Habrá que seguir la lucha popular sin medio, confiando en las fuerzas del pueblo, de las y los millones de chilenos que anónimamente se movilizaron, que dieron su vida, que perdieron sus ojos, que salieron a protestar, que estuvieron en los cabildos y las asambleas, que concurrieron a votar y defendieron el voto popular.
“El Siglo”. El Editorial. 16/05/2021. Revisando, casi nadie predijo el resultado de la megaelección de este fin de semana. Prácticamente en ningún aspecto.
Por tanto, causó sorpresa, junto a un júbilo social, el enorme paso de las fuerzas antineoliberales en estas elecciones.
Hoy, sumadas sus votaciones, es el sector con mayor fuerza política y cualitativa, lo que abre una buena perspectiva en los contenidos que se abordarán en la Convención Constitucional, en la conformación de gobierno regionales y comunales, y en las proyecciones de la elección presidencial donde despunta, sobre todo ahora, Daniel Jadue.
Nadie puede discutir el inmenso logro del Partido Comunista, del Frente Amplio, de otras fuerzas antineoliberales y de izquierda, de los independientes que están por las transformaciones y el efecto que esto tendrá en el país al corto, mediano y largo plazo.
Se trata de un triunfo histórico y estratégico de los sectores populares que le da continuidad y proyección a la revuelta de 2019 y a la movilizaciones sociales del 2020 y el 2021, sobre todo en acciones en torno a la crisis social y sanitaria.
Esto significó una derrota electoral, política e ideológica de la derecha. El resultado de estos comicios ratifica que el pueblo no quiere más neoliberalismo, no quiere más abusos ni injusticias, y que Chile debe iniciar un camino hacia transformaciones que permitan tener un sistema democrático sano, participativo y deliberante, un nuevo modelo de desarrollo, un Estado democrático y de derechos y, por cierto, una nueva Constitución.
Los sectores de la ex Concertación recibieron un castigo electoral infringido por el pueblo. Fue el rechazo a lo que hicieron en los últimos 30 años y a lo que siguen haciendo en esta etapa, como haber alentado un diálogo y un posible acuerdo con el gobierno de derecha una semana antes de la elección, dándole oxígeno. Y para peor, el gobierno terminó dándoles la espalda unos días antes de los comicios.
Ahora viene mucho trabajo, dedicación, buena gestión, de parte de las fuerzas antineoliberales y de izquierda, una labor que debe persistir junto al pueblo y reforzando sus demandas y propuestas.
Se abrieron aún más las anchas alamedas por donde transite un pueblo activo, comprometido y dispuesto a luchar por sus derechos. Un camino que habrá que seguir labrando con modestia y eficacia, honestidad y respuestas, para instalar un Chile Digno.
Habrá que seguir la lucha popular sin medio, confiando en las fuerzas del pueblo, de las y los millones de chilenos que anónimamente se movilizaron, que dieron su vida, que perdieron sus ojos, que salieron a protestar, que estuvieron en los cabildos y las asambleas, que concurrieron a votar y defendieron el voto popular.
Habrá que seguir dando grandes pasos para construir un gran país.