“Pegasus”, el programa de espionaje mundial

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Cientos de activistas de derechos humanos, políticos, periodistas y empresarios fueron espiados con un programa diseñado por la empresa israelí NSO Group. Investigación fue hecha por grupo de medios de prensa de varias naciones. Condena de la ONU, Unión Europea y Amnistia Internacional. En Israel, este programa es considerado como un “arma” y para ser vendido a los servicios secretos de otros países.

Agencias. París. Ciudad de México. 19/07/2021. Indignación y preocupación mundial provocó la información de que la empresa de Israel, NSO Group, activó hace tiempo el programa informático “Pegasus”, mediante el cual se espió a cientos de periodistas, dirigentes políticos, defensores de los derechos humanos y activistas en varios países europeos, latinoamericanos y asiáticos. Con la sospecha de hasta dónde habrá llegado esa labor de espionaje, con interferencia en los teléfonos y otras herramientas tecnológicas de uso habitual.

Una investigación de Le Monde (Francia), The Guardian (Reino Unido), The Washington Post (Estados Unidos), Proceso y Aristegui Noticias (México), entre otros, dio cuenta de que con “Pegasus” se espió a 180 periodistas, 600 políticos, 85 militantes defensores de los derechos humanos y 65 empresarios. En la investigación participaron el colectivo de periodistas France Forbidden Stories (“Historias prohibidas”) y Amnistía Internacional.

Instalado en un teléfono móvil, este programa permite recuperar los mensajes de texto, fotografías, contactos e incluso escuchar las conversaciones de su propietario. Ahora aparecieron 50 mil números de teléfono seleccionados por clientes de NSO desde 2016 para un posible espionaje. Las labores de espionaje se efectuaron en territorios europeos, Marruecos, Arabia Saudita, Hungría, México, Azerbaiyán, Bahrein, India, Kazajistán, Marruecos y Ruanda.

Este programa de espionaje no sólo sirve para acceder a los datos de un teléfono móvil inteligente, sino que también toma el control de la cámara y del micrófono. En Israel, es considerado como un “arma” y para ser vendido a los servicios secretos de otros países debe obtener el visto bueno del Ministerio de Defensa israelí.

Los números de teléfonos celulares intervenidos en la lista filtrada se ubican en 45 países de cuatro continentes, pero la gran mayoría están concentrados en sólo 10 naciones donde existen prácticas de espionaje sobre sus ciudadanos y cuyos gobiernos son clientes de la empresa israelí NSO, que desarrolla y licencia el software.

ONU: “Reglamentar mejor la venta” de software de espionaje

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, reclamó una mejor reglamentación de las tecnologías de vigilancia, y condenó que a nivel mundial se estén desarrollando instrumentos para espiar y afectar sobre todo a personas vinculadas a la defensa de los derechos humanos, de los migrantes, del medio ambiente y a políticos progresistas. Las revelaciones aparecidas en la prensa sobre el uso de este software, “confirman la necesidad urgente de reglamentar mejor la venta, la transferencia y el uso” de estas tecnologías de vigilancia, dijo Bachelet.

También altos personeros de la Unión Europea condenaron estas prácticas, así como desde el Gobierno de México, donde un ex presidente habría utilizado los servicios de la empresa israelí NSO Group. Hubo reacciones de decenas de organizaciones de derechos humanos y civiles condenando la práctica de espionaje desarrollada durante varios años. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que este escándalo “tiene que comprobarse, pero si ese fuera el caso, es completamente inaceptable”.

Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, señaló que “el Proyecto Pegasus pone al descubierto que el software espía de NSO es el arma preferida de los gobiernos represivos que intentan silenciar a periodistas, atacar a activistas y aplastar la disidencia, poniendo en peligro innumerables vidas”.

En un comunicado, dijo que estas revelaciones “echan por tierra cualquier afirmación de NSO de que tales ataques son poco frecuentes y obedecen a un uso fraudulento de su tecnología. Aunque la empresa afirma que su software espía sólo se utiliza en investigaciones penales y de terrorismo legítimas, está claro que su tecnología facilita la comisión de abusos sistemáticos. NSO dibuja una imagen de legitimidad mientras saca provecho de violaciones de derechos humanos generalizadas”.

Agregó que está claro “que sus acciones plantean preguntas más amplias sobre la absoluta falta de regulación que ha dado lugar a un ‘salvaje oeste’ de ataques abusivos generalizados contra activistas y periodistas. Hasta que esta empresa y la industria en su conjunto puedan demostrar que son capaces de respetar los derechos humanos, se debe suspender con carácter inmediato la exportación, venta, transferencia y uso de tecnología de vigilancia”.

“La cifra de periodistas identificados como objetivos ilustra con claridad que Pegasus se utiliza como herramienta para intimidar a los medios de comunicación críticos. Se hace con el objetivo de controlar el discurso público, oponerse al escrutinio y silenciar cualquier voz disidente”, manifestó Agnès Callamard.

“Nuestros clientes puedan hacer mal uso del sistema”

Desde la empresa israelí NSO Group se dijo que su pretensión, con sus tecnologías, es de “salvar vidas e impedir crímenes y actos de terror”, argumento que suelen usar en Israel para justificar o explicar sus conocidas acciones de espionaje, desestabilización e incluso ataques a personas o países.

Para defenderse, Oded Hershkovitz, un portavoz del grupo, declaró que “no habíamos recibido hasta hoy ninguna prueba de que una persona en esta lista fuera un objetivo del sistema Pegasus”.

Shalev Hulio, fundador y director ejecutivo de NSO Group, dijo a The Washington Post que su empresa “se preocupa por los periodistas, los activistas y la sociedad civil en general” y que “entendemos que en algunas circunstancias nuestros clientes puedan hacer mal uso del sistema y, a veces como hemos reportado en nuestro informe de transparencia, hemos apagado sistemas para clientes que han hecho este mal uso”.

El caso mexicano

Las investigación de France Forbidden Stories y varios medios, apuntó que México encabeza la lista de teléfonos móviles interceptados, con más de 15 mil números, entre ellos, por ejemplo, de los periodistas del periódico La Jornada, Josexo Zaldúa (Coordinador General de Edición), y Luis Navarro (Coordinador de Opinión), Carmen Aristegui (Aristegui Noticias), y de la revista Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda (Director), Jorge Carrasco (Reportero y actual Director), Alejandro Caballero (Coordinador del sitio de Internet), Arturo Rodríguez García (Reportero) y Jenaro Villamil (Reportero). Además el reportero freelance Cecilio Pineda, quien fue asesinado en 2017 y cuya ubicación podría haber sido revelada a través del programa “Pegasus”.

En México están puestos los ojos sobre Tomas Zerón, primero director de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República y luego secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, hoy prófugo de la justicia y quien se negó a declarar sobre la compra y el uso del programa “Pegasus”.

Varios medios de prensa mexicanos denunciaron que entidades de Gobierno, durante la pasada administración del presidente Enrique Peña Nieto, destacaron por la magnitud del acecho contra periodistas, defensores de derechos humanos y actores políticos de oposición, cuyos números telefónicos fueron seleccionados de manera masiva en sus plataformas “Pegasus” entre 2016 y 2017.

De acuerdo con un reportaje de la revista Proceso, “México tiene un lugar muy especial en el corazón de Shalev Hulio, uno de los tres cofundadores de NSO Group: fue el primer país que compró a la empresa el sistema Pegasus, por cerca de 500 millones de dólares. Desde ese momento, la empresa apodó el país con la clave interna ‘María’”.

 

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