La indicación de que la inflación llegaría al 13%, la continuidad en alzas fuertes de precios, un crecimiento de la economía entre 1 y 2 puntos este 2022 y la sombra de recesión el 2023, colocan alertas en lo fundamental: el impacto en la mayoría de la población.
Gonzalo Magueda. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 10/06/2022. Los datos y proyecciones entregadas por el Banco Central, en voz de su presidenta, Rosanna Costa, hablan de negativos números, donde hay que poner ojo, sobre todo por el impacto que tendrían en la economía de millones de chilenas y chilenos. Además, hay otros antecedentes que colocan un punto de preocupación sobre el escenario económico chileno y el efecto en las familias, sobre todo de las y los trabajadores y sectores pobres y medios.
- El nivel máximo al que podría llegar la inflación es de 13%, y este año podría ubicarse en 10%.
- Lo anterior está vinculado a un alza fuerte de precios, sobre todo en alimentos y servicios básicos, lo que eleva considerablemente el costo de la vida de las y los chilenos.
- Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hablan de un aumento del 1.2% del IPC (Índice de Precios al Cosumidor) lo que elevaría a un 11.5% la inflación este 2022.
- De acuerdo con el INE, donde se vio más aumento de precios fue en alimentos, transporte y bebidas no alcohólicas.
- Hay proyecciones de que alimentos y productos básicos podrían subir entre 17 y 20 por ciento.
- La Unidad de Fomento, este mes, podría estar alrededor de los 33 mil pesos. Muchísima gente paga deudas en base a la UF.
- El Consejo del Banco Central elevó a un 9% la tasa de interés. Algo que incide en el bolsillo de la población.
- El crecimiento de la economía chilena este año estaría en el orden del 1.5% o 2.25% y el 2023 podría ser menor a un 1%, con mayor contracción y la sombra de una recesión.
- Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) el crecimiento del PIB chileno (Producto Interno Bruto), será el 2022 de 1.4% y el 2023 de 0,1%.
- No hay medidas realmente eficaces para el control o contención de precios, donde monopolios financieros e incluso trasnacionales manejan factores como la subida de los costos, con la incertidumbre de colusiones o trampas como ocurrió recientemente con una gran empresa del gas.
- Los salarios están congelados, no se elevan, afectando el poder adquisitivo de las personas. El alza del salario mínimo se ve como una positiva medida pero que no llega a mejorar sustancialmente la capacidad de pago de las familias trabajadoras.
- Varios analistas hablan de una economía estancada, con alza de precios, baja o congelamiento de sueldos y un buen porcentaje de asalariados en el marco del empleo informal.
- La situación negativa continuará incidida por la guerra Rusia-Ucrania y las medidas de boicot financiero y comercial de Estados Unidos y la Unión Europea, impactando en escases y alza de precios en petróleo, gas, fertilizantes, granos y transporte marítimo.
Medidas de apoyo
En el marco del sistema económico chileno, de libre mercado, competencia y a veces colusión entre monopolios y poca capacidad de control y regulación del Estado, este cuadro negativo sólo da para ayudas a ciertos sectores de la población y llegar con asistencia a las capas pobres o más vulnerables.
Es lo que, inicialmente, se estaría planteando el Gobierno, es decir, apoyar a los más necesitados y a segmentos de familias de trabajadores, a través de distintos mecanismos que entreguen bonos y subsidios, con cargo al erario público y, de paso, impactando en el PIB.
El aumento del salario mínimo a 400 mil pesos, los apoyos a trabajadores de Mypimes, llegar a la pensión mínima mensual de 250 mil pesos, contener las tarifas de la parafina y el transporte, frenar alzas de precios en la canasta básica, son algunas medidas tomadas recientemente por el Gobierno y el Parlamento y que podrían contribuir a paliar la situación difícil por la que se atraviesa.
Un tema que sale a escena es qué pasa con los sueldos en general, particularmente en sectores medios, y qué hace el sector privado para asumir alzas que impactan en la capacidad de compra de las y los trabajadores. Teniendo en cuenta, por ejemplo, que es prácticamente imposible que la gente cuente con platas de retiro desde los fondos de las AFP que en medio de la pandemia del Covid-19 sirvió a las familias, en medio de aumento del desempleo, la cesantía que golpeo sobre todo a las mujeres trabajadoras, el congelamiento o disminución de salarios y un aumento en la precarización laboral.
Surge también el debate sobre la manera en que el Estado pudiera tener un control real de precios, a través de un organismo determinado, para evitar alzas desproporcionadas e injustificadas y proteger a la gente, por ejemplo, frente a los costos de arriendo, transporte, o productos básicos como el pan, las verduras, la fruta, granos y carnes.
Expertos e incluso dirigentes sociales están planteando que el Gobierno genere un mecanismo, por ejemplo a través de las Municipalidades, para comprar y vender alimentos (frutas, verduras, granos) sin intermediarios y a costos razonables o bajos y venderlos directamente a la población.
Junto a todo eso, es preocupante la subida de precios en las universidades y escuelas, en servicios privados de salud, en servicios básicos, en el pago de deudas bancarias y financieras, en los arriendos y en los costos para créditos y pies para compra de departamento o casa.
Lo constatable es que el tema económico y costo de la vida se le instala al Gobierno y la ciudadanía espera respuestas precisas, más allá de diagnósticos o explicaciones técnicas. La economía está pasando a ser uno de los temas más sensibles y de requerimiento de respuestas en el escenario chileno.