Un medio de comunicación tan trascendente, que debería estar encargado de formar, entretener e informar, hoy en día es factor de inequidad, consumismo, confusión, segregación y anticomunismo.
José Luis Córdova. Periodista. 03/08/2021. Cuando comencé a escribir estas columnas para el diario El Siglo impreso, en el 2013, la idea era hacer una suerte de pedagogía algo pedante y soberbia para aprender a ver televisión, para que los televidentes conocieran otros modelos -como por ejemplo- los que viví en los años 60 y 70 en Chile- con los canales en manos de las universidades y otros ejemplos -sobre todo de TV pública- en Italia, Gran Bretaña- y ¡oh, horror! en los llamados “socialismos reales” hoy tan vilipendiados pero con importantes contenidos culturales cotidianos.
Quise dar a conocer a quienes ignoraban modelos de plataformas audiovisuales que respetan el pluralismo, las diferentes opciones culturales, identitarias que desde la dictadura de Pinochet desaparecieron totalmente en nuestro país. La llamada “transición a la democracia” desde 1990, en realidad, consolidó las lacras de discriminación, exclusiones, binominalismo que caracterizan nuestra televisión hasta nuestros días.
Con el estallido social de octubre de 2019, la situación se agravó aún más, Las líneas editoriales de los canales, dictadas por las grandes empresas del retail, forestales, inmobiliarias, cadenas farmacéuticas, AFP, aseguradoras y otros monopolios y duopolios cerraron filas contra las manifestaciones sociales y las criminalizaron.
La uniformidad en el trato de estas expresiones callejeras como “terrorismo”, “violencia”, “vandalismo” oculta la veracidad de brutales violaciones a los derechos humanos, la represión policial, el maltrato, mutilaciones oculares y vulneraciones contra mujeres, niños y pobladores. Prácticamente desapareció la representación de organizaciones, partidos y movimientos sociales progresistas de las pantallas
La televisión chilena se inclinó veladamente por la opción Rechazo desde el inicio del proceso constituyente y por las candidaturas de Chile Vamos en las elecciones de gobernadores regionales, alcaldes, concejales y de convencionales constituyentes.
Los debates entre los pre candidatos presidenciales mostraron claras preferencias, ánimo destructivo y odiosas campañas anticomunistas que empañaron en parte el proceso democrático y hoy en día no muestran empatía tampoco con las actividades de la Convención Constitucional, la Lista del Pueblo, los PPOO y la izquierda en general.
¿Cómo enseñar, entonces, qué y cómo ver la televisión chilena? Un medio de comunicación tan trascendente, que debería estar encargado de formar, entretener e informar, hoy en día es factor de inequidad, consumismo, confusión, segregación y anticomunismo.
El Consejo Nacional de Televisión y la norma que exige canales culturales no juegan el rol que los legisladores buscaron al crear ese organismo y el reglamente para difundir cultura por los canales de nuestro país. La comercialización y el mercado mandan, no sólo en materia de publicidad -que podría ser explicable- sino en los espacios de difusión cultural, de noticias e información política. Claramente no están cumpliendo el papel que les corresponde en estas áreas.
En el último período se anuncian cambios en materia de formatos para los llamados espacios matinales. Desde la farándula y la banalidad se ha tendido hacia cierta función social de los medios a través de denuncias, testimonios y reportajes que pretenden retratar la realidad. Pero una vez más se imponen criterios de inequidad, de ver las cosas con el cristal del consumismo, de la mal llamada “clase media”, nunca de los trabajadores, del trabajo sobre el capital, de la gente de carne y hueso y no de las instituciones (cada vez más desprestigiadas) sean éstas privadas o públicas.
Tenemos mucho que aprender todavía. La Asociación Nacional de Televisión (Anatel) solicitó a la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) postergar por dos años el anunciado “apagón digital” previsto para diciembre de 2024, pero sólo se aplazó hasta el 14 de diciembre próximo para que los canales puedan tener cubiertas las capitales regionales. En este período, deberán reemplazar los equipos técnicos y transportadores de la señal análoga a la digital en todo Chile.
Canal 13 es el más avanzado, seguido de TVN, Chilevisión y Mega. ¿Significará esta nueva tecnología mejoras en los contenidos?, ¿más aportes culturales? Todo indica que se impondrá el “gatopardismo” para que todo siga igual. Lecciones del pasado (cuando llegó el video y también el color) para el día de hoy sin mayores novedades en materia de difusión cultural ni informativa. Mera entretención banal y puro binominalismo.