No nos gusta ver a Rusia, convertida en un matón del barrio, como lo ha sido EEUU a lo largo de todos estos últimos años. Nos angustia ver a ciudadanos ucranianos huyendo de su país o refugiados en las estaciones del Metro. ¿Pero hay otro camino para detener el peligroso auge del fascismo tipo Siglo XXI, que puede amenazar con la extinción del ser humano sobre el planeta?
Miguel Lawner (*). Santiago. 02/2022. Ucrania es la tierra donde nacieron mis padres y de la cual debieron emigrar huyendo de los pogroms ([1]), encabezados por Petriula, hoy un héroe nacional para las fuerzas que asumieron el poder en ese país, tras el golpe de estado que tuvo lugar en 2014, culminando con el derrocamiento del presidente Víctor Yanúkovic.
Dicha acción, contó con el apoyo total de los EEUU, interesados en detener la creciente influencia política y económica alcanzada por Rusia, tras el ascenso de Putin al poder.
Victoria Nuland, entonces subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos y ahora número tres del Departamento de Estado de Estados Unidos, desfiló personalmente por la plaza de la Independencia de Kiev, que lleva el nombre de Maidán, para animar las protestas contra el presidente Yanukóvich. Se jactó públicamente de que Estados Unidos había invertido cinco mil millones de dólares en el cambio de régimen en Ucrania”. ([2])
Stepan Bandera, otro rufián que permanecía encarcelado por el gobierno soviético en Ucrania, fue liberado por el ejército alemán que ocupó dicho país al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, tras lo cual, se encargó de organizar las legiones ucranianas que lucharon contra la Unión Soviética en su avance hasta Moscú. Recordemos que también participaron activamente en estas acciones, el abuelo y el padre de nuestro conocido Miguel Krasnoff, condenado a más de 800 años de prisión por los innumerables crímenes cometidos en Chile, durante la dictadura encabezada por Augusto Pinochet.
Además, Stepan Bandera fue acusado por la Unión Soviética, de haber organizado y participado en los pogromos realizados en la ciudad de Lvov, que costaron la vida entre 4.000 a 8.000 judíos.
Sin embargo, el Parlamento de Ucrania (la Rada), establecido tras el golpe militar en 2014, acordó ahora, hace apenas dos años, declarar oficialmente el 1° de enero como día conmemorativo del nacimiento de Stepan Bandera. La fecha se ha convertido en una fiesta nacional y es celebrado con regocijo por sectores de la ultraderecha ucraniana. De hecho, es una provocación contra los ciudadanos rusos, cuyos padres y abuelos, no olvidarán jamás, los crímenes cometidos por Stepan Bandera.
El sector oriental de Ucrania, conocido como el Donbass, que comprende las regiones de Lugansk y Donetz, fue particularmente reprimido tras el golpe ocurrido en Ucrania en 2014. Es una zona con población mayoritariamente rusa, que conserva su idioma y con el cual se imparte la enseñanza en todos sus niveles. Las agresiones llegaron a tal nivel, que dichas regiones acordaron la creación de las Repúblicas Independientes de Lugansk y Donetz.
Un año más tarde, se firmaron los acuerdos de Minsk ( [3] ) estableciendo el alto al fuego en el Donbas, firmado por Rusia y Ucrania conforme a un plan desarrollado por los entonces presidente francés, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Estos acuerdos han sido sistemáticamente violados por Ucrania, por vía de la creación del llamado Batallón de Azov, cuerpo paramilitar, encargado de agredir constantemente a las repúblicas independientes del Donbass. Se trata de una organización de ultraderecha, que fundó Andriy Biletsky, un criminal que cumplía condena en la cárcel por asesinato y que fue liberado tras el golpe del 2014. Sus crímenes son incontables, incluyendo 48 sindicalistas quemados vivos, en una escuela de Odessa. También han incendiado sinagogas, todo esto bajo el silencio cómplice de Estados Unidos y de gran parte del mundo, a diferencias de lo que ocurre hoy día con la invasión rusa en Ucrania, que ha motivado múltiples acciones de represalia resueltas por Estados Unidos, por la mayoría de los países europeos y naturalmente, por nuestro democrático presidente Sebastián Piñera.
El batallón Azov nunca ha ocultado su admiración por los nazis. Biletsky profesó su apoyo a la “cruzada de las naciones blancas del mundo contra los subhumanos dirigidos por los judíos”
Por otra parte, se han constituido en una peligrosa escuela internacional destinada a la formación de fuerzas paramilitares, preparadas para agredir y acabar con cualquier manifestación popular que ponga en peligro los regímenes reaccionarios vigentes en cualquier lugar del mundo. Cuentan con pleno respaldo del actual gobierno de Ucrania, que los ha incorporado como un regimiento más de sus fuerzas militares.
Durante la reciente elección presidencial efectuada en nuestro país, me llamó la atención el despliegue de una extraña bandera, exhibida por manifestantes en favor de José Antonio Kast, que recorrieron amenazantes, la avenida Las Condes
Indagando sobre el significado de dicha bandera, me enteré, por primera vez, de la existencia de este batallón de Azov, cuyos emblemas son semejantes a los de las fuerzas especiales de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Los ejecutores del genocidio que ultimaron e incineraron a seis millones de personas en cámaras de gases, son los maestros que guían las acciones criminales de estos legítimos neonazis y ya los tenemos en Chile.
El mundo comienza a parecerse mucho a los años 30 del siglo pasado, con el surgimiento de regímenes fascistas en Italia y Alemania. La guerra civil española fue su escuela de formación, practicando toda clase de crímenes, y bombardeos a poblaciones indefensas, mientras las potencias occidentales levantaron la bandera de la no intervención, dejando indefensa a las fuerzas republicanas españolas.
Toda nuestra vida hemos luchado por la Paz. Fui encargado juvenil del Movimiento de Partidarios de la Paz organizado en Chile a partir de 1949, y que presidió el coronel en retiro De Amesti con Olguita Poblete como Secretaria General.
Nos hemos manifestado en múltiples ocasiones contra las agresiones cometidas por los EEUU con nuestros países hermanos: Cuba, Nicaragua, Honduras, Guatemala.
¿Qué debemos hacer ahora?
No nos gusta ver a Rusia, convertida en un matón del barrio, como lo ha sido EEUU a lo largo de todos estos últimos años. Nos angustia ver a ciudadanos ucranianos huyendo de su país o refugiados en las estaciones del Metro. ¿Pero hay otro camino para detener el peligroso auge del fascismo tipo Siglo XXI, que puede amenazar con la extinción del ser humano sobre el planeta?
¿Quién tiene una respuesta adecuada, indolora, para este grave desafío que enfrenta hoy la humanidad?
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