HABLEMOS DE LA TELE. Opciones para un Rechazo

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Al parecer a la televisión no le gustan las iniciativas populares de ley e incluso se mofan de algunas de ellas, así como de varios temas presentados por bloques de colectivos presentes en la Convención cuya integración desconocían.

José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 06/03/2022. Cuando empieza a declinar el efecto mediático de la trágica intervención militar rusa en Ucrania y la lamentable y vergonzosa cobertura unilateral de los medios de comunicación chilenos -junto a la guerra comunicacional internacional con fakes news, videos antiguos y montajes orquestados- volvemos a nuestra cruda realidad.

Claro, Iván Núñez, Andrea Aristegui, Daniel Matamala, Alfonso Concha e Iván Valenzuela viajaron hasta Polonia, Hungría y hasta la frontera ucraniana por lo que recibieron sus convenientes viáticos como “corresponsales de guerra”. ¿Valdría la pena el gasto? Sin ánimo de empate ¿por qué no hicieron lo mismo el 2014 con el Donbás donde murieron 14 mil civiles?

En tanto, un sector de la derecha entra en una etapa de “reflexión” en la Convención Constitucional, otro se prepara para desplegar una intensa campaña por el Rechazo en el próximo plebiscito de salida del proceso constituyente.

Colegas como Mónica Rincón, Iván Valenzuela, Matías del Río, Constanza Santa María e Iván Núñez no ocultan sus diferencias, resquemores y hasta odiosidades con lo obrado hasta ahora por los 154 constituyentes y lo hacen ver claramente por acción u omisión, es decir, haciéndoles entrevistas, invitándolos a debatir o simplemente ignorándolos y evitando la presencia de unos u otros ante las cámaras.

Los medios de comunicación muestran de a poco sus cartas pero mantienen una suerte de omisión o exclusión culposa sobre los innegables avances que el proceso constituyente consigue día a día en las siete comisiones y los respectivos plenos que van aceptando o rechazando los informes y la discusión en particular de los articulados de las respectivas propuestas.

Al parecer a la televisión no le gustan las iniciativas populares de ley e incluso se mofan de algunas de ellas, así como de varios temas presentados por bloques de colectivos presentes en la Convención cuya integración desconocían. Ante las cámaras muy poco han aparecido representantes de la Coordinadora Constituyente Plurinacional y Popular, los Movimientos Sociales Constituyentes, el Pueblo Constituyente, Colectivo del Apruebo y otros absolutamente ignorados hasta ahora por los medios.

A las penosas opciones de Rechazo se ha sumado la aparición del movimiento Amarillos promovido por el poeta Cristián Warnken, otrora animador del exitoso programa “La belleza de pensar” en TV que devino en columnista político y activista crítico de la Convención Constitucional.

Pese al apoyo financiero y de los medios hasta ahora los canales de televisión no se han hecho eco de la vocería de Warnken aunque ésta no deja de ser atractiva para el marketing y las tandas publicitarias que mantienen las estaciones locales. Mientras, el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Juan Sutil afila sus estacas para apoderarse de la emisora televisiva CNN Chile, amenazando el incremento de la hegemonía mediática de la derecha y el empresariado en la escena comunicacional de nuestro país.

En tanto la propuesta del Derecho a la Comunicación sigue saltando vallas en la Convención y en su discusión en particular podría finalmente convertirse en un artículo de la nueva Constitución, a la que habría que sumar más tarde reglamentos y normas para el sistema de medios que debe ser debatida en el futuro Congreso Nacional. La opción Rechazo parece contar con un importante apoyo comunicacional y mediático del cual carece la propia Convención Constitucional.

La incorporación de la colega Javiera Olivares a la Secom del Gobierno de Gabriel Boric debería contribuir a equiparar las fuerzas del proceso desde La Moneda. La dramática intervención militar rusa en Ucrania no debe hacernos olvidar nuestro proceso constituyente y la amenaza de la derecha para desbaratarlo cueste lo que cueste.