Iván Pincheira, sociólogo de la Universidad de Concepción, experto en temas de delito, apuntó que, sobre todo de cara al nuevo Gobierno de Gabriel Boric, hay que incorporar nuevos actores en la conversación sobre delincuencia, ir a cambios estructurales y “apuntar a un gran acuerdo nacional si realmente queremos dar con soluciones”. El académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, sostuvo que “hay un asunto de continuidad o descontinuidad en lo que será el Gobierno de Boric, en cuanto al delito, la política criminal, o de seguridad ciudadana”. No dejó de señalar que hay una estigmatización sobre todo con la juventud de sectores populares y que la contingencia vivida en estos días con homicidios e instalación del tema en la agenda, obedece a “oleadas”, y que “eso es algo recurrente, porque no es la primera vez y no será la última en esta lógica, instalando olas” sobre el tema. El también magíster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile, sentenció que “el delito hay que entenderlo como un fenómeno social permanente, sino, no habrá soluciones reales”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 14/01/2022. En esta semana se instaló el aumento de homicidios, el alza de la delincuencia, hubo secuestros de connotación mediática, y estamos de nuevo con este tema de la delincuencia copando o cruzando la agenda nacional.
Sí, de esto se comenzó a hablar con lo que ocurrió el pasado fin de semana y días siguientes, con delitos graves. Pero quisiera ir a puntos que me parecen más relevantes y que son importantes en esta conversación. Son los actores que juegan en esto, básicamente Carabineros, los medios de comunicación y las estadísticas. Volvemos a ver el rol preponderante que se ha sido analizando y constatando desde la investigación social, de los medios. Es que de ahí parte mucho de la discusión que existe hoy, por ejemplo, entre el Fiscal Nacional, el Ministro del Interior, y cómo hacen dialogar a esos actores, como pasa por ahí el problema…Hay interés de sectores de mantener figuras estigmatizantes del delito, relevando miedos, rabias, frustraciones, buscando un chivo expiatorio. Hay que considerar esa variable. Sectores donde potencian que crece el delito, porque eso genera más temor, más respuestas del momento, y esperan mayor preocupación de Carabineros.
¿Cómo romper ese eje de actores y esos caminos para enfrentar esta situación?
Se puede avanzar hacia un acuerdo nacional con varios o muchos actores, que permita una integralidad en las acciones, que parte de un sinceramiento de los fracasos, del fracaso de los actores que han estado hasta ahora en este problema. Un acuerdo que apunte a cambios estructurales que, por cierto, no se lograrán en cuatro años de Gobierno, pero se inician y apuntan a salidas. Imagínate que eso incluye un cambio estructural cultural, dado el alto grado de estigmatización que se ha producido en la sociedad chilena. Cambios estructurales que generen conexiones, conversaciones, acciones y que amplían los actores comprometidos.
Mira, tenemos a ese niño, ese adolescente, con su abuela que tiene una pensión de mierda, con su mamá que es microtraficante y está presa, su padre ausente y violento, que va a una escuela de mala calidad, en una zona con mal transporte y malos servicios, en un ambiente de delito, imagínate cuántos problemas concentramos en un solo niño o joven. Problemas de educación, de acceso a servicios, de pensiones, de sueldos, de trabajo. Y muchas veces llegar al Sename o la cárcel. Por eso el delito está muy conectado con muchos procesos, instancias, con la situación social, con cuestiones institucionales. Porque podemos agregar que esa persona no tiene acceso a la cultura, al deporte, a otras oportunidades.
A eso tiene que apuntar un gran acuerdo nacional si realmente queremos dar con soluciones. No a bajar estadísticas, a llevar más carabineros, a aumentar las penas de cárcel. El delito hay que entenderlo como un fenómeno social permanente, sino, no habrá soluciones reales.
La literatura internacional señala que los gobiernos, al no poder hacer cambios estructurales, de fondo, articulados, con distintas esferas de la actividad social, no pueden resolver el tema del delito en los años de sus gestiones.
¿Y cómo miras el desafío que viene en esto para el nuevo Gobierno?
En lo inmediato tenemos un Gobierno que aun no asciende, y le aparece como primera prioridad de la agenda el tema del delito, según unos medios y algunos actores.
Hay un asunto de continuidad o descontinuidad en lo que será el Gobierno de (Gabriel) Boric en cuanto al delito, la política criminal, o de seguridad ciudadana. Creo que eso depende de los actores que participen y el tipo de razonamientos que se elaboren. Hay o puede haber una continuidad con preeminencia de lo delictivo y lo estadístico en este tema. La otra es la relación con los medios de comunicación que son los que, en colaboración con Carabineros, hacen público un razonamiento o una percepción sobre la delincuencia, e incluso la estigmatización en torno de los delitos.
El asunto es si el tratamiento que le va a dar Boric a este tema seguirá esa misma ruta, o si se abrirá, por ejemplo, a actores más específicos, que se constituyen en base para encarar el tema delictivo y desarrollar políticas públicas. ¿Va a seguir con los mismos actores? Carabineros, los medios de prensa, el Poder Legislativo. ¿Habrá continuidad de operar con el aparato estadístico, en basarse en los medios? ¿Serán las cifras un eje prioritario para atender la delincuencia? Porque hoy todo se basa en las cifras de delitos. Pero las cifras son manejables para lo que quieras decir o no, donde entran las “cifras negras”, donde no hay denuncias ni información. Eso implica un modo reduccionista de entender el problema del delito.
Lo que ocurre, en esto de la continuidad o descontinuidad, es que muchas veces los gobiernos no buscan profundizar en los cambios, solo se fijan en las cifras, en ciertos datos. Dado que cuatro años no alcanzan para hacer los cambios estructurales, lo que te queda a la mano es lo más mediático, los más visible, lo más efectista. Eso es un riesgo.
Si se sigue con los mismos mecanismos y herramientas, priorizando por las estadísticas -y entendiendo que se mejora mejorando las estadísticas-, es continuar las estrategias que se vienen ejecutando, que fracasaron. Las estadísticas y los datos, por lo demás, demuestran el fracaso en erradicar la delincuencia. Los datos no han resuelto el problema del delito. Tampoco los medios de comunicación han contribuido a terminar con el problema.
¿Qué pasará con Boric? ¿Habrá continuidad en todo eso? Porque si va a seguir en esa misma línea, lo que tendremos en los próximos cuatro años es que, probablemente, no se pueda cambiar la situación que conocemos.
Otra línea es asumir a otros actores y otros temas, en el entendido que nadie arregla el tema del delito en cuatro años, eso es mucho más largo. Actores y temas como educación, salarios, pensiones, oportunidades, transporte, organizaciones sociales locales, cultura, está todo conectado.
Hay que insistir que cuatro años no dan, es imposible, tiene que haber conversación, acuerdos, entender lo que dice la teoría social, entender que se necesitan cambios estructurales que tardan más tiempo. Esto es un problema que desborda a los gobiernos, al aparato estatal.
Es más allá de apostar al espectáculo, lo mediático, los datos, un discurso del Gobierno que buscar ganarse la simpatía de la ciudadanía, la aprobación en encuestas. Esto configura problemas estructurales y que correlacionan distintas dimensiones sociales, por eso se requiere de la participación de los actuales actores y de nuevos actores. Se pueden sentar otros actores a conversar. Y creo que especial relevancia tiene el actor organizaciones sociales. ¿En qué nos vamos a apoyar para trabajar en las poblaciones? ¿Quiénes participan en los territorios? Son las organizaciones sociales que ocupan el espacio, desafían el espacio, conviven en el espacio. Y participan en gobiernos locales, en mayor o menor medida. Por ahí hay un camino.
Si se rigiera por el modelo actual, bueno, podemos suponer que en el ámbito del delito no habrá cambios en las estructuras y comportamientos sociales, y que se tenderá a lo más visible, a las cifras, con políticas de maquillaje, que no redundan en soluciones y además posibilitan la continuidad en la estigmatización de sectores sociales populares.
En los próximos días se nombrará un Ministro del Interior, o un Ministerio de Seguridad Pública. ¿Usted sería de la opinión de que no salieran con un discurso de que vamos a derrotar la delincuencia, vamos a bajar los índices de delito?
Discursivamente demostraría una continuidad del modo que se ha tratado el delito, y la experiencia demuestra que no ha resultado, ni resuelto. El riesgo, además, es que genera estigmas, no ubican el delito como un problema de la sociedad, como un fenómeno social. Ubica el delito como algo de un sujeto, de la culpa, de una cifra, y reduce todo a la acción delictiva, pero no a las condiciones materiales y sociales que llevan a la delincuencia. Con ese discurso, se podría reiterar algo que ya está instalado.
Mira, si este problema va más allá de este Gobierno que sale, supera a (Sebastián) Piñera, no es de cuatro años, es superar el modo de ver la delincuencia desde los años noventa, desde la creación de Paz Ciudadana.
Me decían que podría haber un Ministerio de Seguridad Ciudadana. Puede estar o no estar, ese no es el problema. Si ese será el espacio articulador de la conversación, de la convergencia y correlación de distintos actores, genial. Pero si sólo se va a dedicar a las relaciones o actuaciones policiales, eso será un problema. Medidas formales o cortoplacistas no van a resolver nada.
¿En el nuevo Gobierno habría que dar un vuelco en las tesis que se manejan en torno de la delincuencia?
Yo creo, aunque eso es menos efectista. No es necesario dejar de hacer lo que se está haciendo, efectivamente es fundamental lo que está haciendo la policía, pero no cargar el tema en los hombros de la policía solamente. Hay que convocar nuevos actores, hay que ir a los cambios estructurales, hay que asignarle un rol a las organizaciones sociales.
Eso implica un cambio de comunicación hacia la opinión pública, el Gobierno debería diseñar otra línea comunicacional efectiva, distinta a la que tienen actualmente los medios de prensa.
Claro, eso debe ser así. Una comunicación que subsane la idea que podría instalarse de acusaciones de que el Gobierno no está haciendo nada, mostrar lo que sí se hace, que se avanza en cambios reales y estructurales, y conectar la idea de los derechos sociales como las condiciones que permitirían ir bajando los índices de delincuencia y reduciendo realmente el delito. Es necesario salirse de la tesis impuesta, superar la tesis que está instalada.
¿Y aprobar leyes como la de control de armas, legislar sobre Carabineros?
Son medias con las cuales se podría estar en mayor o menor acuerdo respecto a los efectos que podrían tener. Lo que uno puede estar seguro, es que son medidas focalizadas. El tema de las armas, nos lleva a otros problemas. ¿Quiénes venden esas armas?, ¿quiénes las tienen?, ¿qué pasó con el Ejército y esa denuncia de que desde ahí se vendían armas? ¿Está bien hecho ese mapa, contabilizadas las armas que se fueron por ahí? La medida de control de armas es necesaria, como varias otras medidas. Pero toda medida debe estar pensada en qué lugar juega en una estrategia general que conecta distintas dimensiones, que son las que van a apuntar a soluciones, a bajar las tasas de delito. Más penas de cárcel, bueno, los delitos se redefinen; más controles en la adquisición de armas; pero qué hacer frente a lo que genera delitos, lo que genera que se compren armas. Todo esto es parte del debate.
Hay un elemento como la prevención, que es clave. En eso, qué rol juega la Inteligencia de las policías, si son efectivas, cómo se obtiene información para prevenir. Ahí puede haber medidas, no se trata de no tener medidas. Pero insisto, medidas que se conecten, se vinculen, se relacionen con el sustrato social más amplio que está vinculado al problema, pero teniendo en cuenta que esas medidas no aumenten la estigmatización sobre sectores populares, fundamentalmente de juventudes se sectores populares. Porque ese es un regalo que viene envenenado desde cierto sectores que estigmatizan.
Sigue instalado el tema de la percepción. En estos días todo está concentrado en que aumentaron los homicidios, la violencia en los delitos.
Es una percepción globalizada, mediatizada. Estas percepciones del delito, del aumento del delito, son oleadas, hay momentos en que se instalan, se pone el foco y se enfatizan cifras del aumento delictivo. Eso es algo recurrente, es importante entenderlo, porque no es la primera vez y no será la última en esta lógica, instalando olas. Incluso se usa para instalar leyes, y se inducen miedos. Como el miedo por la situación en La Araucanía, miedo por la migración, y eso opera en sensibilidades de la audiencia que está conectada a lo que pasa en el sur, está conectada a la circunstancia de la migración, y que aparezca información, otra vez priorizando las cifras, relevando hechos delictuales, con mayor atención por parte de los medios de comunicación, impacta.
Esto sucede en medio de una crisis económica, que afecta la mayoría de la gente, en medio de una pandemia, sin políticas sociales fuertes que puedan ayudar a la subsistencia en sectores populares. Entonces, no se trata de más carabineros, de reubicación de los carabineros, tesis levantada por un actor preponderante en el esquema actual que es Carabineros. Se vuelve a hablar de reubicación de carabineros en las zonas populares, como solución, y otra vez se olvida al actor social local.
Para enfrentar esto de las percepciones y la discusión del delito que hay en estos días, no puede hacerse de otra manera que enmarcarla en un contexto, que tiene que ver con la situación social, pero también ese elemento del terrorismo en La Araucanía y el factor de la migración.
Se instala, en estas semanas, una situación que es recurrente en la pos dictadura, que son los ciclos de alza o relevancia de la delincuencia, donde la prensa y círculos de la política generan discusiones y percepciones. Y hay que ver hoy, en qué momento se instala este ciclo, no solo en cuanto a lo legislativo, también en el cuadro del país, y donde vuelven los actores: Carabineros, medios de comunicación, estadísticas.
(El Siglo es Soberanía Informativa. Información para el Conocimiento. Por ello es generador de contenidos que contribuyen al análisis, el debate, la profundización temática)