Determinar a los verdaderos financistas del flagelo del narcotráfico en Chile y a los responsables directos o indirectos de los incendios forestales debería ser una tarea de primer orden para el periodismo nacional.
José Luis Córdova. Periodista. 13/02/2023. ¡Qué duda cabe que el alcalde de La Florida Rodolfo Carter es un “rostro” de la televisión chilena! Además, suena como pre candidato presidencial de la derecha. Mientras la ciudadanía y el gobierno buscan fórmulas para enfrentar al crimen organizado y el narcotráfico, el alcalde Carter busca cimentar su popularidad y “eficacia” con show mediáticos en los matinales de la televisión.
No puede interpretarse de otra manera la convocatoria a la prensa y todos los medios a una población floridana donde, presuntamente la fiscalía habría ubicado una casa como propiedad de la banda de los Macacos, cuyo líder está encarcelado y su pareja sería la dueña del inmueble, sindicado como “caleta”, aunque la familia arrendataria tiene un emprendimiento particular de eventos infantiles.
Una de las herramientas con que cuenta el Estado para reducir las actividades delictuales es, efectivamente, dar certeros golpes en el patrimonio de asociaciones ilícitas, las cuentas bancarias y el financiamiento de ciertos negocios para blanquear capitales, pero ello debe provenir de tribunales de justicia y no de un edil, por muy popular y exitoso que sea. La investigación ya está en manos de quien corresponde y los medios de comunicación deberían abocarse a indagar seriamente el trasfondo de esta determinación de demoler una casa y desalojar a sus ocupantes, cuestión bastante compleja de realizar entre propietarios y arrendatarios normales, es decir, sin complicaciones contractuales.
Una vez más, nuestra televisión se “va por las ramas”, muestra la espectacularidad de la demolición de la parte no regulada o autorizada de una vivienda -con la lamentable carencia de casas-habitación que hay en el país- sin ir al fondo del asunto ni a sus consecuencias. ¿Qué pasó con la familia moradora? Este acceso reduccionista para informar sobre los hechos se ha convertido en un prototipo habitual de noticias.
Sin ir más lejos, se habla de la intencionalidad y/o voluntariedad de la dramática ola de incendios en tres regiones del centro sur del país, pero no se indaga, por ejemplo, la responsabilidad que en estos siniestros pueda corresponder a las empresas de distribución de energía, que mantienen desgastados cables transmisores entre árboles y arbustos de la zona, con evidentes peligros de surgimiento del fuego, así como de las industrias forestales que mantienen plantaciones de pinos y eucaliptus -de rápida explotación- sin considerar la falta de recursos hídricos ni menos la presencia de etnias originarias en estos territorios, sin siquiera respetar los usos de suelos determinados por las autoridades. Al respecto, recordar que mayormente no se trata de incendios de bosques nativos, sino de meras plantaciones en sitios ancestrales
Apenas el presidente Gabriel Boric insinuó una conversación pendiente sobre estos temas, la poderosa Corporación de la Madera salió a la ofensiva, exculpandose sin argumento alguno y cerrando el paso al diálogo. Claro, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) y las empresas Celulosa Arauco, Mininco, así como la CGE, Enel y Chilegener ni siquiera accedieron a entrevistas de sus autoridades a petición de periodistas.
La honorable decisión de la familia Luksic de poner a disposición de la lucha contra los incendios un poderoso aero tanque desde luego que contribuye a una causa justa, pero las familias Angelini y Matte no parecen tener la misma actitud pese a que también son propietarias de gran parte de los terrenos siniestrados. No sería extraño que amenazaran con suspender su onerosa publicidad en la TV y otros medios, en el caso de verse siquiera mencionados y/o indirectamente involucrados.
La instrucción de los editores para los periodistas en la TV fue clara: no insistir y dejar ese tema por “complejo y contradictorio”. ¿No es precisamente ése el rol del periodismo? Buscar las causas, determinar responsabilidades y no quedarse con los resultados o consecuencias de algunos hechos que alcanzan notoriedad pública. La investigación debe superar al espectáculo para permitir el acceso a la verdad sin remilgos.
Determinar a los verdaderos financistas del flagelo del narcotráfico en Chile y a los responsables directos o indirectos de los incendios forestales debería ser una tarea de primer orden para el periodismo nacional, aunque naturalmente no será ni de cerca una solución para estos terribles males que asolan nuestra sociedad que deben ser encarados por el Estado en su conjunto. Cuando ello ocurra, nos enfrentaremos a mayúsculas sorpresas. ¿Las ramas nos dejarán ver el bosque?