en el Parlamento, directorios de empresas, consejo de rectores, la tasa de participación laboral con un 25% de diferencia en desmedro de las mujeres, son solo algunas de las brechas existentes. Las condiciones de desigualdad y discriminación legal aún persisten como son la expresada en el régimen de sociedad conyugal. 

Si a lo anterior sumamos las violencias de género que seguimos viviendo niñas, adolescentes, mujeres y personas sexogenéricas diversas, es indudable e indesmentible que debemos seguir luchando hasta conquistar todos nuestros derechos y terminar con todas las discriminaciones y desigualdades.

Por eso avances tan reivindicados para las mujeres en nuestro país son la creación las leyes que generan conciencia y tipifican la violencia de género, las que reconocen el trabajo doméstico y de cuidados, la institucionalidad del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, el derecho a decidir en materia de aborto en 3 causales, el reconocimiento de la violencia económica que es el no pago de pensiones de alimentos, entre otras.

Es importante reivindicar que han sido las movilizaciones y los movimientos de mujeres y feministas quienes corrieron el cerco en cada período para consagrar estos avances y para instalar el horizonte de igualdad que debemos alcanzar como sociedad y como país. También debemos reivindicar la importancia que tiene el que fuerzas políticas y los gobiernos asuman estas demandas para su concreción y traducción en políticas públicas y legislaciones. Así, lo obrado por el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda en educación, por Frei Montalva en salud y promoción de la organización popular, por Salvador Allende con reforma agraria, política habitacional, jardines infantiles, casinos populares, pre y postnatal, por Michelle Bachelet con pilar solidario de pensiones, casas de acogida contra violencia de género, financiamiento de enfermedades de alto costo, licencias para cuidar a hijos e hijas con enfermedades de larga recuperación o terminales, interrupción de embarazo por 3 causales, vacunación contra el virus papiloma humano, criterio de paridad de género en elecciones parlamentarias, o en este  Gobierno del Presidente Boric que promulga la ley para el pago efectivo de pensiones de alimentos, que crea un registro nacional de cuidadoras y cuidadores, sumado a los proyectos de ley que están en tramitación como el de 40 horas de jornada laboral semanal o  reforma pensiones, dan cuenta que el compromiso los gobiernos puede acelerar el establecimiento de derechos y disminución de brechas de desigualdad. 

Por eso no es menor que los gobiernos se manifiesten abiertamente en post de la igualdad de género o incluso feministas, porque no es una marca para relucir sino una estaca en el horizonte donde llegar, una dirección comprometida de sus acciones.

Generará contradicciones, por cierto, el Estado no es feminista, ni los partidos ni la política tampoco (por más avances en esa dirección que exista), pero ello no puede inhibir abrazar las causas de la igualdad y equidad de género, las causas del feminismo. Tampoco puede pretender reemplazar los movimientos de mujeres y feministas.

Este 8M también se conmemoran 50 años del Golpe de Estado, y las mujeres y feministas no solo condenamos el quiebre y la herida profunda que se le provocó a la democracia, sino que seguimos condenando las violaciones a los derechos humanos y seguimos exigiendo verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

Recordamos a las mujeres víctimas de la represión, a las mujeres que fueron las primeras en organizarse en la búsqueda de sus familiares, las que se organizaron para la sobrevivencia económica, las que se levantaron a pesar del miedo y se movilizaban todos los 8 de marzo dando inicio a las jornadas de protestas contra la dictadura cada año, las que demandaron democracia en el país y en la casa, las que incansablemente siguen exigiendo justicia y no a la impunidad en democracia y volvieron a ver el horror de las violaciones masivas y sistemáticas en el gobierno de Piñera contra el estallido social.

Por toda esta diversidad mujeres, por todas las luchas y derechos, seguimos luchando y marchando cada 8 de marzo en el día internacional de las mujeres.

(*)Claudia Pascual Grau es antropóloga social, actualmente es senadora, fue la primera ministra de la Mujer y Equidad de Género, exconcejala en la Municipalidad de Santiago, dirigenta del Partido Comunista de Chile.