Se trata por cierto de la justa electoral venezolana. Una de las tantas registradas en la tierra del Arauco desde que se iniciara, en 1999 el conjunto de transformaciones sociales y políticas orientado a rescatar la soberanía del Estado y el dominio sobre los recursos naturales secularmente expoliados por corporaciones y monopolios extranjeros.
Gustavo Espinoza M. Periodista. Lima. 2277/2024. El domingo próximo el pueblo de Venezuela rendirá un masivo homenaje al Comandante Hugo Chávez Frías al cumplirse los 70 años de su natalicio. Será esa una manera de renovar su compromiso con el Proceso Emancipador Latinoamericano que se desarrolla en la Patria de Bolívar y que concita adhesiones y saludos en distintos confines del planeta y suscita odio y resistencia por parte de los explotadores en todos los países.
Se trata por cierto de la justa electoral venezolana. Una de las tantas registradas en la tierra del Arauco desde que se iniciara, en 1999 el conjunto de transformaciones sociales y políticas orientado a rescatar la soberanía del Estado y el dominio sobre los recursos naturales secularmente expoliados por corporaciones y monopolios extranjeros.
Así fue, en efecto, la historia de Venezuela. Bajo la égida de los “partidos tradicionales” -Acción Democrática y COPEI- se construyó un “modelo” de sociedad en el que un núcleo privilegiado de grandes empresarios acaparó la riqueza, monopolizando el comercio exterior con los Estados Unidos. Un “progreso” aparente y un “bienestar” ficticio se apoderó de Caracas, al tiempo que en la propia capital y en las ciudades del interior, millones de venezolanos rumiaban la pobreza.
Esa sociedad, hizo crisis en “El Caracazo”, en febrero de 1989 y después dio cauce a la insurgencia militar de Hugo Chávez, quien abrió las compuertas al pueblo iniciando el Movimiento Emancipador Bolivariano que cumpliera ya 25 años de lucha y de victoria.
Ese camino estaba señalado por muchas acciones anteriores: los combates de la clase obrera, liderados por Cruz Villegas y Henmy Croes, organizados en la CUTV; los alzamientos militares de Puerto Cabello y Carúpano y hasta por la guerrilla de los primeros años de la década de los 60 contra Rómulo Betancourt y otros.
La victoria del pueblo venezolano fue resistida por la aristocracia tradicional y el empresariado. Los grandes medios de comunicación como “El Universal” y “El Nacional” de Caracas fueron cajas de resonancia para hacer sentir los aullidos salvajes de la fauna sediciosa que buscó el caos y la violencia para acabar con los cambios. Pero el Golpe más organizado ocurrió el 2003.
El 11 de abril de ese año, una conjura sediciosa se propuso acabar con el régimen de Chávez. Desde la Embajada USA hasta la jerarquía eclesiástica, pasando por los medios de comunicación, la partidocracia y los militares reaccionarios; sumaron fuerza a una acción facciosa que terminó en el fracaso.
La valentía de Hugo Chávez y la capacidad de movilización de su pueblo, derrotaron la conjura en tres días; y el 14 de ese mes el gobierno fue restaurado en el Palacio de Miraflores.
Años más tarde, y ya contra Nicolás Maduro, se produjo la segunda gran ofensiva. En la circunstancia, operaron grupos armados que desplegaron acciones criminales: incendios, saqueos, pillaje. e incluso asesinatos; ocurrieron, cuando elementos del lumpen del proletariado y otros, se lanzaron a la acción. No obstante, fueron contenidos y derrotados, lo que permitió consagrar una nueva victoria del pueblo venezolano.
Ante ese nuevo y ostentoso fracaso las fuerzas más reaccionarias resolvieron mover el plano continental. Proclamaron “presidente” a Juan Guaidó y lo hicieron “reconocer” como “Jefe de Estado” por los gobiernos serviles al Imperio. Igualmente, crearon el “Grupo de Lima”, encomendando a la Cancillería Peruana bajo el gobierno de PPK para que “monitoreara” las acciones contra Caracas; mientras que el Mandatario Peruano ofrecía el oro y el moro a los que quisieran abandonar su patria.
Puesto de trabajo, Seguro Médico, Educación, Salario y mucho más, les fue prometido a todos los que vinieran a nuestro país o a otros. Anidaron la idea de desmantelar Venezuela, desde recursos hasta ciudadanía, para convertirla en un “Estado fallido”. También eso fracasó.
Ahora los venezolanos deberán elegir a uno entre 10 candidatos, en un proceso electoral que en su momento fuera considerado por el ex Presidente norteamericano Jimmy Carter, como el más seguro y el más transparente de América Latina.
Nicolás Maduro Moros lidera la candidatura del Proceso Emancipador Bolivariano. Se han centrado -por eso mismo- contra él, todos los fuegos. Lo atacan desde todos los ángulos, buscando destruir su imagen a cualquier precio.
A sus adversarios, les importa nada acumular mentira tras mentira, infundio tras infundio. Lo que les importa es enlodar la figura de un Mandatario que, objetivamente, lidera el combate de su pueblo. En los próximos días, muchas otras cosas se habrán de ver.
La táctica de la reacción es muy cómoda. Como Keiko acá, o como Trump en el país del Norte, acuña la figura del “fraude” en las elecciones. Como sabe que habrá de perder, dirá que perdió por el fraude, y justificará acciones sediciosas arguyendo que se trata de “legítima protesta” por “el fraude”.
Y si hipotéticamente ganara, dirá que eso ocurrió “pese al fraude”. Por angas o por mangas, justificará sus acciones con la complicidad de gobiernos borregos y prensa adicta a los insumos del capital.
El 28 de julio el pueblo de Venezuela enarbolará la bandera de la victoria y rendirá un justo homenaje a Hugo Chávez que encarna la Venezuela de hoy, y la de Simón Bolívar.