REPORTAJE. La densidad o no de la derrota del Apruebo

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Voces en torno de lo que fue el resultado del pasado plebiscito que dejó en el camino el nuevo texto constitucional. Advertencia de que asumir que “aquí no ha pasado nada”, sería un “profundo error”. “El triunfo del Rechazo es una derrota electoral, pero no es una derrota estratégica”, aseveró Guillermo Teillier, mientras la ministra Ana Lya Uriarte apuntó que “lo que ocurrió el 4 de septiembre es de una densidad política imposible de soslayar”. El Presidente Gabriel Boric anotó que una “de las primeras lecciones que tuvimos fue que no puedes ir más rápido que tu gente”. Los cuatro factores de la realidad del país que gravitaron en el resultado. Sobre la labor de la Convención, Álvaro Elizalde opinó que “prevaleció una lógica de encapsulamiento, con fuerte desconexión con lo que acontecía afuera en la sociedad chilena” y Patricia Politzer sostuvo que algunos de los errores fueron “haber excluido por completo a la derecha” y no dimensionar “el enojo y temor de muchos a ver desdibujada la chilenidad”. Valentina Miranda precisó que “siempre estaba en la tele la cuña que le habían sacado a los locos de la derecha, donde lo único que hacían era mentir. Pero los puntos de nosotros explicando lo que ocurría o lo que se votaba, no salían”. La incidencia del voto obligatorio, las fake news y otros elementos que estuvieron en el proceso que ya pasó.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 10/10/2022. Advirtiendo sobre lo que no debe ocurrir al analizar la derrota del Apruebo en el pasado plebiscito del 4 de septiembre, hubo una coincidencia -seguramente no acordada- en la “cuña” que dieron por separado el sociólogo Carlos Ruíz y el senador Álvaro Elizalde: “Pasar del ‘no lo vimos venir’ a un ‘aquí no ha pasado nada’”.

Elizalde expresó que sería “un profundo error” quedarse en que no pasó nada, y Ruíz anotó que debe asumirse una reflexión “porque los dilemas ligados a la crisis social están absolutamente abiertos”.

La apreciación de ambos tiene que ver en cómo, al final del día, las fuerzas políticas que respaldaron la opción del Apruebo encaran el revés.

La periodista Patricia Politzer, ex convencional, en un artículo que escribió a un mes del plebiscito, expresó que “las razones de la derrota rotunda, la descalificación a los convencionales y las ideas para el futuro constitucional son tan amplias como el número de analistas. Serán años de estudio y surgirán múltiples teorías sobre lo ocurrido”.

En todo caso, las declaraciones y artículos de las últimas semanas apuntan a que en el área del Apruebo, nadie desconoce que el impacto fue tremendo. Aunque hubo matices respecto a la intensidad.

En una primera aproximación, el presidente del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier, sostuvo que “el triunfo del Rechazo es una derrota electoral, con visos de derrota política, pero no es una derrota estratégica”.

El dirigente de Chile Mejor sin TLC, Esteban Silva, declaró que se sufrió “una derrota electoral importante, pero no es una derrota política”.

En tanto, la ministra de la Secretaría General de la Presidencia, Ana Lya Uriarte, dijo en entrevista con El Mercurio que “lo que ocurrió el 4 de septiembre es de una densidad política imposible de soslayar ni evaluar con simplicidad o reduccionismo” y enfatizó que la derrota del Apruebo fue “de magnitud”.

Para el historiador de la Universidad Diego Portales, Cristian Pérez, lo ocurrido el 4 de septiembre fue “la derrota más dura que ha tenido la izquierda chilena” en su historia reciente.

Paulina Vodanovic, presidenta del Partido Socialista (PS), expresó que “sufrimos una derrota de proporciones y debemos sacar lecciones de ello, porque si no lo hacemos, esta puede profundizarse y conducir a nuevas derrotas”.

En medio de todo, hubo declaraciones que sorprendieron, como la del Presidente Gabriel Boric, cuando en entrevista a la cadena televisiva estadounidense CNN, manifestó que “una de las primeras lecciones que tuvimos el 4 de septiembre fue que no puedes ir más rápido que tu gente, tenemos que ir un poco más lento”.

Sorprendió, porque en teoría, lo que hizo la Convención Constitucional fue redactar un texto constitucional que dada cuenta de las demandas ciudadanas, expresadas sobre todo en el marco de la revuelta social de 2019. Sin embargo, de acuerdo con el mandatario, un factor en la derrota sería que el texto fue mucho más allá de lo que la gente quería o esperaba.

 

Los factores de contexto

Todas las reflexiones y análisis apuntan a que existió una multiplicidad de factores que rodearon el plebiscito, hasta las expresiones que salieron desde los partidos de derecha y gremios empresariales, de reivindicar para ellos el 61% de votos a favor del Rechazo a una nueva Constitución.

Desde el ámbito del Apruebo se insistió en que fue determinante “la millonaria campaña de fake news en rede sociales que hicieron los del Rechazo”, el papel de los medios de prensa de gran alcance “en manos de la derecha” para boicotear el nuevo texto constitucional, la campaña solapada de las AFP diciendo implícitamente que la gente perdería su plata previsional, las acciones “de desprestigio y desacreditación de la Convención”, y el hecho de que “la campaña del Rechazo se haya iniciado desde el mismo día que empezó el trabajo de la Convención”.

Los elementos de la situación del país que rodearon el proceso constituyente también fueron mencionados en diversos comentarios. Se apuntó, sobre todo, a cuatro factores del contexto nacional que habrían influido en la ciudadanía para que estuviera “molesta”, “enojada”, “con rabia” y votara mayoritariamente Rechazo.

El evidente alza del costo de la vida con una inflación galopante que llegó a los dos dígitos, expresada sobre todo en que los alimentos están más caros; una realidad y percepción de gravedad por la delincuencia y crímenes de alta connotación social, en una especie de espiral no controlable; la violencia y tensión en La Araucanía, sin solución aparente; los sucesos en torno de la migración ilegal, sobre todo la realidad evidenciada en la zona norte del país.

El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, sostuvo en el programa “Sin Maquillaje”, que “ganó el rechazo a la delincuencia, ganó el rechazo a la violencia, a la situación económica, a la gestión gubernamental y a los problemas que, paradójicamente, se han ido incubando bajo la Constitución que queríamos dejar atrás”.

Muchas de las reflexiones por la derrota del Apruebo pasaron por otro factor, al parecer crucial: el voto obligatorio, traducido en que sufragaron alrededor de 5 millones de personas que no habían participado en comicios anteriores. Ahí habría radicado un porcentaje importante de sufragios para el Rechazo.

Se dijo repetidamente que no se comprendió y “no se trabajó bien” ese sector de millones de electores que se sumarían a los comicios con el voto obligatorio. Un dirigente del conglomerado Apruebo Dignidad se hizo la pregunta: “¿Si sabíamos desde el año pasado que el voto sería obligatorio, por qué no apuntamos a esos sectores que eran identificables?, ¿por qué no hicimos el estudio de esa masa electoral que se integraría a votar? Tuvimos la tendencia y la tentación de quedarnos en ciertos nichos”.

Camila Miranda, presidenta de la Fundación Nodo XXI, entrevistada en ElSiglo.cl, planteó que “es distinto que haya un proceso con voto voluntario que con voto obligatorio, y creo que es una de las razones de encierro y de las distancias que se produjeron en la Convención, de estar escribiendo perdiendo un poco de vista que la validación iba a ser con voto obligatorio y, por tanto, ese Chile que por muchos años hemos dicho que no sabemos por qué se abstiene, se iba a expresar en esta votación”.

También apuntó hacia factores como el alza del costo de la vida y “…el ánimo de la gente, el estado anímico permanente. Efectivamente, cuando te cuesta llegar a fin de mes con tu sueldo, la disposición a discusiones que tienen que ver más con el futuro, a veces quedan fuera del foco”.

La labor de los medios de prensa conservadores, hegemónicos en el país, sin contrapesos en el alcance nacional, así como el trabajo del Rechazo en RRSS, fue señalado como otro factor muy gravitante en la derrota del Apruebo. Pablo Iglesias, de Podemos de España y que participa activamente en el tema de los medios de comunicación, colocó en Twitter que “la clave de que la mayoría chilena haya cambiado no se debe a que la Constitución que se votaba fuera demasiado ‘de izquierdas’, sino a la acción sostenida en el tiempo de los principales actores ideológicos: los poderes mediáticos”.

Un dirigente de izquierda planteó que “una vez más se evidenció el descuido y la irresponsabilidad de la ex Concertación y también del mundo de la izquierda en cuanto a no cuidar y no desarrollar prensa propia, medios propios…”

En este marco, se llegó a decir también que incidieron negativamente situaciones como “negar” a la gente el quinto retiro desde los fondos de las AFP, la ausencia de entrega de más bonos por parte del Gobierno y no mostrar un resuelto “combate a la delincuencia”.

En declaraciones al diario La Segunda, el historiador Gabriel Salazar manifestó como elementos a considerar que “lo que se produjo fue una ignorancia relativa, producto del desinterés político y de la desinformación” y añadió que “a quienes no les interesaba el proceso y que tampoco se informaron detalladamente sobre lo que se estaba discutiendo, votaron por el Rechazo”.

El escritor y ex convencional, Jorge Baradit, en entrevista en ElSiglo.cl, apuntó a que “acusar exclusivamente a la Convención (de la derrota) es fabricar un chivo expiatorio muy conveniente para todos, pero poco útil al momento de hacer un análisis serio. Acá hay responsabilidad también de las autoridades que comenzaron a hablar de la tercera vía, de una nueva Convención y nuevas rutas antes de votar siquiera, diciéndole a la gente que le salía gratis rechazar si no le parecía del todo bien el texto”.

 

No era un texto “aberrante”, “no era un bodrio”

Como era de esperar, a la hora de analizar el fracaso del Apruebo, hubo dardos contra la Convención Constitucional, desde el actuar de convencionales (integrantes que se fueron contra los emblemas patrios, uno que votó desde la ducha, otro que confesó haber mentido respecto a que tenía cáncer), hasta las definiciones de los contenidos en la redacción de la nueva Constitución.

De inicio, Camila Miranda, apuntó en la entrevista de ElSiglo.cl, a que “la Convención pasó a ser vista por la ciudadanía como otra institución más, devino para la ciudadanía como una elite más que no se podía poner de acuerdo como las demás, aunque llegó a proponernos una nueva Constitución”.

Hay quienes afirmaron que “la Convención pasó a mirarse como se mira al Congreso, que es una de las instituciones con menos prestigio entre la gente”.

Claro que desde espacios del progresismo y la izquierda se señaló que desde que comenzó sus trabajos, la Convención estuvo sometida a un ataque constante de la derecha y de los medios de comunicación, y que tuvo que enfrentar situaciones como que el Gobierno de Sebastián Piñera (período en que comenzaron las labores) no proporcionó los recursos ni la infraestructura necesaria.

En muchas reflexiones y declaraciones, se apuntó a que elementos como la plurinacionalidad, eliminar el Senado, afectar símbolos de chilenidad, dar espacio a derechos sexuales y reproductivos de las mujeres (dentro de eso, la posibilidad de tener derecho a un aborto seguro y legal), influyó en algunas capas de la población, junto a las campañas que hablaron de que serían “expropiadas” las propiedades (“la segunda casa”) y los dineros de los fondos de pensiones. Y que eso no fue percibido en la labor de la Convención. “Fue también un rechazo a todos los que decían que el Estado debía ser el único proveedor en materias de salud, que se eliminaban los colegios particulares subvencionados”, agregó para la polémica el diputado Jorge Alessandri, de la Unión Demócrata Independiente (UDI).

El senador Álvaro Elizalde, en una entrevista a La Tercera, planteó su opinión respecto al trabajo de la instancia que redactó el nuevo texto. “Prevaleció una lógica de encapsulamiento, con una fuerte desconexión con lo que acontecía afuera en la sociedad chilena. Adicionalmente, algunos convencionales tuvieron una conducta que generó dudas respecto del texto y que le dio una connotación a las palabras, generando temor en determinados sectores de la sociedad”, sostuvo.

Sobre contenidos de la nueva Carta Magna que pudieron incidir en rechazarla, Guillermo Teillier, presidente del PC, indicó, también en La Tercera, que “no sé si fue la plurinacionalidad. Yo creo que fueron los temas relativos a (propiedad de) los fondos de pensiones y vivienda”.

En todo caso manifestó: “No voy a criticar a los ex convencionales, porque hicieron un gran trabajo, salvo los errores de algunos. Tampoco voy a decir que el texto es un texto aberrante. Es un texto muy moderno, que así ha sido calificado, y que fue incomprendido porque chocaba con el sentido común de la gente. Puede ser la idiosincrasia, el neoliberalismo y el individualismo que ha permeado” en la sociedad chilena.

Patricia Politzer, en el artículo ya citado, reivindicó la ardua labor de las y los convencionales y afirmó que la propuesta de Carta Magna que emergió de ellas y de ellos “no era un bodrio, como algunos se atrevieron a calificarlo. Son muchos los especialistas chilenos y extranjeros que lo elogiaron. Era un texto -dijeron- que se instalaba de lleno en el siglo XXI asumiendo no sólo las problemáticas históricas sino  los temas de la sociedad actual, desde la diversidad sexo genérica hasta los derechos de la naturaleza”. Pero sentenció: “A quienes nos votaron y encomendaron esta tarea, les pido nos perdonen por haber sido incapaces de elaborar una Constitución que convocara a la mayoría”.

La periodista y ex convencional avanzó en la constatación de desaciertos. Planteó que “el gran error fue desconocer la relevancia de ciertas materias fundamentales. El más importante: haber excluido por completo a la derecha. Una conducta no sólo errada sino antidemocrática”. También que “no dimensionamos el enojo y temor de muchos a ver desdibujada la chilenidad” y que “tampoco logramos confrontar adecuadamente la estrategia del Rechazo”.

Marcos Barraza, ex convencional del PC, dijo en entrevista en Radio Cooperativa, que “no tengo ninguna duda de que hubo una mayoría nacional que no le hizo sentido el texto constitucional, y habrá que pesquisar con detalle cuales son aquellas normas, contenidos o materias que claramente no generaron afecto, sensibilidad y apoyo, y habrá que despejar si hubo maximalismos en algunos contenidos o no”.

Agregó que “tengo la sensación de que uno no puede pasar por alto, y debe tener presente, las faltas de solemnidades y gustitos personales que se dieron algunos constituyentes en el proceso mismo, partiendo por el daño a la credibilidad que dio la situación de Rodrigo Rojas Vade, porque si lo miro como hito, es determinante”. Barraza enfatizó: “Si uno lo quiere ver en términos de falta de solemnidad, son varios los episodios que fueron minando la credibilidad de la Convención más allá de las responsabilidades colectivas”.

Jorge Baradit, en tanto, sostuvo que desde la Convención “hubo malas cuñas y algunos pocos convencionales cometieron errores de protocolo que espantaron al chileno promedio. Pero sería subestimar al país pensar que porque alguien votó en la ducha rechazarían un texto tan relevante. Pero sí hubo otros pasajes más graves: interrumpir el himno o sugerir que podrían cambiar la bandera son cuestiones con las que en nuestro país no se juega”.

Señaló, en la entrevista con ElSiglo.cl que “visto en retrospectiva, aprobar un paquete cerrado tan grande de cuestiones tan diversas, hace aparecer ingenua la posibilidad de éxito. La intersección de intereses en juego de todos los concurrentes, lo hace parecer imposible. Acogimos todas las voces acalladas y disidentes, pero no previmos cómo iban a coexistir en la cabeza de los chilenos. Para algunos la Constitución era muy buena, pero el tema del aborto se le volvía insostenible, por ejemplo, y rechazaban las restantes 387 artículos solo por ese. O las dudas sobre libertad de culto, sólo por aquello se rechazaba todo”.

Valentina Miranda, del Partido Comunista y la convencional más joven, hizo referencia a ciertas situaciones en un mensaje en su Instagram, como que “la mayoría de la gente no tiene idea de cuántos puntos de prensa se hacían al día en la Convención Constitucional, cuántas intervenciones diarias. Cuando llegaba a la casa siempre estaba en la tele la cuña que le habían sacado a los locos de la derecha, donde lo único que hacían era mentir. Pero los puntos de nosotros explicando lo que ocurría o lo que se votaba, no salían”.

Gabriel Salazar, en la entrevista en La Segunda, expresó en tono crítico que “cuando pudo producirse una Asamblea Constituyente, los políticos corrieron para rayarle la cancha e imponer la Convención Constitucional. No sé si (el resultado hubiera sido) mejor, pero habría sido un texto legítimo. El pueblo no habría podido votar contra sí mismo. Esta Convención no tuvo ninguna representación de la clase trabajadora ni organizaciones vecinales, donde están los pobladores”.

Hubo en estas semanas expresiones de ex integrantes de la Convención que se sumaron al tono de polémica. La ex convencional, representante de pueblos originarios, Natividad Llanquileo, colocó que RRSS: “No justifico a las poblas que se sienten condominios. No justifico a nadie. Más del 60% dijo estar bien como están. Excelente por ustedes. Pero sigo viendo desclasados, racistas, homofóbicos y mucho individualismo”.

“Los que propusimos cambios profundos en la Convención no somos responsables del Rechazo. Son responsables los que firmaron el Acuerdo por la Paz, salvaron a Piñera, dieron tiempo a la derecha y al gran empresariado y hoy gobiernan igual que los gobiernos anteriores”, opinó a través de Twitter la ex convencional María Rivera, que perteneció a La Lista del Pueblo.

 

¿Y el Comando?

Al menos en público, es poco lo que se dijo sobre el Comando X el Apruebo. Las evaluaciones o “autocríticas” no salieron muy extendidas y al parecer todo quedó más bien encerrado en los espacios de los partidos políticos.

En todo caso se conoció que hubo evaluaciones positivas como “el trabajo territorial”, el haber comprendido que debía irse a las calles, las plazas, los parques, los barrios, la villas, las comunas, hacer los casa a casa (se valoró la campaña “2 Millones de Casas por el Apruebo”), todo en la idea de lo que Karol Cariola, una de las coordinadoras del Comando, definió como hacer “campaña a la antigua”.

Y se estimó negativamente, de acuerdo a algunas versiones, el ingreso “atrasado” al Comando de personalidad políticas y culturales, precisamente como Karol, el diputado Vlado Mirosevic, la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, las actrices Blanca Lewin y Daniela Ramírez, entre otras y otros.

Más en privado, aunque algo se filtró, es que hubo reproches a los grados de compromiso de los partidos políticos, señalándose que algunos “no se la jugaron” realmente en la campaña, mientras otros “dejaron todo en la calle”.

Karol Cariola, en entrevista con El Mercurio, estableció sobre la derrota del Apruebo que “hay muchas autocríticas que hacer en torno al proceso constituyente, a lo que significó la Convención, al resultado, al texto constitucional, quizás se intentó abordar demasiadas cosas, hubo errores. Las razones de la derrota son multifactoriales. La campaña del Rechazo partió el día uno de la Convención, cuestionando permanentemente, invirtieron cifras millonarias para instalar que les iban a quitar la casa o el segundo auto. Nos faltó prever eso y hacer un camino de información”.

Añadió que “estuve en muchos lugares, palpé mucha polarización, posición política, harta desinformación, mentiras de la campaña del Rechazo. Era difícil enfrentar una campaña en una situación política tan compleja, después de una pandemia, con problemas económicos, probablemente, para la gran mayoría de los chilenos”.

También se ha dicho que hubo falta de recursos financieros y ausencia de infraestructura, retraso en comenzar la campaña, sobre todo en regiones, no apuntar debidamente a contenidos “más pedagógicos” y “claros y directos” en los instrumentos de propaganda, entre otras consideraciones.

Asimismo, el descuidar esa masa electoral que se activaría con el voto obligatorio y que, según expertos electorales, al menos se situaba en un buen porcentaje en zonas populares urbanas y en comunas rurales.

 

Lo que vino

Ahora todo está concentrado en un nuevo proceso constituyente que, según algunos como Daniel Jadue, en la situación actual “está capturado” por los partidos políticos y el Parlamento, ya que el debate se da en esos espacios y no está del todo claro cuándo y cómo se abrirá al pueblo, a la sociedad civil.

Es notoria la suspicacia que se creó cuando se comenzó a establecer que el nuevo texto constitucional “no debe ser maximalista” en referencia a que no incluya cambios profundos y estructurales, y que debe tener “bordes”, es decir, límites. También cuando se sostuvo que la nueva Constitución debe ser redactada “por expertos”, asignándoles un papel determinante, y se habló de efectuar un nuevo plebiscito de entrada para intentar que no haya una nueva Convención Constitucional cien por ciento electa democráticamente.

Patricia Politzer adelantó una opinión de lo instalado ahora: “Hemos retrocedido a una discusión elitista encerrada en el mundo político -indicó-, tan alejada de la ciudadanía como antes del estallido social, que no se vio venir. El acuerdo que se promocionó como ‘rechazar para reformar’ se ve cada vez más complejo con la aparición de los ‘bordes’ que debiera tener una nueva Constitución”.

Camila Miranda sostuvo frente al escenario actual que “la visión de país a construir está abierta. Se avanza en hartos consensos que no se tenían cuando partió el estallido en el 2019, luego el inicio del proceso constituyente a través de un acuerdo, se avanza en temas como paridad y derechos sociales, pero eso no significa que no esté en juego la visión de la sociedad”.

Hace muchos años, un dirigente de la izquierda chilena sostuvo que la Constituciones y la discusión de sus contenidos reflejaba la correlación de fuerzas en la sociedad. Eso se vio en la pasada campaña y en el plebiscito del 4 de septiembre y, al parecer, aquello volverá a ocurrir.

Nadie sabe cómo quedará el nuevo texto, donde los sectores conservadores apuntan, entre otras cosas, a que “no sea maximalista”, y los sectores transformadores buscan que exprese cambios estructurales en el país.

Como sea, algo que debería gravitar en la nueva etapa para los sectores del Apruebo, es la reflexión, el análisis y la autocrítica en el nuevo proceso abierto y sobre todo para la campaña que vendrá por una nueva Constitución.