Es el mejor desmentido a esta imagen perversa atribuida a los comunistas. Difícil encontrar un espacio más cargado de respeto y fraternidad, a diferencia de los alienantes espectáculos artísticos masivos, habituales hoy en Chile y el resto del mundo.
Miguel Lawner (*). Santiago. 20/01/2023. “Me has dado la fraternidad hacia el que no conozco.
Me has agregado la fuerza de todos los que viven.
Me has vuelto a dar la Patria como en un nacimiento.
Me has dado la libertad que no tiene el solitario.
Me enseñaste a encender la bondad, como el fuego.
Me diste la rectitud que necesita el árbol.
Me enseñaste a ver la unidad y la diferencia de los hombres”. ([1])
Concurrimos a la Fiesta de los Abrazos, tradicional encuentro promovido por el Partido Comunista de Chile, que tiene lugar en el Parque O’Higgins a comienzos de enero y que, por causa de la pandemia, fue suspendida durante los últimos tres años.
La Fiesta es un evento impactante, multitudinario, ameno, muy bien organizado, con muchos eventos políticos, artísticos y culturales, debatiendo los desafíos actuales en todo campo de actividades, tanto en Chile como en el mundo, con una amplia presencia de personalidades de la izquierda chilena, además de representantes fraternales de partidos políticos amigos de América Latina.
Algunas carpas acogen lanzamiento de libros, otras debates políticos o lugares de esparcimiento, gastronomía, baile, exposición y venta de artesanía y simples espacios de encuentro y amistad con los compañeros de ayer y de hoy.
Abnegados compañeros de la Jota, cumplen múltiples tareas de control y seguridad, atendiendo las mesas de los restaurantes o solícitos para orientar a la marea de visitantes a esta fiesta tradicional.
Hoy vivimos horas cargadas de anticomunismo en Chile y también en el resto del mundo. Crecen doctrinas y organizaciones claramente neonazis, reivindicando valores proscritos por la comunidad internacional tras los horrendos crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.
La Fiesta de los Abrazos es el mejor desmentido a esta imagen perversa atribuida a los comunistas. Difícil encontrar un espacio más cargado de respeto y fraternidad, a diferencia de los alienantes espectáculos artísticos masivos, habituales hoy en Chile y el resto del mundo.
Durante el evento actuaron grupos musicales y canta autores como La Moral Distraída, Orquesta Huambaly, los Hermanos Montoya, Carmen Prieto, la Sonora Rommy Rey, Luis Le-Bert, Juan Ayala, Kala Marka, Los Jacha’s, y otros. Se trata de artistas comprometidos. Su obra se identifica con nuestras luchas sociales y políticas. Nadie comete desbordes en el escenario y lo mismo ocurre con los espectadores.
Personalmente, la asistencia a la Fiesta de los Abrazos, significó además, el reencuentro con tantos camaradas de ayer y de hoy, compartiendo mi larga trayectoria en las luchas sociales y también en conocimiento de las columnas que escribo habitualmente. Llegué al recinto y me era difícil avanzar, por tantos compañeros y compañeras que salían al paso para saludarme.
En este sentido, quiero subrayar un caso muy especial. Se aproximó un joven alto, cuarentón, que resultó ser hijo de un compañero de exilio: Manuel Inostroza, yesero de profesión. No lo había visto desde que regresamos desde
Dinamarca en 1984. Estaba muy conmovido y me advirtió que iría en busca de una de sus hermanas, quién estaba atendiendo un stand. Llegó ella y se me colgó del cuello sollozando. Costó un triunfo calmarla. ¿Qué causas podían originar semejante reacción?
Ocurre que, en Dinamarca, la familia Inostroza vivía en Albertslund, la misma comuna donde residíamos nosotros y nuestros nietos jugaban habitualmente con ellos y otros niños también hijos de exiliados chilenos, todos ellos matrimonios en torno a los treinta años de edad. Los niños se preguntaban porqué nuestros nietos tenían abuelos y ellos no. Finalmente mi esposa Anita, optó por manifestarles un día, que nosotros éramos abuelos de todos ellos, respuesta que los dejó bastante satisfechos.
Es la explicación que me doy, para entender la conmovedora reacción de esta joven compañera del exilio.
En fin. Resulta admirable constatar que el Partido Comunista de Chile conserva el sello cultural y solidario, marcado por nuestro fundador Luis Emilio Recabaren hace ya más de cien años.
Somos un Partido orgulloso de nuestro pasado, que ilumina nuestro presente. Las fotos de nuestros compañeros detenidos desaparecidos nos rodeaban por doquier. Nadie está olvidado y los tendremos más presente que nunca este año, cuando recordamos los 50 años del artero golpe cívico militar de 1973.
Asistir ayer a la Fiesta de los Abrazos en el Parque O’Higgins, fue un verdadero baño de optimismo y de futuro, saliendo al paso a las imágenes tan distorsionadas que construyen los medios de comunicación masivos en nuestro país. Naturalmente, como cabía esperarlo, ningún Canal de la TV dio cabida a esta sana fiesta de la solidaridad y la fraternidad.
No importa, como dijo nuestro ilustre camarada Pablo Neruda en su Oda al Hombre Sencillo: ganaremos, ganaremos nosotros, los más sencillos, ganaremos, aunque tú no lo creas, ganaremos.
(*)Miguel Lawner, arquitecto chileno, Premio Nacional de Arquitectura 2019, director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) durante el Gobierno de Salvador Allende.
[1] Pablo Neruda. Fragmento del poema A mi Partido. Canto General. 1950.