Raúl González Tuñón, un poeta verde, argentino y chorpalético

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Trabajó, escribió, pensó, poetizó, le arrancó sus entrañas a la máquina de escribir.

Héctor Morales Henríquez. 09/08/2020. La revolución de octubre de 1934 en Asturias fue aplastada a sangre y fuego. Quizás sea está la última Revolución práctica de un modelo que viene desde la revolución de octubre de 1917 en Rusia. La crisis global, tras el derrumbe de los mercados financieros de 1929, trajo consigo un movimiento social estridente, ruidoso, callejero, por todo Europa. Desde Viena hasta Oviedo.

Esto mismo precipitó acuerdos políticos entre comunistas y afines en la ideología y socialdemócratas, más avanzados, surgiendo los “Frente Popular” en muchos lugares, entre ellos en Chile y de algún modo también en Argentina.

¿Pero qué tiene que ver esto con Raúl González Tuñón en Chile? Mucho, mucho, que ver. Raúl, este poeta, tan poeta, tan argentino, en ese contexto, vive y escribe. ¿Qué hacía primero cuando ya estaba despierto cada mañana?

En España se mezcla, convive, circula en un momento con tanta gente y entre estas con los escritores de la “Generación del 27”: 10 poetas marcan una de las páginas más trascendentes de sus propias historias. A decir, y rememorar “Pedro Salinas (1891-1951), Adriano del Valle (1895-1957), Manuel Altolaguirre (1905-1959), Juan José Domenchina (1898-1959), Federico, García Lorca (1898-1936), Emilio Prados (1899-1962), Luis Cernuda (1902-1963), Jorge Guillén (1893-1984). De este mundo estamos hablando, este es el mundo de Raúl. El mundo no son aviones, ni satélites, circundando la faz de la tierra, es gente que ríe y que la pasa mal, que tiene y le falta, gente que duerme en el metro y otra a la cual le llevan el desayuno a la cama.

En esos nerviosos años treinta, Raúl viaja tres veces a España, en 1929, en 1935 ya casado con Amparo Mon, conoce a Neruda y Miguel Hernández. En 1937 vuelve con la misión de cubrir como periodista Congreso de Intelectuales, que tuvo lugar en Valencia, Madrid y Barcelona, entre los días 4 y 11 de julio de 1937.  En el cual se encuentran Mikhail Koltzov, Ilya Eherenburg y Alexis Tolstoi (URSS); Julien Benda, Louis Aragon, André Malraux y Tristan Tzara (Francia); Bertolt Brecht, Heinrich Mann y Ludwig Renn (Alemania); Stephen Spender y Wystan Auden (Inglaterra) y Langston Hughes (Estados Unidos); Alejo Carpentier, Nicolás Guillén y Juan Marinello (Cuba); Vicente Huidobro (Chile), César Vallejo (Perú) y Octavio Paz y Carlos Pellicer (México). De esto estamos hablando.

Cuando Pablo Neruda escribe, clama, o llora “España en el corazón”, “Mi casa era llamada la casa de las flores, porque por todas partes estallaban geranios, era una bella casa, con perros y chiquillos. ¿Raúl te acuerdas?, ¿Te acuerdas Rafael?, ¿Federico te acuerdas tema suegra tierra te acuerdas de mi casa con balcones en donde la luz de junio abogada flores en tu boca? ¡Hermano, hermano!”

En octubre del año 37, Raúl se desembarca en Valparaíso, junto a Amparo Mom y Pablo Neruda con su esposa Delia del Carril, ambas argentinas. A partir de ese momento, lo moviliza una agenda -como se dice hoy por hoy- a través de la cual se le ve en diferentes eventos culturales, entrevistas de prensa, muy vinculado con Neruda, quien incluso lo invitó a vivir a su casa.

En una revista santiaguina se definió como “un escritor al servicio de mi tiempo”. En esta sentencia revela su estado de ánimo, desplegando su intelecto, la forma y el contenido de su obra. Raúl labra en sus textos, una poesía militante a raíz de un planeta se estremece por la convulsión de la especie humana de esos años. Este porteño comunista, desenfunda su lapicero y lo carga con tina de denuncia de defensa, desenmascarando al cruel, al despiadado, a los que han bombardeado Guernica y tantas localidades españolas. La linotipia es la metralla de Raúl González Tuñón. No puede permanecer ajeno a la pelea, según sus dichos.

El 7 de noviembre participa en la fundación de la sección chilena de la “Alianza de Intelectuales para la defensa de la cultura”, brazo del Congreso de intelectuales en España citado. Tras aquello participa, junto Neruda, en una “charla lírica” en el Teatro Municipal de Santiago, evento que repiten en 1938 en el salón de honor de la Universidad de Chile, se ponen parlantes al exterior para aquellos que no pudieron entrar.

Raúl, se pone a escribir como aquel que no lo para nadie, en revistas culturales, artículos de prensa cada semana. Es parte del equipo periodístico que funda el diario El Siglo. En Chile permanece hasta el año 1946, pero según la situación política en Argentina, a donde hace algunas arrancaditas, sin que se note mucho. Obviamente, el gran volumen de su trabajo dice relación con sus experiencias directas, con motivación periodística y de escritor en sí, con España, tanto los antecedentes, el desarrollo y el desenlace de la guerra civil española. Y, por esa vía le hace un seguimiento en sus detalles a la segunda guerra mundial, denunciando los crímenes negros del nacismo, y su pacto de crimen por el Franquismo español.

De solo leerlo, uno se percata lo que marca esos cinco años de vida en Chile. Lo acompañaba Amparo Mom. No decir nada de ella estaríamos frente un texto bastante injusto. Raúl no tiene atrás de él, sino al lado, una gran mujer.

Amparo Mom es una intelectual argentina muy atractiva e influyente. Desde muy joven se vincula con círculos intelectuales. Es vanguardista en arte y literatura. En el curso de esos días porteños, se vincula con organizaciones de izquierda. No sé el caso de los argentinos, pero en Chile tenemos una dicho, ser “bastante llevada de sus ideas”, por lo que me he enterado esa calificación le cabe muy bien a Amparo. Al inicio de los 30’, trabaja en la “Critica” Allí conoce a Raúl González Tuñón, casando se con él en 1935. Ambos se suman a la Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores. En ese estremecedor 1937 a Amparo Mom se le diagnostica un cáncer, muriendo en 1940.

“Rosa Blindada”, junto a “Las puertas del Fuego”, “La muerte en Madrid” son los libros que marca la obra de Raúl González Tuñón, en este período tan trascendente en su vida, que son equivalente a “España en corazón” de Pablo Neruda. Y, sin duda, estas con otras conforma un destilado poético; el arte de la lengua, de la palabra, de las letras vivas.

En Chile escribe “Himno de Pólvora”, es un libro de combate antifascista, textos líricos, prosa y poesía, que despliega comentarios de literatura, política internacional, viajes, héroes, hombres y mujeres de su tiempo y poemas de guerra, como él mismo dice.

¿Qué hizo Raúl González Tuñón en Chile?, trabajó, escribió, pensó, poetizó, le arrancó sus entrañas a la máquina de escribir. Impresiona el volumen de texto, de creatividad. Es un trabajo en sí mismo, la recopilación de esa obra que subyace en las páginas de El Siglo, el periódico del Partido Comunista de Chile, próximo a cumplir este mes ochenta años de su primer ejemplar. Espero en algún momento compartir con ustedes su “Introducción”.

 

CHORPALÉTICO, palabra imaginada por Federico García Lorca para decir, lo mejor, lo máximo, insuperable.

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