“Es urgente subir porcentaje de presupuesto que se dedica a programas sociales”

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El economista Andrés Solimano planteó “recalibrar la agenda económica” y, entre otras cosas, implementar “un plan anticrisis (que) debería contemplar tres o cinco puntos del PIB, no uno”. Enfatizó que “el costo social de esta inflación no puede caer en los trabajadores”. Hizo ver que en el escenario actual “se puede incurrir en el riesgo de que se produzca una crisis social producto de una situación económica difícil”. El también presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo (Ciglob), expresó en entrevista que “en la medida que no hayan ayudas más significativas de parte del Estado, va a volver probablemente la idea de otro retiro” desde fondos de las AFP.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 15/09/2022. Aunque por momentos la llamada “política dura” parece comerse todos los espacios, preocupa el efecto que está teniendo la inflación en la gente, el alza del costo de la vida para millones de chilenas y chilenos.

Pasamos de ser una economía de 3 o 4 por ciento de inflación al año, a una economía entre 12 y 14 por ciento de inflación. Los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadísticas), dicen que entre agosto de 2021 y agosto de 2022, la inflación acumuló un 14.2 por ciento. Pero los alimentos crecen más en su costo que el índice general. Subieron mucho la carne, los productos lácteos, el combustible, el transporte en general, también otra variedad de productos, y eso está afectando a la gente. Porque la gente sigue con salarios que suben mucho menos que los precios. Y las personas están pagando más por el arroz, el aceite, la carne, la leche, el pan, la parafina, los tallarines, la gasolina, junto con pagar más por arriendos, los créditos, los planes de salud, la educación, la vivienda. Se ha encarecido bastante el costo de la vida para millones de personas, eso no es menor. Y las remuneraciones crecen menos.

Sí, parece que los sueldos están congelados, no suben realmente, o no tienen relación con el alza de precios.

Distinguiría entre sector público y sector privado. Está la Mesa del Sector Público que se reúne por septiembre y octubre de cada año para negociar los aumentos de remuneraciones del personal del Estado, de los ministerios, de organismos descentralizados, y se consigue comúnmente como base el IPC (Índice de Precios al Consumidor), que se aumente eso. Estuvo el alza del salario mínimo a 400 mil pesos, eso fue positivo. Pero en el sector privado no hay una automaticidad de reajuste salarial que compense en relación a la inflación. En general los salarios están creciendo menos. Claro, la inflación ha sido más alta de lo esperado, entonces los contratos anuales que se negociaron el 2021 estimaron una inflación menor, considerando un alza del 8 o 9 por ciento y ya estamos en 14, y eso repercute en los posibles aumentos de salarios. Los reajustes que se negociaron para este año quedaron cortos y eso está afectando al poder de compra real directo de la gente. El otro efecto es que está subiendo la UF (Unidad de Fomento)…

Mucha gente se está acogotando con pagar en UF…

Sí, es así. La UF se creó en la década de los 70, cuando Chile tenía inflaciones de tres dígitos, y todavía sigue en pie. Es un mecanismo de reajustabilidad automática, todos los días aumenta. Si tienes un contrato en UF, va subiendo en pesos todos los días, en la medida que sube la inflación. Mucha gente tiene contratos de arriendo en UF, tiene planes de salud en UF, se pagan muchas cosas en UF, entonces al subir la inflación, se reajusta automáticamente la UF y con eso la gente paga más en pesos, a la gente le cuesta más. Te sale más caro el arriendo si lo pagas en UF y si tienes plan de salud en UF, le tienes que pagar más a las Isapres. Si tomaste una deuda de consumo, si compraste un auto u otra cosa en UF, o tienes deuda de vivienda en UF, te sale más caro, hay créditos hipotecarios en UF, y la deuda sube mucho. Eso aprieta muchísimo el presupuesto familiar, se están apretando los bolsillos de la gente. Y resulta que los sueldos no se pagan en UF. Entonces se compra más caro el pan, la carne, la leche, la bencina, y al mismo tiempo las cuotas que debes se reajustan por UF, y todo sube.

¿Es muy loco plantear el fin de la UF, sería viable, o es algo que no tiene remedio?

Un argumento de quienes dicen que debe seguir existiendo la UF, es que hay cuentas de ahorro en UF y eso protege el ahorro de esa gente, si se elimina, se podría afectar el valor real de ese ahorro. Ahora, es un tema a estudiar, perfectamente podría haber una reforma al sistema de las UF. Porque al final los pasivos de muchísima gente suben más que sus activos. Es un asunto que debe analizarse porque lo real es que con las UF hay un apretón adicional, porque la gente tiene deudas en UF y los sueldos no están en UF.

Uno ve que las alzas de precios siguen. Y en diversidad de productos, servicios, préstamos. ¿Es exagerado decir que con esto se está incubando una crisis social, o una situación social de la población muy delicada?

En la medida que siga la inflación alta, para los estándares actuales -porque en las décadas de los sesenta, setenta, ochenta tuvimos inflaciones mucho más altas-, en la medida que sigamos con inflación alta para esta época, en la medida que las remuneraciones reales no suban, que el poder de compra de la gente se deteriore, que persista el efecto negativo de las UF, que el alza de precios siga, es probable que el costo de la inflación lo paguen los asalariados, los trabajadores. En esa medida, se puede incurrir en el riesgo de que se produzca una crisis social producto de una situación económica difícil. Sobre todo si, como lo predice el Banco Central, el 2023 tengamos un crecimiento económico negativo, es decir, una caída de la producción, una caída del empleo, y que las remuneraciones no suban en márgenes adecuados. Esto depende también de los programas sociales y las ayudas que tenga el Estado, el Gobierno. Pero es un riesgo real, como tú dices, que esta inflación, esta situación económica y medidas de ajuste asociadas, produzca deterioro del estándar de vida de la población y lo que se podría denominar como una crisis económico-social.

Mencionaste los programas sociales y las ayudas sociales del Estado. ¿Crees que se podría hacer más de lo que se está haciendo? ¿Qué se podría hacer?

Me parece que gastar en un programa anticrisis, por ejemplo el programa Chile Apoya, por 3 mil millones de dólares, que es sólo el 1% del PIB (Producto Interno Bruto), no es suficiente. Creo que en la situación actual, un plan anticrisis debería contemplar tres o cinco puntos del PIB, no uno. Se requieren más recursos para enfrentar esta difícil situación económica. El costo social de esta inflación no puede caer en los trabajadores.

¿Cómo se podría canalizar ese aumento del PIB?

Identificaría tres áreas que atender. Un área es de protección del costo de la canasta básica, cómo evitar que se deteriore mucho el poder de compra de los asalariados y sectores populares. Una segunda área es desarrollar un mecanismo para que el efecto financiero de la inflación vía UF y tasas de interés -porque recuerda que además de subir la inflación están subiendo las tasas de interés-, no siga golpeando. En Chile tenemos 4 millones y medio de personas que están atrasadas en alguna cuota de sus pagos en el sistema financiero y hay 11 millones de personas consideradas en endeudamiento alto. Una tercera área es creación de empleo, en una economía que crece lento y que el próximo año, según la proyección del Banco Central, estaríamos en recesión. Esas tres áreas deberían ser prioritarias a atender y ocupar gasto del PIB.

¿En este contexto, cómo verías que se volviera a plantear otro retiro desde los fondos de las AFP?

Un quinto retiro se negó en marzo, que estaba en la agenda legislativa. En la medida que no hayan ayudas más significativas de parte del Estado, va a volver probablemente la idea de otro retiro. He escuchado en programas de radio, en la prensa, voces que hablan de que debiera haber un quinto retiro desde las AFP, en la actual coyuntura. En la medida que no haya aportes y apoyos del Estado suficientes, ese es un mecanismo que siempre está disponible. Tiene sus problemas, porque se supone que esos fondos son para pagar las pensiones, y no para suplir necesidades de liquidez en una situación de crisis económica o de salud como la que pasó, pero no habiendo otras fuentes, va a volver a aparecer esa demanda. Por eso creo que es urgente subir el porcentaje de presupuesto que se dedica a programas sociales y anticrisis, programas de transferencias del Estado y de protección social en un contexto de alta inflación.

¿Pero se puede hacer? Porque también surgen voces que dicen que hay que ser realistas, cuidar las arcas fiscales, que el Estado no puede gastar tanto, que hay que cuidar los números macroeconómicos.

Efectivamente el país está en un programa macroeconómico que lo anunció el ministro de Hacienda, Mario Marcel, hace unos meses y que considera la ley de presupuesto aprobada por el Parlamento el año pasado, a partir del Gobierno anterior, que contempla una reducción del gasto público del 25% para este año. El déficit fiscal que quedó del Gobierno de (Sebastián) Piñera, era cercano al 8% del PIB, bastante alto. Pero creo que hay que ver las prioridades, porque el Estado puede tomar créditos externos para financiar un programa social, puede ir a los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, y solicitar unos créditos de protección social para Chile. Subiría un poco la deuda del Estado, pero entregaría recursos para solventar la actual coyuntura del 2022 y 2023 que son los años más difíciles. Hay que evaluar eso. Está bien en el mediano plazo una política de mantener una solvencia fiscal y no aumentar mucho la deuda pública, pero también el Estado debe reducir el costo social del ajuste, el costo social de la inflación y no hacer un ajuste regresivo.

Otro mecanismo sería vender bonos del Estado, de Tesorería, tanto internamente en Chile como en el exterior, para recaudar fondos para financiar un plan anticrisis mayor del que se tiene ahora, de un 1% del PIB. Aumenta la deuda pública pero creo que el Estado chileno puede y tiene espacios para recoger más recursos.

Lo otro importante es acelerar la reforma tributaria, porque habría más recursos fiscales, ese sería un importante apoyo. Lo que haría, entre que llega la reforma tributaria y entran más recursos, endeudarse un poco más el Estado y no perder de vista que habrá un efecto positivo de esa reforma tributaria.

Como que hay que darle una vuelta a las medidas económicas.

Hay que recalibrar la agenda económica dándole más atención a los costos sociales por la situación que estamos viviendo y que le afecta a la gente. Ese fue un flanco que, quizá, pasó algo la cuenta en el resultado del plebiscito del 4 de septiembre, la gente votó en una situación económica difícil y eso siempre afecta. Y en una situación como esta, al Gobierno de turno nunca le va muy bien. Hay que tener en cuenta esa lección y esa situación y hacer esfuerzos y tomar medidas. Es importante que la orientación económica compatibilice el ajuste, la acción misma del Banco Central que siempre está subiendo la tasa de interés, la inflación, con el costo social que todo eso tiene. Llamaría a un poco de rebalanceo de prioridad, dándole más énfasis en la política económica a amortiguar los costos sociales.