Discurso pronunciado por Guillermo Teillier, presidente del PC, en el acto conmemorativo de los 110 años de la colectividad.
“El Siglo”. Santiago. 05/06/2022. Estimadas compañeras y compañeros, señores y señoras:
Es para nosotros una gran satisfacción contar, en este acto de aniversario, con la presencia y representaciones de un amplio y diverso arco de partidos progresistas y democráticos, que van desde la izquierda al centro político.
Y contar, al mismo tiempo, con la presencia relevante de centenares de dirigentas y dirigentes representativos del movimiento social.
Y, por cierto, como no saludar con cariño y aprecio a los miles de hombres y mujeres, militantes, tanto del partido, como de las Juventudes Comunistas, luchadores de por vida, que repletamos el Teatro Caupolicán, para encontrarnos de manera presencial, después de tanto tiempo, para celebrar con renovado entusiasmo, los 110 años de existencia del Partido Comunista de Chile.
Gracias a todos y todas por su presencia, estimadas compañeras y compañeros. Y también gracias a quienes siguen este acto por las ondas radiales o las redes en sus diferentes formatos, así como a quienes participan de actos conmemorativos en todo el país y en el exterior, en varios países.
Honor y gloria a Luis Emilio Recabarren y Teresa Flores y a ese puñado de obreros y empleados que el 12 de junio de 1912, en Iquique, impregnados de la lucha proletaria en las salitreras, cansados de la explotación extrema, de las represiones sangrientas, alzaron su voz, para fundar el Partido Obrero Socialista, el que rápidamente se expandió por todo el país, con la incorporación de campesinos, intelectuales, estudiantes, artesanos, sectores de capas medias y que de muy temprano contó con la presencia de militantes de los pueblos originarios.
Recordamos también, que, en su tercer congreso, el 2 de enero de 1922 en Rancagua, el Partido Obrero Socialista, con la presencia de Luis Emilio Recabarren, cambió su nombre por el de Partido Comunista de Chile.
Y aquí estamos en el nombre de nuestros y nuestras fundadores, continuando con la lucha, protagonizando el presente y construyendo el futuro, como lo han hecho tantas y tantos, que han dedicado toda su existencia y otros ofrendado la vida misma.
Para ellos y ellas pido un gran aplauso de reconocimiento, porque son la fuente de todo lo que nos moviliza e inspira hoy.
Permítanme afirmar desde nuestra larga experiencia, de 110 años en la historia independiente de Chile, que este es un momento crucial, porque nunca antes la soberanía popular había sido tan vinculante, tan participativa y decisiva en la instalación de un proceso constituyente, en su redacción y en lo que esperamos sea la aprobación de la Nueva Constitución para Chile.
Sin lugar a dudas, en este acto, están, en gran parte, presentes las representaciones sociales y políticas que tienen la principal responsabilidad de llevar adelante la campaña para alcanzar el apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre.
Por ello, la invitación del Partido Comunista, a todos y todas es a mantener muy en alto la cohesión y la voluntad de desarrollar a mayor nivel la unidad, los acuerdos y la acción conjunta, para este propósito, incluyendo a partidos que no son de Gobierno.
Porque no hay caminos intermedios.
Así fue el año 1925, cuando los lectores tuvieron que optar entre una Constitución presidencialista que reemplazaba a la parlamentarista. La Constitución de 1925 significó sin duda avances democráticos significativos.
Lo mismo ocurrió el año 80 con distinto propósito. La dictadura buscó cercenar al máximo la democracia y los derechos de las personas para instaurar un sistema de desigualdades y privilegios, la constitución del 80 fue un retroceso.
Esta fue la causa de que 15 años de la transición a la democracia, los vivimos con un senador vitalicio, con senadores y alcaldes designados, con normas que permitían ilegalizar a los partidos políticos, en especial al nuestro, y dejando a las Fuerzas Armadas como las garantes de la democracia, es decir, dejaba abierto el camino al golpe. Y casi 40 años nos rigió el sistema binominal excluyente y antidemocrático.
Estamos hablando de la Constitución de los amarres, que hacía muy difícil sus reforma y casi imposible su cambio por una nueva.
Pero el pueblo de Chile, pasando por sobre los miedos, en octubre de 2019, en que millones salieron a las calles y plazas, abrió los candados y apareció la gran esperanza de materializar una nueva Constitución, que garantice los derechos y la dignidad de las personas, avanzando en más democracia y más participación.
A esa lucha del pueblo nos debemos y a muchos de los que fueron víctimas de la represión, para los que mantenemos en alto nuestro apoyo en su lucha por la libertad.
Así, el 4 de septiembre estamos frente a la disyuntiva, o de aprobar, para seguir en la senda señalada por el pueblo de Chile; o el rechazo, que significa quedarnos atrapados en la Constitución pinochetista y un enorme retroceso en las aspiraciones de progreso y desarrollo para el país y nuestra sociedad. Tenemos la certeza y la confianza que el pueblo de nuevo tomará la batuta y pasará adelante, con su voto por el apruebo.
Bien vale la pena recordar el cómo se redactó la Constitución del 80. Primero, en un clima de temor generalizado y de represión. Fueron 11, escuchen bien, 11 constitucionalistas, todos de derecha, salvo dos de la Democracia Cristiana, que renunciaron apenas comenzó su trabajo la Comisión Ortuzar -como se le llamó-, porque se dieron cuenta del propósito del dictador.
Las correcciones o determinaciones finales las hizo Pinochet, junto a algunos ministros civiles y varios generales, de lo cual no se conocen actas.
Queda muy claro que por más errores que hayan cometido uno u otro convencional, no hay punto de comparación en la forma como se ha generado el proceso de la nueva Constitución. Un plebiscito de entrada con millones de participantes, miles de cabildos o asambleas, propuestas ciudadanas, discusión conocida por todos y todas, con reglas también conocidas para la aprobación de las normas, todas por dos tercios de los convencionales, un quórum altísimo que ahora no pueden desconocer.
El año 80 solo hubo plebiscito de salida, sin padrones electorales, con los partidos prohibidos, ilegalizados o clandestinos, con las organizaciones sociales diezmadas, con el control férreo de las mesas de votación por las FFAA de entonces. El resultado fidedigno no estaba garantizado, al contrario, hay unas fuertes razones para sospechar la existencia de fraude.
Mientras que, para el plebiscito de salida del 4 de septiembre, están convocados más de 14 millones de electores y electoras inscritos en los padrones del servicio electoral y en recintos y mesas de votación con control civil.
Ciertas agrupaciones de fantasía, fuera de plazo electoral, ya han invertido en las redes sociales más de 168 millones de pesos, para promover el rechazo. Y ayer la derecha, la UDI y Renovación Nacional, se desprendieron de todo pudor y se suman a la ultra derecha republicana en la campaña por el rechazo. No es novedad, parece que la historia se repite. Pero igual vamos a triunfar.
Nosotros los del apruebo, no nos vamos a quedar atrás. Seguramente no tendremos tanta plata, pero haremos campaña por redes y ya están constituidos comités o comandos unitarios a lo largo del país, y nos empezamos a desplegar en los territorios, para explicar la verdad de la nueva constitución. De aquí al plebiscito marchamos unidos, con diferencias o intereses distintos, pero tras un objetivo central, ganar el plebiscito de salida.
Algo han avanzado los del rechazo en las encuestas con la mentira, pero sabemos que estas tienen las piernas cortas. Es la verdad del apruebo la que se va a imponer.
Sería irracional quedar atrapados en una Constitución como la del 80, que no garantiza los derechos esenciales de las personas, en la que no existe perspectiva de género, ni de la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, que no cautela nuestras riquezas naturales, ni el derecho al agua. Que no reconoce a los pueblos originarios como tales ni sus derechos. Una Constitución que no privilegia la vida digna por medio de salarios y pensiones decentes, o con una atención de salud para todos por igual y de viviendas adecuadas y suficientes. Una Constitución no puede ser tal si no garantiza los derechos de las y los trabajadores, que son la mayoría y constituyen el factor principal de desarrollo. Y menos si mantiene a las regiones en una institucionalidad centralista que no les permite avanzar con esfuerzos y determinación propias.
La nueva Constitución será habilitante y facilitará el camino para avanzar en leyes, mucha de las cuales enunció el Presidente de la República, en su cuenta a la nación, muy consciente además de la difícil situación por la que atraviesan muchas chilenas y chilenos, por la crisis heredada de la economía.
Ante los problemas de las alzas, y por la pandemia y la guerra, y por los déficits presupuestarios, nos parece que los anuncios presidenciales significan avances imprescindibles para el momento que vivimos.
Me permito abundar en algunas de ellas. Pensión básica garantizada de 250 mil pesos al final del período. Ingreso del proyecto de Reforma previsional para el mes de agosto, sin expropiación de fondos y sin AFP.
Fondo Universal de Salud y la disminución del copago para los fondos C y D de FONASA, beneficiando a más de 6 millones de personas.
Tres Centros Regionales de Resolución para cirugía mayor ambulatoria en Coquimbo, Valparaíso y la Araucanía el 2022, llegando a 7 centros el 2023.
260 mil viviendas durante los 4 años de Gobierno, y más de 60 mil para este año.
190 centros Comunitarios de Cuidados y Protección al 2023.
65 instalaciones de Agua Potable Rural (APR) y mejoramiento de otras 75.
Plan de Condonación de la Deuda Educativa de manera gradual y justa.
Más de 700 proyectos de mejora de la infraestructura escolar
Insistencia en el proyecto de reducción de la jornada laboral a 40 horas.
Un proyecto de protección a periodistas y trabajadores de las comunicaciones.
Proyecto de ley sobre responsabilidad parental y pago efectivo de pensiones de alimentos.
Suma urgencia al proyecto de ley que crea el Servicio Nacional de Reinserción Social Juvenil.
De especial mención son el Plan de Búsqueda de Desaparecidos en Dictadura.
Agenda Integral de Verdad, Justicia y Reparación a víctimas en el contexto del estallido social.
Como Partido Comunista apoyamos todas estas medidas y otras anunciadas y los proyectos de carácter social, así como apoyamos la campaña contra el crimen organizado, el narcotráfico, el robo de madera, el desarme, con fortalecimiento de las policías y protocolos adecuados a los derechos de las personas, sin desestimar en nada la reforma a Carabineros.
Se hace imprescindible la necesidad de atender la situación de los pueblos originarios.
Expreso nuestro saludo a la Convencional, a la Machi, que se encuentra presente, Francisca Linconao.
Y, en relación al pueblo mapuche, creemos firmemente en el camino del diálogo, acordando soluciones a sus demandas. El sólo camino de la represión, no es la solución, como no lo es el de la violencia. Para que el Estado pueda reparar la deuda histórica es necesario avanzar en paz. Ya es un avance el aumento de fondos para la compra de tierras, y la destinación de 480 mil millones de pesos para beneficio social, en infraestructura y otras necesidades. La Nueva Constitución ofrece una puerta ancha para seguir avanzando. Además, la presencia de las Naciones Unidas, podría ser garante de un diálogo fecundo.
No creemos en la militarización de poblados y comunidades en la macro zona sur.
También apoyamos las medidas de seguridad para el norte de Chile y una política nacional de migración.
Destacamos la ayuda a pequeños agricultores para el fomento al cultivo tradicional ante la emergencia agrícola. Es más que una necesidad ante la crisis alimentaria y el aumento de precios de los insumos y fertilizantes.
El anuncio de la creación de la Empresa Nacional del Litio nos parece de una trascendencia extraordinaria.
Y creo que a todos nos gustaría viajar en un tren rápido y cómodo de Santiago a Valparaíso y viceversa. Nos parece muy pertinente el Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario. El país lo necesita.
Pero no es todo.
Podemos decir con satisfacción que nuestro gobierno, a pesar de problemas iniciales, le ha ido tomando el pulso a la situación. Una primera demostración de ello fue la firma del Gobierno con la CUT, de la que participaron también representantes de empresas de menor tamaño. El alza sustancial del salario mínimo, los aportes directos para morigerar las alzas, los subsidios a la pequeña empresa para resistir el alza salarial, son avances notorios.
El esfuerzo por evitar el alza de la gasolina, de la parafina y del consumo eléctrico, la fijación del precio del transporte público, contribuyen también a aliviar a las personas con menos recursos y también a la llamada clase media. Lo propio hace un subsidio o bono a los trabajadores del arte y la cultura.
Con especial atención escuchamos al Presidente en su llamado a los funcionarios de gobierno a ponerse en movimiento. A atender directamente los problemas, que no empezaron ahora, pero que la población espera este gobierno empiece a resolver y que lo haga con la verdad, explicando las dificultades. El diálogo con la CUT es un ejemplo.
Necesitan atención especial los usuarios de la salud, los sin casa, los sin tierra, las comunas y poblaciones más pobres, los adultos mayores, los niños, las mujeres jefas de hogar, las y los trabajadores cesantes. Se hace urgente la reparación de los colegios. Debemos hacernos cargo de estos y otros problemas con la mayor prestancia, junto a la lucha por los cambios estructurales, que en definitiva conllevan la solución a muchos de estas demandas.
Son razones de mucho peso que nos invitan a apoyar con toda nuestra fuerza la Reforma Tributaria, cuyo proyecto ingresa al congreso a fines de este mes. Hay una parte de Chile, de nuestro pueblo, que ya no puede esperar más.
Sería largo referirse a todos los enunciados del presidente. Puedo asegurar que nuestro propósito es colaborativo en toda la línea. Por cierto, también tenemos propuestas y sugerencias, es un derecho y un deber de todos los partidos que apoyamos al gobierno y formamos parte de él, en una relación coherente y enriquecedora.
Les decimos a algunos pájaros de mal agüero, que pierden el tiempo buscando o pretendiendo ponernos en contraposición al gobierno. Somos un partido de convicciones profundas, creemos en los cambios, en el programa y somos un partido leal y firme en los compromisos.
Compañeras y compañeros, no podríamos en este encuentro dejar de hablar de política internacional, cuando el mundo se estremece ante una guerra híbrida que confronta a Estados Unidos y la OTAN con Rusia, desgraciadamente con un componente de confrontación armada en Ucrania.
Se ve difícil el término del conflicto y la imposición de la paz de la cual somos firmes partidarios.
Hay factores geopolíticos, económicos e ideológicos que lo impiden y sobre los cuales debemos meditar profundamente.
Mientras no exista una política de seguridad mutua compartida entre Europa y Rusia, difícilmente habrá paz.
Mientras Estados Unidos siga considerando a China, Rusia y otras naciones como enemigos, difícilmente habrá paz.
La imposición de la separación de los estados por fronteras ideológicas, siempre será un incentivo para romper la paz.
Hasta dónde nos llevará la guerra de Rusia con Ucrania. La mayoría de los países quiere que la guerra termine. Pero algunos no quieren. La confrontación armada, las sanciones a Rusia, el armamentismo hacia el Este europeo, son un mal presagio del futuro de la humanidad, si no se produce un movimiento por la paz.
Ya hay escasez de alimentos e insumos, alza de precios generalizadas, la FAO prevé una hambruna, ya conocemos la desesperada situación de África. Y no sabemos hasta dónde pueda llegar la crisis de la economía mundial. No sólo hay que prepararse para tiempos más difíciles, la Humanidad consciente de los peligros debe actuar para evitar que el conflicto escale a otro nivel y hacer el máximo esfuerzo por el logro de la paz.
Con este conflicto como telón de fondo, podemos afirmar que en América Latina y el Caribe se presenta una situación promisoria. No podemos dejar de saludar el extraordinario triunfo en la primera vuelta presidencial de Gustavo Petro, en Colombia y la derrota del uribismo. Esperamos que este triunfo se concrete también en la segunda vuelta.
En Brasil se abre una gran esperanza con la candidatura de Lula da Silva.
Desde México el presidente López Obrador está señalando un camino de cómo debiera ser la relación entre los Estados del continente. Ha tomado la iniciativa oponiéndose a la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela, de la Cumbre de las Américas, por una decisión unilateral de los Estados Unidos. Los mismos reparos han manifestado los y las presidentas de Bolivia, Argentina, Honduras, Guatemala, Perú, los 14 países del CARICOM. 18 países no irán a la Cumbre, en señal de protesta, y otros van con reparo. Nos parece muy correcta la posición de Chile expresada por la Ministra de Relaciones Exteriores, no sólo por la posición frente a la Cumbre, sino en cuanto a las relaciones futuras.
Hay que abrirles paso a los acuerdos multilaterales de beneficio mutuo, de cooperación y colaboración. Sería muy promisorio y más fácil de negociar con nuestros vecinos, lo que Chile tiene para ofrecer y lo que podría conseguir como gas, petróleo, cereales, diversos tipos de insumos. Y sería más productiva nuestra relación con China y otros países del Asia Pacífico, que abre grandes perspectivas y otros centros de interés como Europa y el propio Estados Unidos.
Ojalá en este proceso de acercamiento que se plantea desde varios países, desaparezca la oscura mancha que ensombrece las relaciones en el continente, como son los bloqueos a Cuba y Venezuela, las injerencias en otras naciones, el hegemonismo de una potencia por sobre los intereses nacionales.
Quiero saludar a las representaciones extranjeras que nos acompañan, en señal de amistad, no solo con nuestro partido, sino con el país y nuestro pueblo. A las representaciones de China, Cuba, Bolivia, Venezuela, Palestina, Siria, Nicaragua, Vietnam. Agradecemos también el casi centenar de saludos de partidos, movimientos, del todo el mundo.
Al terminar no puedo dejar de expresar que, en momentos tan especiales como este, emergen en nuestra memoria y pensamiento, tantos recuerdos, imágenes, de compañeras y compañeros entrañables, en especial las y los que debieron soportar el peso del golpe fascista hace ya casi 50 años, perpetrado contra el Gobierno legítimo encabezado por el presidente Salvador Allende.
No olvidamos a quienes les tocó mantener al partido en pie de lucha, bajo dictadura, participes muchos de la Rebelión Popular. Muchos y muchas quedaron en el camino, nuestros héroes y heroínas. Y tampoco olvidamos a quienes supieron mantener la integridad, la unidad, la cohesión del partido y sus principios y lo fueron proyectando hasta hoy. Sería muy largo mencionar sus nombres, pero sepan que los abrazamos a todos y todas por igual, con inmenso cariño, admiración y respeto.
¡Mil veces venceremos!
¡Viva el Partido Comunista de Chile!