María Candelaria, hija de Sebastián Acevedo, en el Parlamento

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Su padre se inmoló defendiendo a víctimas de la dictadura, y sus abuelos sufrieron cárcel y tortura en los tiempos de González Videla y Pinochet. Ahora, esta mujer de familia comunista de siempre, es diputada representando comunas del Biobío. Dice pertenecer a una generación de mujeres “que nunca dejamos de luchar, nunca dejamos de hacer lo que creemos que es importante para el pueblo, para nosotras y para las y los comunistas”. Establece prioridades legislativas como los derechos humanos, la pesca y la vivienda, temas importantes en su región. Sostiene que el PC, en el período que viene, debe “dar muestras de responsabilidad y de esperanza” y afirma que “tenemos que contribuir en llevar a cabo el programa de Gabriel Boric”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 14/01/2022.  Su abuela, Ana Aguilera, fue alcaldesa comunista de Coronel, y estuvo presa en Pisagua, en los años cuarenta, cuando el Partido Comunista (PC) fue perseguido por el presidente Gabriel González Videla. Su abuelo, Vicente Acevedo, también militante del PC, regidor, fue detenido y torturado en Quiriquina, en los setenta, en esa ola represiva y criminal de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet. Su padre, Sebastián Acevedo, murió producto de las quemaduras cuando se inmoló, frente a la Catedral de Concepción, para exigir información sobre su hija e hijo detenidos arbitrariamente por la Cni, el órgano represivo del régimen militar, y defender a las víctimas de la dictadura.

Desde el sur del país -esa tierra de lluvias y vegetación abundante y hermosa, esa zona de luchas históricas de pobladores, estudiantes, mujeres, trabajadores y mineros-, ella continuó la trayectoria familiar y política, convirtiéndose en una activista de derechos humanos, en perseverante militante comunista y una mujer de terreno en muchísimas batallas populares.

Ahora, el 2022, entrará al Congreso en Valparaíso, como diputada del Partido Comunista (PC), representando al Distrito 20 (*), que comprende las comunas de Concepción, Coronel, Chiguayante, Talcahuano, San Pedro de la Paz, Hualpén, Hualqui, Penco, SantaJuana, Tomé y Florida, para dedicar esfuerzo en derechos humanos y en defensa de derechos de trabajadores de la pesca, de los pobladores sin casa, de la gente de su región.

María Candelaria Acevedo Sáez, 63 años, casada, dos hijos, es una de las integrantes de la bancada parlamentaria del PC que comenzará labores el 11 de marzo próximo. Una activista de derechos humanos, trabajadora, pobladora, parte de la generación que luchó contra la dictadura cívico-militar, instalada en la Cámara de Diputadas y Diputados.

“Nosotras somos una generación de trabajo, de luchas”

En entrevista con ElSiglo.cl cuenta que “hace unos días estuvimos reunidos prácticamente todas y todos los compañeros de la bancada del partido, analizando y viendo nuestros principales objetivos, las tareas que hay. Vimos las comisiones donde podríamos integrarnos a trabajar. Hay, hasta ahora, dos comisiones que me interesan, una es la derechos humanos, otra es lo relacionada con la pesca, por todo lo que ocurre en la zona costera y con los pescadores, y también el tema de vivienda porque hay muchos campamentos en comunas, hay problemas de falta de vivienda”.

Añade que también espera “estar preocupada de la gente, que reciban nuestro apoyo, nuestra solidaridad, nuestro trabajo, y asumir tareas que tengan que ver con el anhelo de los trabajadores, y llevar las reivindicaciones al Parlamento”.

Se habla que en estos tiempos llegan al Congreso y otras instancias generaciones jóvenes, que el cambio de ciclo implica cambio generacional. Pero hay representantes como ella misma que pertenecen a otra generación…“Sí, así mismo. Como Lorena Pizarro o Carmen Hertz”, comenta. Y sostiene: “Es cierto que ahora hay espacio para las generaciones jóvenes, pero también es cierto que nosotras somos una generación de trabajo, de luchas, de batallas durante 40 años o más, de no haber sido permeadas por cosas que ocurrieron en la sociedad y en lugares como el Parlamento y otras instituciones”.

Enfatiza que “no somos mujeres que pueden permearse, que pueden ser llevadas a otros terrenos, nosotras somos aquellas que nunca dejamos de luchar, nunca dejamos de hacer lo que creemos que es importante para el pueblo, para nosotras y para las y los comunistas”.

Sebastián Acevedo. “Su consecuencia fue hasta el último minuto”

El 9 de noviembre de 1983, María Candelaria y su hermano Galo, fueron detenidos por grupos de la Central Nacional de Informaciones (Cni), y llevados a un cuartel secreto donde fueron torturados. Eran militantes de las Juventudes Comunistas. Su padre, Sebastián Acevedo, los buscó y exigió información sobre sus hijos y pidió su libertad. También abogó por otras víctimas de la represión, en momentos de una acción represiva de la dictadura. El 11 de noviembre, Acevedo decidió inmolarse en la Plaza de la Independencia de Concepción, prendiéndose fuego. Una grabación constató algunas de sus últimas palabras: “Quiero que la CNI devuelva a mis hijos…Señor, perdónalos a ellos y también perdóname por este sacrificio”. Ese mismo día falleció.

“El contexto en que se produjo la inmolación de mi padre -dice María Candelaria- fue en plena dictadura, se violaban los derechos humanos en forma sistemática, brutal, se vivieron horrores tremendos”.

Comenta que su padre “tenía una trayectoria de vida, de militante, junto con mis abuelos, que fueron perseguidos no solo el ’73 o durante la dictadura, sino también en el año ’47, con el Gobierno de Gabriel González Videla, donde se persiguió a los comunistas”. Recalca que en su familia “hay una trayectoria larga de compromiso, de consecuencia”.

Narra que “cuando fuimos detenidos por la Cni con mi hermano, él decide tomar una decisión drástica, que podía conmocionar, llevar a la gente a tomar consciencia, descubrir lo que estaba ocurriendo en Chile. Hay que decir que mi padre nunca quiso llegar a ese extremo, sin embargo, se dieron esas circunstancias tan difíciles y duras. Él quiso entregar la solidaridad y dar a conocer lo que pasaba, no solo por nosotros, sino por todos quienes luchaban contra la dictadura, todos los detenidos, y eso da un perfil de mi padre, en su condición de militante, él también era cristiano, por tanto su consecuencia fue hasta el último minuto”.

¿Por qué estaban detenidos con su hermano?

Por Ley de Control de Armas y supuestamente formar grupos paramilitares. Nosotros éramos militantes de las Juventudes Comunistas (JJCC) en ese tiempo, pertenecíamos a una base de la Jota, y trabajábamos por derrotar a la dictadura y nos organizábamos, nos reuníamos, y veíamos distintas formas de acabar con la dictadura. Fueron los días en que detuvieron a Víctor Hugo Huerta, el secretario regional del partido en clandestinidad, y se produjo una ola de detenciones y torturas, se produjo el falso enfrentamiento donde murió Víctor Hugo. Cayeron muchos compañeros y compañeras y supuestamente había una información de que formábamos una base o célula militar.

Usted salió del cuartel de la Cni, ¿qué pasó en esos momentos?

Estaba detenida en la Cni y, entre otras cosas que pasan, en medio de torturas, aparece un sacerdote y pide que le cuente todo lo que pasaba y lo que hacía, porque de eso dependía mi libertad. Yo le conté lo que ya había dicho y me dicen, de un rato para otro, que me voy para mi casa. Me fueron a dejar, golpearon la puerta, y salió mi hermana y dice “y estos gallos quiénes son? Ellos dicen que no tienen nada que ver con lo que había pasado. Se van y ahí me dice que mi papá se quemó en la Catedral. Se me vino el mundo abajo. Lo único que quería cuando salí del arresto, era abrazar a mis padres, a mis hijos, mis hermanos, estar en un lugar protegido donde me pudieran dar el cariño que uno necesitaba. Así que salí a Concepción, de una parroquia se consiguieron un auto, llegué al Hospital Regional, al servicio de urgencia, me querían colocar una inyección para calmarme, y ayudaron unos médicos, un cura, y yo lo único que quería era saber cómo estaba mi papá, quería verlo. Él tenía el 90% de su cuerpo quemado, pero estaba lúcido, y le preguntaron si quería recibirme pero él dijo que no, que mejor viéramos otra manera de hablar, y pudimos conversar por un citófono. Hablamos, él me pidió cuidar a los hijos, sentí su cariño y bueno, después falleció”.

La vigente labor del movimiento Sebastián Acevedo

Luego surgió el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo que funciona hasta hoy. “Llevamos muchos años trabajando en derechos humanos, temas de memoria, el rescate de la memoria, y el 2014 decidimos tener personalidad jurídica y conformamos la Corporación de Derechos Humanos Sebastián Acevedo, en la cual el principal objetivo es la defensa y la promoción de los derechos humanos y memoria”, explica María Candelaria.

Indica que “participamos en muchas actividades, realizamos rutas de memoria, trabajamos con el municipio de Concepción que tiene un área de derechos humanos, recuperamos historia, nos coordinamos con otras organizaciones. Estamos implementando en este tiempo unos proyectos de rescate de sitios de memoria, que tiene que ver con buscar, investigar, sitios de detención y tortura, y entregar información para que sea masiva. La idea es que la gente pueda saber lo que pasó acá en el Biobío, en varias comunas”.

Explica que la labor es “no solamente en lo que significan los derechos humanos en referencia a la dictadura, la represión, sino también en función del derecho a la salud, a la vivienda, al trabajo, a las pensiones. Estamos muy activos y en estos meses hemos estado apoyando a las y los jóvenes detenidos en el marco de la revuelta social de 2019, en adelante, solidarizando con ellos y sus familiares, porque están en prisión preventiva, sin avances, y es gente que no tiene mucho conocimiento de estas cosas penales, no saben de trámites en los Tribunales, cómo lograr visitar a los chiquillos, y una serie de cosas que hemos aprendido en estos años y que ahora podemos compartir”.

La primera después de 48 años

María Candelaria Acevedo será diputada comunista después de 48 años que el PC no tenía representante por el Biobío. El último fue Iván Quintana, hasta septiembre de 1973, fecha del golpe de Estado.

Sobre eso, la congresista electa apunta que “para los comunistas es un gran desafío que tenemos por delante. Esto no es un asunto de la diputada, que en este caso cayó en mí esta representación, sino que es una diputación del Partido Comunista y tenemos que trabajar bien, dar muestras de responsabilidad y de esperanza”.

Añade: “Tenemos que contribuir en llevar a cabo el programa de Gabriel Boric, y debemos estar ahí para ayudar, para contribuir, y confirmar nuestro compromiso con la gente, con el pueblo, en función de lo que fue nuestra campaña y la campaña de Boric, nuestro Presidente electo. Es una inmensa responsabilidad y esperamos que los comunistas estemos a la altura de esta gran tarea y este hecho histórico”.

“Particularmente, ser la primera mujer del Partido Comunista del sur, del Biobío, que es parlamentaria después de 48 años, lleva a que como militantes, como partido, no nos podemos perder, no nos podemos farrear esta oportunidad. Inclusive, debemos desde ahora trabajar en una segunda diputación en el futuro, en cómo aumentar nuestra votación y en vez de tener una diputada, tener dos, ése es el análisis que debemos hacer, junto con todo el trabajo que hay que desarrollar desde ahora”, sostiene.

Pareciera que en su elección, en esa región, hay un reconocimiento a su trabajo de muchos años, a su trayectoria, al ejemplo de su padre…

Hay una combinación de muchas cosas, por las palabras y los saludos que me llegaron y me llegan. Hay un reconocimiento a mi padre, Sebastián Acevedo, también a mi trabajo como dirigenta en la lucha por los derechos humanos. También lo que fue el ejemplo de mi padre en mucha gente, eso es importante valorarlo, porque son testimonios y esperanzas de la gente. Mi padre dio su vida por la gente, y debo decir que también van a encontrar en mí esa vocación, ese compromiso. Me parece que influye la consecuencia que una ha tenido en estos largos años, unos 40 años de trabajo en derechos humanos.

¿Cómo se siente de entrar a ese espacio institucional, formal, con protocolos, cuando usted ha sido una luchadora de la calle, de territorios, de estar con la gente? ¿Le incomoda un poco?

Me incomoda bastante. Una es, como dices, de la calle, del territorio, del barrio, y eso no lo voy a perder. El Congreso es solamente un lugar donde vamos a ir a debatir, a dialogar, a trabajar, a lograr leyes, eso no me va a cambiar mi forma de vida, de actuar, ahí, cuando hay esas tareas, es cuando una debe colocar los puntos sobre las íes. Voy a seguir siendo una mujer de terreno, que llegará a su Distrito a compartir, que cuando llegue a su comuna y a otras comunas, hará lo que siempre ha hecho. Como dijo el Zalo Reyes, no me voy a cambiar ni de casa, ni de barrio. Seguiremos siendo lo mismo. Si hay que ir a una manifestación vamos a ir, si hay que aportar con la gente, ahí vamos a estar, el Congreso es solo un espacio dentro de nuestras luchas, es donde vamos a dictar leyes para mejorar las condiciones de vida de las y los chilenos, de las y los trabajadores, vamos a debatir, a crear mejores condiciones para las mujeres y los jóvenes. Trataremos de llevar lo mejor posible las formalidades y el protocolo, pero lo fundamental será nuestra labor, seguir nuestra lucha, seguir en los territorios. En mi vida, lo principal no es el protocolo, lo principal es la política que los comunistas vamos a hacer al Parlamento.