El cambio sí comenzará con un triunfo electoral, pues el pueblo ya entendió la significancia de su capacidad como conjunto social, decidor de un nuevo y desarrollado concepto democrático. Solamente una será la historia para América Latina.
Gonzalo Moya Cuadra. Licenciado en Filosofía. 10/05/2021. Grandes cambios políticos se avizoran en nuestra pobre América Latina. El pueblo, los pobres, los sencillos, todos los condenados por el sistema capitalista, ya no pueden seguir viviendo y trabajando para regímenes opresores, alienados, que están obstaculizando a través de draconianas e injustas medidas crematísticas, el natural proceso transformador al que todo país aspira para culminar su desarrollo social y cultural. El ser latinoamericano, finalmente, ha comprendido la abisal brecha económica existente entre quienes han usufructuado de un deshumanizado capitalismo y entre quienes simplemente han sido explotados, hasta humillados, por gobiernos de derecha claramente diferenciadores.
Los países latinoamericanos deberán ratificar la decisión de elegir líderes que representen, mediante planificado trabajo y seria consecuencia política, las necesidades reales de aquellos pueblos que quieren otra lógica social y una mayor estructura ética.
Bolivia está retomando el camino hacia la consolidación democrática de un socialismo andino comunitario. Perú, tendrá la clara opción de elegir como próximo Presidente de la República a un maestro, dirigente sindical, hombre sencillo y lúcido, quien aspira a terminar con la tremenda problemática política y social en la cual está inmerso el pueblo peruano, donde la esencia de la andinidad tendrá que ser el factor aglutinante para proyectar trascendentes políticas históricas concernientes a los pueblos originarios. Brasil, no cabe duda, tendrá nuevamente la capacidad de buscar un nuevo compromiso de liberación democrática que termine con la endémica situación de injusticia y explotación social. Son procesos histórico-políticos que en el tiempo, siempre es cuestión de tiempo, tendrán que culminar en un nuevo e intenso concepto sociológico del cual saldrá un nuevo hombre, más creador y solidario.
El pueblo chileno concientizó la existencia de una fuerza política capaz de liberarlo de la derecha capitalista, acaso recomenzando un inevitable proceso revolucionario- progresista. El papel histórico y el programa del futuro gobierno popular serán refrendados en las urnas por todas las corrientes ideológicas de la izquierda chilena. El cambio sí comenzará con un triunfo electoral, pues el pueblo ya entendió la significancia de su capacidad como conjunto social, decidor de un nuevo y desarrollado concepto democrático. Solamente una será la historia para América Latina.