El caso del veto al militante comunista y subsecretario Nicolás Cataldo. El chantaje y la amenaza de la derecha, en lo que se podría considerar una nefasta práctica en el ejercicio de la democracia. “El anticomunismo les brotó del cuerpo cuando supieron que iba a haber un comunista subsecretario”.
Gonzalo Magueda. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 09/09/2022. Pasadas las once de la mañana del martes 6 de septiembre, cundió el enojo entre dirigentes y parlamentarios del conglomerado de derecha Chile Vamos.
Confirmaron que el comunista Nicolás Cataldo sería el nuevo Subsecretario de Interior. En oficinas de parlamentarios y en algunos pasillos del Congreso, creció la opinión y decisión de que era inadecuado e inaceptable que un miembro del Partido Comunista tuviera esa posición dentro del Ministerio del Interior.
Luego, tuvieron acceso a unos Twitter (que al parecer no fueron filtrados por gentes de la derecha sino del oficialismo), donde hace alrededor de una década, Cataldo calificó de “torturadores” a Carabineros, en medio de denuncias de represión de la policía uniformada a estudiantes.
La reacción y posición de personeros de la oposición no tardó en llegar a las oficinas de La Moneda e incluso al despacho del Presidente Gabriel Boric, donde en esos horas se daban los últimos retoques al cambio de gabinete ministerial. Signo de los tiempos, el reclamo y presión de los representantes de Renovación Nacional, la Unión Demócrata Independiente, Evópoli y el Partido Republicano llegó por las redes sociales, también por los despachos de canales de televisión y radios, y algunos funcionarios de Gobierno y dirigentes del oficialismo habrían recibido llamadas enojosas de gente de derecha.
A las doce del día en los ámbitos presidenciales ya era un hecho que no resistía el nombramiento de Nicolás Cataldo. Porque, de acuerdo a versiones extraoficiales, representantes de partidos oficialistas estaban de acuerdo en que “no era conveniente” designar al militante comunista que hasta el lunes era subsecretario de Educación.
Como se publicó profusamente, incidió de manera determinante el chantaje y la amenaza de la derecha, en lo que se podría considerar una nefasta práctica en el ejercicio de la democracia; en efecto, los presidentes y parlamentarios de la oposición afirmaron que si Cataldo era nombrado, ellos no asistirían a la reunión para acordar pasos en la continuidad del proceso constituyente y vetarían hasta el ingreso al edificio del Parlamento de la nueva autoridad.
De esa manera se consumó lo que el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, calificó como “un duro golpe” a su colectividad. Porque más allá de los Twitter (que para los tiempos y contextos en que se escribió, de graves denuncias comprobadas por el actuar represivo de Carabineros no pasan de ser un antecedente secundario), y dejando de lado ingenuidades en la práctica política, el enfado de la derecha y otros segmentos, era que un militante PC llegara a ser Subsecretario del Interior.
Para la diputada comunista, Carmen Hertz, era “inaceptable” que se produjera “un veto de la derecha” a una decisión presidencial. “No pueden pretender cuestionar a un demócrata y a un gran profesional como es el actual subsecretario de Educación, Nicolás Cataldo. Que pretendan pautear al Presidente de la República es absoluta y totalmente inaceptable”.
El jefe de la bancada del PC en la Cámara de Diputadas y Diputados, Boris Barrera, declaró que “me sorprende principalmente la actitud antidemocrática de la derecha, porque se empezaron a oponer cuando conocieron el nombre solamente. Aquí no hay una crítica a la persona, sino a su militancia. El anticomunismo les brotó del cuerpo cuando supieron que iba a haber un comunista subsecretario. No me sorprende, esta es la derecha chilena. Me imagino que si hubiesen tenido un presidente comunista le hubieran hecho un golpe de Estado”.
Aunque casi ninguno lo dijo públicamente, en sectores del oficialismo se hizo eco que un comunista no podía estar en un puesto como el de Subsecretario del Interior, en lo que podría considerarse una posición de prejuicio y estigmatización.
Los presidentes de partidos de derecha y parlamentarios de la UDI, RN y Evópoli hicieron fila en pasillos del Congreso para hablar a canales de televisión y radios para expresar que era inconcebible que un militante del PC ocupara un cargo de esas características y volvían repetidamente sobre los Twitter criticando a Carabineros, omitiendo que en esos años organismos de derechos humanos internacionales y nacionales y diversidad de dirigentes políticos y parlamentarios cuestionaron el accionar represivo de Carabineros.
En ese marco hubo posiciones como las del diputado Jaime Naranjo, quien criticó el veto a Nicolás Cataldo y recordó que el Partido Comunista jamás respaldó un golpe de Estado ni promovió la violación a los derechos humanos, lo que da garantías del desempeño de sus militantes en el Gobierno. Y marca una diferencia con la historia de los partidos de derecha.
Los ataques calificados de “anticomunistas” volvieron a arreciar cuando, dos días después del episodio, se informó que Nicolás Cataldo asumía como Subsecretario de Desarrollo Regional (Subdere), área también perteneciente al Ministerio del Interior.
En los contrapuntos, que no fueron tratados en la prensa tradicional, muchos recordaron que durante los gobiernos de Sebastián Piñera, antiguos colaboradores y partidarios de la dictadura militar y que fueron “cómplices pasivos” de las violaciones a los derechos humanos -como el misma mandatario los calificó- ocuparon cargos sensibles y que antiguos ministros y subsecretarios de la dictadura, la UDI y RN los colocó como parlamentarios.
Pero quedaba demostrada una actitud de veto hacia militantes comunistas en base, sustancialmente, a su militancia, pese a pertenecer a un partido legal, institucional y con representación parlamentaria.