Surge la interpelación de si es posible circunscribir el trabajo periodístico -en todos sus géneros- a las redes sociales. Y una vez más se aparece la premisa de la complementación. ¿Abandonar espacios para reproducir trabajos periodísticos como los de Kapuściński, García-Márquez, Fisk y grandes periodistas locales? El asunto es no renunciar a formatos que permitan que el periodismo ilustre, profundice, analice, indague, represente y muestre, cuente los procesos y las vivencias, sea bien escrito y aporte a la cultura y la educación. “Hacer investigaciones serias y comprometidas, no sólo narrar hechos, sino analizarlos y hacer investigaciones y síntesis que colaboren a la reivindicación de derechos, es el reto del periodismo de hoy”.
Hugo Guzmán. Periodista. 03/04/2022. Ela Chrzanowska y Gloria Celia Carreño escribieron en la revista mexicana Proceso: “Los periodistas que asumen una responsabilidad en la denuncia, la investigación, la nota, el reportaje, que muestren evidencias de abusos, de criminalidad, de corrupción, son fundamentales. Quizás hemos pasado de los esquemas tradicionales de información sustentado en periódicos y noticiarios, al tuit, a las redes sociales, a los videos cortos que cualquier ciudadano puede subir al ciberespacio, pero que no sustituyen, de manera alguna, los procesos serios de investigación que revelan lo que no siempre está a simple vista”.
El comentario está inserto en un artículo dedicado a la labor del periodista polaco Ryszard Kapuściński, de quien se destaca “su trabajo periodístico, literario y su compromiso social”, y quien realizó innumerables notas, reportajes, entrevistas y descripciones en países africanos, europeos, latinoamericanos y asiáticos.
Las autoras del texto señalaron que “la vigencia de la contribución de Kapuściński al mundo periodístico, y su compromiso ético y profesional de hacer investigaciones serias y comprometidas, no sólo narrar hechos, sino analizarlos y hacer investigaciones y síntesis que colaboren a la reivindicación de derechos, es el reto del periodismo de hoy”.
Parafraseando a Ela Chrzanowska y Gloria Celia Carreño, surge la interpelación de si es posible/factible asumir esa labor circunscribiendo el trabajo periodístico -en todos sus géneros- al tuit, a las redes sociales, a los videos cortos. O al Facebook, el Instragram, el Tik-Tok y actuales o futuras plataformas digitales.
Se suma la pregunta si será posible el desarrollo del periodismo crítico, investigativo, acucioso, indagador, comprometido, analítico, descriptivo, contextualizador, narrativo, eliminando de la faz comunicacional a los periódicos, las revistas, los espacios informativos/analíticos de radio y televisión, los diversos formatos de prensa.
La respuesta podría estar no en blanco y negro. Una vez más se aparece la premisa de la complementación. Dando cauce a las nuevas tecnologías, en la diversidad de sus plataformas, no dejar de perseverar en la mantención de los espacios/formatos de la prensa donde es posible hacer correr las mareas del conocimiento, la investigación, la denuncia documentada, el compromiso social, la indagación, la prosa formidable, la descripción, las historias de vida.
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En Ryszard Kapuściński está el ejemplo del reportero mayor, y a nivel internacional se vienen a la mente ejemplos de labor periodística (desarrollada en multiplicidad de medios) de Ernest Hemingway, Truman Capote, Gabriel García Marquéz, Robert Fisk, Oriana Fallaci, Rodolfo Walsh, Alma Guillermo Prieto, Julio Scherer, Naomi Klein, entre tantos otros y otras.
En Chile, por citar a algunas y algunos, el periodismo -en distintas épocas- está impregnado del trabajo de Elvira Santa Cruz, Lenka Franulic, Juan Emilio Pacull, Raquel Correa, Alberto Gamboa, José Miguel Varas, José Gómez López, Eugenio Lira Massi, Augusto Olivares, Patricio Bañados, Luis Hernández Parker, Hernán Millas, Fernando Rivas, Andrés Sabella.
Podría irse más lejos y considerar los escritos periodísticos de Charles Dickens, Nellie Bly, John Reed, Joseph Pulitzer, Carmen de Burgos.
Tanto a nivel internacional como nacional se aspira a seguir contando con escritos como de aquellos y aquellas mencionados y que nutren de lo mejor el historial de la prensa. Hay, ahora, textos y trabajos de periodistas contemporáneos de alta calidad. En su forma y en su fondo.
En términos muy concretos. ¿Es posible contar con esos materiales acotando todo sólo a Twitter, Facebook, Tik-Tok, Instagram…? ¿Podrían las RRSS dar el espacio a la creación periodística de García Márquez, Kapuściński, Fisk, Varas, Franulic, Sabella…?
¿Es posible sólo en plataformas de RRSS ahondar en temas como la realidad de litio en el país, la crudeza/testimonios de las violaciones a los derechos humanos, los contenidos de la nueva Carta Fundamental, el conflicto Rusia-Ucrania, la historia de vida de la profesora o el recolector de basura, la inmensidad del paisaje natural de una zona abandonada?
Ciertamente que no. Y deben, por tanto, existir los formatos para contar con esos materiales periodísticos. El periodismo concebido como una labor cotidiana de informar y analizar la variedad de sucesos dentro de procesos de la sociedad, requiere de espacios, formatos, diseños, que permitan la entrega de un material robusto.
Sin embargo, al mismo tiempo, es imprescindible que las RRSS contribuyan a la expansión de ideas/fuerza, conceptos, sentimientos-percepciones, imágenes, instalaciones comunicacionales, que forman parte de las dinámicas informativas/mediáticas de estos tiempos.
Lo que ocurre es que el desarrollo de nuevas tecnologías, como la “era digital”, no debe reñir con el periodismo.
Es cierto que la inmediatez, la velocidad comunicacional, el mensaje corto y preciso, la imagen, la apelación a sensaciones, la entrega de contenidos sintéticos y rápidos, son componentes a considerar en el trabajo reporteril/informativo. Al tiempo que los medios de comunicación deban adoptar plataformas que vayan de la mano con el aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
El asunto es no renunciar a formatos que permitan que el periodismo ilustre, profundice, analice, indague, represente y muestre, cuente los procesos y las vivencias, sea bien escrito y forme parte de aportes a la cultura y la educación.
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El concepto de complementación de los medios surge como necesario/imprescindible. En eso puede radicar la premisa de que la prensa y el periodismo contribuyan a mostrar mejor la realidad en que se desenvuelve la comunidad. Es la complementación de medios, destinada finalmente a cumplir un objetivo de bien social, de ilustración, de conocimiento, de información, de veracidad/credibilidad, de entretenimiento, cultura, de cercanía con lo procesal que vive una sociedad.
Se rompe, por lo demás, con ideas que se van instalando como que “la gente ya no lee”, “a la gente no le interesa lo que pasa”, vinculado a concepciones de bien de mercado, y donde subyace la pretensión de ir por el camino de la desinformación, la enajenación, la des-ilustración, la falta de conocimientos, la distorsión, metiendo a la gente en una burbuja sistémica. Ante eso, el desafío, no la renuncia.
Los grandes reporteros de cada época, incluida la actual, batallaron contra aquello, con una labor intelectual y reporteril dando cuenta de las realidades y entregando insumos notables para la construcción de la historia y de saberes. Es lo que la gente espera.