El diputado Alberto Anaya dijo que con el referendo revocatorio de este domingo, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pone “en manos del pueblo la revocación o ratificación de su mandato” y afirmó que este proceso es “un ejercicio de democracia participativa”. En diálogo con ElSiglo.cl, el dirigente político abordó temas sensibles en su país, como los derechos humanos, la migración y la relación con Estados Unidos. Sobre la región y la conformación de un bloque de gobiernos progresistas y de izquierda, Anaya advirtió que eso “podría actuar como factor excluyente en lugar de sumar”, y que una “agenda común debe tener como prioridad sumar nuevos países”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 09/04/2022. Este domingo, unos 93 millones de mexicanos y mexicanas, en lo que se califica como un hecho inédito en México, podrán participar en el referendo revocatorio para determinar si el Presidente Andrés Manuel López Obrador continúa o no en su cargo. Un proceso impulsado por el propio mandatario y las fuerzas políticas que lo acompañan. Para Alberto Anaya, líder del Partido del Trabajo (PT) de México, “estamos hablando de un ejercicio de democracia participativa donde el Presidente ha querido poner en manos del pueblo la revocación o ratificación de su mandato para abrir un nuevo período en la vida institucional de México”.
El también diputado mexicano, en entrevista con ElSiglo.cl, abundó sobre el tema: “Al dejar establecido legalmente el derecho de los ciudadanos a decidir, al cumplirse la mitad del mandato, si desean que continúe en su función, lo que se está permitiendo es que la evaluación, en caso de ser negativa, tenga la potestad de poner fin a un Gobierno que no cuenta con la aprobación de la mayoría y no pueda seguir gobernando en contra de la opinión mayoritaria de la población. Esto es uno de los logros democráticos que está logrando la Cuarta Transformación”, como se define el proceso que lleva a cabo el actual Gobierno mexicano.
Llama la atención que la oposición y sectores conservadores se oponen, son críticos a esa consulta revocatoria.
En México, cuando se toma protesta al Presidente y a otros cargos de elección popular, es costumbre preguntar si promete cumplir y hacer cumplir la Constitución, y después de la respuesta afirmativa, la frase consagrada es: “Si así no lo hiciere que el pueblo se lo demande”. La revocación de mandato hace realidad esa frase, que antes no tenía más que significado retórico, pero que carecía de fundamentos legales para hacer posible que el pueblo le demandara a sus gobernantes apegarse a las normas constitucionales. La oposición y los sectores conservadores, más que oponerse al presidente López Obrador, lo que los aterroriza es que de aquí en adelante no sólo el jefe del Ejecutivo puede ser removido de su cargo, sino todos los cargos de elección popular, si concurren las condiciones previstas en la ley. La postura de la oposición revela una profunda debilidad de sus fuerzas puesto que si contaran con respaldo ciudadano en lugar de oponerse a la convocatoria lo que podrían hacer es concurrir a las urnas y demostrar allí el grado de fuerzas que representan.
Nuevo estilo de Gobierno
Alberto Anaya es Coordinador Nacional del Partido del Trabajo (PT) de México, abogado, ha sido senador y otorga esta entrevista volviendo de un encuentro parlamentario México-Cuba, en La Habana. Lleva años en luchas sociales y políticas de la izquierda mexicana y hoy su partido es parte de la alianza que tiene a López Obrador en el Gobierno.
Consultado sobre la definición de Cuarta Transformación (4T) que se le dio a esta administración, el dirigente apuntó que López Obrador “quiere situar a su sexenio, como la continuidad de otros tres momentos clave de la historia de México”, que son “la Independencia con un movimiento armado para liberarse del dominio español, la Reforma, producto de la guerra entre liberales y conservadores de 1858 a 1861, entre las que destaca la separación de la Iglesia y el Estado, y la Revolución Mexicana, el conflicto armado contra la dictadura de Porfirio Díaz entre 1910 y 1917 al final del cual se promulgó la Constitución que, en términos generales, rige actualmente en México”.
Ahora, explicó, “la realidad es que los cambios en materia política y social, sumado a un ejercicio que supera los estilos de corrupción y abuso de los regímenes anteriores, dejan claro que el proceso de transformaciones avanza a buen paso”.
Esto tiene sobre el escenario mexicano situaciones estructurales como la reforma al sistema energético, pero también cambios de estilos instalados por López Obrador, junto a acusaciones opositoras de un ejercicio autoritario, rígido. Anaya indicó que “se trata de un nuevo estilo de Gobierno, sin duda, pero ajeno a todo autoritarismo, por lo menos del tipo que los gobiernos de los sexenios anteriores ejercían de manera acentuada”.
Añadió que “lo que caracteriza este nuevo estilo de Gobierno es que el presidente asume la conducción de la Cuarta Transformación y se pone al frente de todas las principales acciones que caracterizan al proyecto en curso y las prioridades. Esta sensación se acentúa por las llamadas ‘mañaneras’, conferencias de prensa matinales cada día, y donde es el propio presidente quien marca la agenda y los temas que ocuparán los titulares y los análisis de los medios de comunicación. Los propios reporteros contribuyen a crear esa imagen de gobierno centralizador, porque plantean un abanico de cuestionamientos de muy diverso tipo y el presidente responde a todas ellas con conocimiento detallado de los temas”.
¿Qué papel está jugando el Partido del Trabajo en todo este proceso?
El PT hace parte de la coalición Juntos Haremos Historia, que llevó a la victoria electoral al Presidente López Obrador. En esa condición de aliados hemos respaldado en el Congreso de la Unión las iniciativas del Ejecutivo que buscan transformar estructuralmente al sistema mexicano. Hemos contribuido con nuestros votos en los comicios que durante estos años de gobierno se han realizado y respaldado las estrategias gubernamentales destinadas a mejorar la calidad y la cantidad de oportunidades en materia de salud, educación, previsión social y demás componentes de la agenda social”.
El líder del PT precisó: “En ocasiones no coinciden nuestros enfoques y, desde posturas de izquierda, hemos planteado nuestra posición crítica de manera fraternal. Estamos persuadidos que señalar errores puntuales o rutas alternativas para actuar a favor de los sectores sociales más necesitados es una acción constructiva, que ayuda al proceso de transformaciones iniciado con la Cuarta Transformación. Al respecto, rescatamos como prioridad un concepto básico de la coalición: Primero los pobres.
Nuestra postura de ser la izquierda de la izquierda permite enriquecer las propuestas del gobierno, siendo nuestra única limitación no poner en riesgo la estabilidad del proceso de la 4a Transformación. Hemos respaldo las movilizaciones y acudido a la convocatoria electoral de la coalición sumando fuerzas y respaldando el carácter popular de las transformaciones. En síntesis, hemos honrado nuestro compromiso de aliados incondicionales sin por ello perder nuestra autonomía político ideológica”.
Derechos humanos y corrupción, tema complicados
El tema de derechos humanos en el caso de México continúa siendo muy dramático. Hubo nuevas y malas noticias respecto al asesinato de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Terminaron el 2021 con más de 3 mil 400 mujeres asesinadas. Continúan las cientos de muertos a manos del narcotráfico y el crimen organizado. Se habla de 150 mil homicidios. En fin, ¿hay o no progreso en esta materia, cuáles son los problemas que mantienen estas cifras rojas?
Hay que reconocer que avanzar hacia una situación de respeto de los derechos humanos es una tarea que requiere tiempo, por lo profundo de las deformaciones que se heredan de los gobiernos precedentes y por las deformaciones que se extendieron en la sociedad en años de impunidad y ausencia de una estrategia coherente.
En el caso concreto de Ayotzinapa, el Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI) presentó un informe con nuevas pruebas que evidencian que las autoridades federales construyeron una falsa narrativa sobre la desaparición forzada de los 43 normalistas y demás crímenes cometidos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, México. Los hallazgos más llamativos incluyen el importante papel que las Fuerzas Armadas jugaron, desde monitorear los hechos en tiempo real, hasta realizar actuaciones hasta ahora secretas en supuestas escenas del crimen, y ocultar información con la que contaban sobre el caso. Por otra parte, las autoridades ministeriales recurrieron a la tortura de manera sistemática para obligar a personas detenidas a respaldar la llamada “verdad histórica”, así como también falsificaron llamadas y documentos en la investigación. Los hallazgos del GIEI son un llamado de alerta para lograr justicia en el caso Ayotzinapa, que es una obligación del Estado frente a las personas sobrevivientes y las familias de los normalistas desaparecidos. Es también un deber esencial en medio de una crisis de desapariciones cuyas víctimas ya suman casi 100.000. Es una materia pendiente y se nos ha dificultado mucho abordar con éxito los retos estructurales en materia de seguridad y justicia en México.
Uno de los objetivos más sentido de López Obrador fue acabar o disminuir en mucho la corrupción en México, un mal histórico. ¿Qué datos hay de esa batalla?
Con la llegada del Gobierno de la Cuarta Transformación se registran progresivos avances en el combate a la corrupción y la impunidad, como resultado de la honestidad, la eficiencia y la cercanía con que el Gobierno Federal se conduce con el pueblo.
Consideramos que la corrupción es el cáncer que ocasiona desigualdad social, pobreza, impunidad y marginación, por lo que debe ser erradicada. No obstante, todavía falta mucho por hacer a fin de garantizar que no se cometan abusos, ni irregularidades. La corrupción es uno de los grandes problemas nacionales, y para lograr erradicarlo se requiere de lineamientos y estrategias, como la ética pública, para orientar el actuar de los servidores públicos.
En el PT estamos convencidos de que, a partir de una postura ética, una visión honesta y socialmente comprometida del Estado es posible erradicar estos males donde en el pasado reciente grupos de interés hacían jugosos negocios al amparo de un sistema de adquisiciones poco fiscalizado. Por ejemplo, durante el periodo neoliberal se implementó un sistema de adquisiciones públicas lleno de vicios, como los concursos amañados o el cobro de comisiones irregulares, que se convirtieron en una fuente de corrupción incontrolable. La Cuarta Transformación enfrenta una fuerte resistencia porque ahora el objetivo es evitar los tratos privilegiados, los sobreprecios y la complicidad de los servidores públicos en el saqueo de las finanzas públicas.
AL: Una agenda que sume, más que un bloque
¿Usted cree en la conformación o instalación de un bloque regional de gobiernos progresistas, transformadores, de izquierda, donde esté México, Argentina, Venezuela, Cuba, Brasil, Honduras u otros países o prefiere una coordinación más flexible, sin la denominación de bloque?
Creemos en primer lugar, en la unidad latinoamericana y caribeña y en ese sentido, tal vez la idea de bloque podría actuar como factor excluyente y que en lugar de sumar, reste.
Es verdad que los gobiernos progresistas y de izquierda tienen mejores posibilidades de diseñar una agenda común. Pero esa agenda común debe tener como prioridad sumar nuevos países, persuadir a nuestros vecinos de que mientras más naciones están respaldando unidas una visión continental, obtendremos más fortaleza en los organismos internacionales, en especial los de nuestro hemisferio. Hace ya un tiempo que México, Argentina y otros países de la región estudiamos la posibilidad de fortalecer una institución que represente realmente los intereses de todos los países del continente, y sobretodo que no esté organizada en torno a la hegemonía de Estados Unidos. Por el contrario, que sirva como una instancia contra-hegemónica y auténticamente latinoamericana. En ese sentido, vemos a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), como una de las alternativas más sólidas para atender los numerosos desafíos de la región, propiciando la convergencia por encima de las diferencias.
¿Cambió con este Gobierno el relacionamiento con Estados Unidos o es más o menos la misma relación?
No cambió en sus principios, la diferencia es que en la Cuarta Transformación estos principios se aplican con apego a la letra y el espíritu. En este proceso, la soberanía nacional no es una expresión retórica, es un eje rector de la política exterior de México. Sobre ese criterio, apoyamos la postura del presidente López Obrador de llevar las relaciones con altura, con respeto mutuo y un espíritu de colaboración regional y entendimiento, que no exija a ninguna de las partes hacer concesiones que afecten su integridad como nación. La cercanía de nuestros países -estamos hablando de una línea fronteriza de 3,152 km-, la estrecha interrelación de las economías y el comercio, además de factores exógenos, como la migración centroamericana por ejemplo, obligan a tener una permanente comunicación y, como decimos en México, “llevar la fiesta en paz”. En otras palabras, encontrar soluciones comunes a los problemas comunes.
¿Cómo están tratando el tema migratorio? Ustedes tienen la frontera sur, con migrantes que ingresan desde Centroamérica, y la frontera norte, donde los migrantes buscan llegar a Estados Unidos.
En primer lugar, recordemos que el fenómeno migratorio está estrechamente vinculado con las condiciones materiales de vida de los migrantes en sus países de origen. Los factores que la incentivan son principalmente económicos y entre ellos se encuentran la falta de empleo, la escolaridad y los ingresos, la marginación y la pobreza. Nosotros consideramos la migración como un fenómeno histórico, así como creemos que puede contribuir a un aumento de la producción, la mano de obra, y puede permitir elevar la productividad total de las economías, tanto en el país de destino por la acción productiva, así como en el de origen, mediante las remesas y las posibilidades de financiar programas de desarrollo que incentiven al potencial migrante a optar por quedarse en su país. No obstante, la migración incide en las políticas internas del país de destino, en este caso Estados Unidos, y eso repercute directamente en las posibilidades de elaborar una propuesta regional para el tratamiento del problema, que combina aspectos económicos, de derechos humanos y de política interna. México explora esta, ruta, pero indudablemente hay muchos desafíos que todavía no encuentran la respuesta más apropiada.