Televisión Nacional tampoco escapa a esta “norma” que ha profundizado la desconfianza de los televidentes con lo que se muestra y repite hasta el cansancio en cámara, aparte de que se recurre permanentemente a imágenes de archivo, generalmente las más brutales, muchas veces de ocasiones anteriores en distintas circunstancias.
José Luis Córdova. Periodista. 25/10/2022. La coalición de Gobierno que siguió al desplazamiento de Pinochet, la Concertación, pretendió iniciar un proceso de “transición” pero mantuvo incólume el modelo económico, el sistema político, las ambigüedades e irregularidades que permitieron la corrupción, los abusos y la profundización de la desigualdad en el país.
Los medios de comunicación fueron ahogados con la negativa a suministrarles publicidad estatal y así desaparecieron diarios y revistas como La Época, Fortín Mapocho, Análisis, Cauce, Apsi y también el diario La Nacion, el único definido jurídicamente como “público”.
El Canal Nacional enfrentó como cualquier otra empresa los nuevos tiempos, que no se diferenciaron demasiado de la época anterior en materia de financiamiento y TVN debió jugar en complejas condiciones frente a la competencia de canales privados como Mega y la paulatina entrega de Canal 13 y CHV a poderosos consorcios nacionales e internacionales (Luksic, Falabella, Warner).
Así las cosas, ya en el año 2022 -estallido social mediante- el único medio televisivo “público” sobrevive a duras penas y en el período estival que se avecina enfrenta una colosal competencia desleal. Varios de sus “rostros” han emigrado a canales mejor perspectivados sin que las autoridades designadas por gobiernos anteriores (y también por el actual) planifiquen estrategias o tomen medidas tendientes a mantener el Canal a flote.
Es cierto que en general los periodistas que cubren informaciones en las calles, en manifestaciones y reporteando distintos acontecimientos son recibidos con recelos y hasta prejuicios por gente común y corriente que desconfía de los puntos de vista manifestados desde los estudios por los “rostros” sin concordancia con lo que realmente sucede en las calles.
Los “reporteros” transmiten, por ejemplo, en las manifestaciones de protesta pacíficas, desde muy lejos, tras los efectivos policiales y, sospechosamente, llegan donde hay disturbios, saqueos y otros delitos antes que los carabineros, mientras los animadores en estudio muestran ansiedad por encontrar violencia y destrozos, minimizando las acciones pacíficas de malestar ciudadano.
TVN tampoco escapa a esta “norma” que ha profundizado la desconfianza de los televidentes con lo que se muestra y repite hasta el cansancio en cámara, aparte de que se recurre permanentemente a imágenes de archivo, generalmente las más brutales, muchas veces de ocasiones anteriores en distintas circunstancias. El lumpen desatado y los vándalos que nunca faltan parecen ser los verdaderos protagonistas de las noticias mientras las “fuerzas de orden” brillan por su ausencia.
Aunque el Canal Nacional cubre todo el territorio se limita a exhibir imágenes de los desórdenes más violentos en algunas ciudades y muy poco de las manifestaciones en paz que se desarrollan generalmente en todo el país.
En materia de programas “políticos” es notable el anticomunismo generalizado. Todos los conductores y panelistas invitados se solazan profiriendo juicios destemplados, injurias y calumnias contra uno de los partidos más antiguos de nuestro país, que nunca ha participado en asonadas ni golpes de Estado, que ha dado cuenta de su defensa inclaudicable de la democracia con miles de militantes que han dado su vida por ella. Además, aunque se debate sobre y contra sus posiciones, rara vez invitan a representantes de esta colectividad a estos espacios “políticos” y parece preferible referirse al PC en su ausencia. La alianza de izquierda Apruebo Dignidad es representada casi exclusivamente por personeros del Frente Amplio
En este sentido, es vergonzoso el actuar de TVN que -repetimos- es un canal público que debe acoger a todos los pensamientos políticos -de Gobierno y oposición- sin hacer más distingos que las ideas fascistas, negacionistas, xenófobas, homofóbicas, contrarias a los derechos humanos y la defensa del medioambiente aunque algunas de estas expresiones aparecen más habitualmente en cámara que el pensamiento y acción de los comunistas. Lo “público” no aparece siquiera en cámara ni menos en comentarios.