8M. La violencia machista no retrocede

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2023 se inicia con seis femicidios y 35 femicidios frustrados.

Natalia González. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 8/3/2023. El 17 de enero, Patricia Zapata Restrepo es trasladada a la Posta Central con diferentes heridas de arma blanca perpetradas por su conviviente. Luego de varios días en estado crítico, fallece. Su conviviente, identificado como Rodolfo Alarcón Fuentes, fue formalizado por el delito de femicidio consumado.

El 14 de enero, Carabineros acudió a un domicilio ubicado en la comuna de San Juan de la Costa, región de Los Lagos, para verificar la muerte de Ana Neipan Vargas, de 29 años. En el lugar, tomaron declaración a testigo, quien señaló haber iniciado una discusión con su pareja. En medio del altercado, el imputado habría sacado un arma de fuego y, en el forcejeo, efectuó un disparo que impactó en la víctima y le provocó la muerte. El hombre pasó a control de detención y será formalizado por el delito de femicidio consumado.

Al igual que Patricia y Ana, Mariela, Carmen, Nenerose y Diana fueron asesinadas por sus parejas, cónyuges o convivientes en enero de 2023. A estas seis víctimas de femicidio se suman 35 femicidios frustrados a la misma fecha.

En 2022, el número de víctimas de femicidio ascendió a 43; en 2021, los femicidios fueron 44, y 43 en 2020. Este último año, y en plena pandemia, se registraron 151 femicidios frustrados, la cifra más alta desde 2013.

El estudio “Femicidio e intento de femicidio antes y durante la pandemia del Covid-19 en Chile” reveló que entre el segundo semestre del 2020 y junio del 2021 hubo un incremento del 22% en la tasa de intentos de femicidio.

El femicidio es la expresión más extrema de violencia de género, entendido como el asesinato de mujeres por el sólo hecho de ser mujeres. Es resultado de un sistema donde los hombres se encuentran en una posición de dominación y de poder, y donde la violencia se plantea como una herramienta que permite mantener este orden. La naturalización de la desigualdad entre los géneros, la cosificación de las mujeres y su negación como sujetos normaliza y perpetúa la violencia de género.

Para la legislación chilena, este delito es el asesinato de una mujer ejecutado por quien es o ha sido su cónyuge o conviviente, o con quien tiene o ha tenido un hijo en común, en razón de tener o haber tenido con ella una relación de pareja de carácter sentimental o sexual sin convivencia.

A pesar de la visibilidad de la violencia de género por parte de organizaciones feministas y la promoción de políticas para detenerla, sumado a la promulgación de la Ley 21.212, “Ley Gabriela”, que redefinió y amplió el concepto legal de femicidio en 2020, la violencia machista extrema no retrocede.

Para la abogada e integrante de la Coordinación Nacional Red Chilena contra la Violencia, Silvana del Valle, no basta sólo con legislar o castigar estas prácticas, sino que se requiere de un cambio cultural: “La ley o el castigo por sí solos tampoco sirven. Yo creo que la ley sí es un agente cultural, como a su vez la cultura influye respecto de la creación y aplicación de las leyes. Las normativas y las políticas públicas sí modelan a la sociedad, pero para cambiarlas tienen que ir acompañadas de un cambio cultural y éste se da a través de procesos educativos, de concientización y prevención, y lamentablemente las políticas públicas no están tomando esto en cuenta ni abordando el problema de manera integral”.