Hasta que el paradigma tecnológico comenzó a emerger, se esparció la noción de control epidémico, existió en Chile la policía sanitaria. Durante unos 40 años desde fines del siglo XIX; ante las epidemias y pandemias, la policía sanitaria tenía facultades hasta para cerrar ciudades y barrios por contagios.
Vicente Painel Seguel. Profesor e investigador mapuche. Temuco. 16/03/2021. El jefe de zona de La Araucanía, General Mericq Guilá, fue contagiado en sesión en que la Seremi de Salud Katia Guzmán Geissbühler, en total positividad, se paseó delante de periodistas, funcionarios etc…El sumario no arrojó nada, no obstante denuncias varias, incluidas periodistas…Ahora Katia Guzmán es gobernadora de Malleco, cargo que será sustituido en unos pocos meses por el delgado provincial. La institucionalidad transmuta en Chile como el virus en sus cepas.
Hasta que el paradigma tecnológico comenzó a emerger, se esparció la noción de control epidémico, existió en Chile la policía sanitaria. Durante unos 40 años desde fines del siglo XIX; ante las epidemias y pandemias, la policía sanitaria tenía facultades hasta para cerrar ciudades y barrios por contagios.
Las Casas de Limpieza durante la mencionada epidemia de cólera, y de pasada, el rol que cumplió un organismo que surgió a finales del siglo, al alero del Instituto Superior de Higiene: la policía sanitaria.
Esta organización, compuesta entre 15 a 20 personas reclutadas del bajo pueblo (a quienes se les proporcionaba alguna mínima instrucción), “estaba integrada al personal del desinfectorio público, que dependía del mencionado Instituto”. (Retamal, 2020)
La dictadura de Ibáñez abusó generalizadamente de las atribuciones policiacas ya centralizadas en el recién creado Carabineros de Chile; Arturo Alessandri, dicen las versiones oficiales ante la centralización de las fuerzas policiales en un solo ejército interno, crea la Policía de Investigaciones de tal manera de colocar un contrapunto. Especulaciones de la dialéctica institucional, más la historia tiende a repetirse.
Hoy nos encontramos ante un abuso de las nociones de ejército interno por motivos políticos, si nos basamos en los dichos de Cristian Barra, hasta el ejército se niega a reforzar una categoría así, sentando procedimientos de protección frente al gobierno. Si bien la política es el gimnasio de la guerra, los militares parecen querer mandar a los políticos al gimnasio.
El 10 por ciento, sigue siendo una demanda más que justa, qué mejor que nuestras previsiones en nuestras propias manos, solidarizarse en nuestras propias motivaciones aquel valor mediante la asociatividad económica…Un gobierno antipopular percuta desgobernabilidad en cada uno de sus cometidos, asistimos a ese crepúsculo; los intersticios se dilatan en forados y el endogenismo emerge como alternativa de gobernanza autovalente. Más la razón genera monstruos; un rio torrentoso puede posibilitar una salida por la izquierda como también canales de derecha pueden salir…
Las elecciones de abril, son prueba histórica que duda cabe; los alineados y articulados, programáticos y convergentes vencerán, o lo harán los sectores más recalcitrantes del país. El partido del orden, en la desesperación, puede finalmente reconfigurarse como en la coyuntura revisada del siglo XX: un estado apertrechado con un ejército interno y además con una policía civil, se camina con dos pies y con dos brazos se elabora representaciones… La biopolítica da cuenta de la gubermentalidad, es naturaleza del poder reproducirse, ahí la posibilidad microfísica, parafraseando a Foucault; y si para reproducirse debe dotarse de varios tentáculos, lo hará. No vaya a ser que tanto capricho, tanto consignarismo fácil, tanto individualismo, tanta superficialidad narcisista, termine por alimentar la hidra que hoy nos oprime.