La búsqueda de “nuevos liderazgos” por la no reelección. A dos meses de la campaña por el plebiscito. La perspectiva de negociaciones para pactos.
Patricia Ryan. Periodista. 08/06/2020. La “política dura” comienza a ponerse en marcha, más allá del contexto de la pandemia del nuevo coronavirus.
La aprobación de la reforma que termina con la reelección indefinida de senadores, diputados, alcaldes y concejales puso el primer desafío para todas las colectividades políticas con lo que se define como la “búsqueda de nuevos liderazgos”, porque se tienen que encontrar varias decenas de aspirantes a cargos del Parlamento, a nivel Municipal que, por cierto, no estaban contemplados, pensando en la reelección de muchas y muchos.
Por razones obvias, esto pone una presión mayor a los partidos de más alto porcentaje electoral y que tienen mayor cantidad de personeros -muchos de ellos de reconocida instalación política y comunicacional- que llevan décadas en sus cargos de elección popular. El tema es si las colectividades tendrán nombres del mismo perfil potenciado como los que no podrán seguir, lo que puede resultar determinante en ganar o perder una elección. Por ejemplo, hay alcaldes que llevan 20 o más años en sus comunas, con redes establecidas, inclusive clientelares, y donde no aparecen -mucho más si se habla del mismo partido al que pertenecen esos jefes comunales- postulantes que pudiesen captar la votación de quien ya no podrá ir a la reelección. Las cosas están apareciendo de tal manera, que se habla de “hijas de”, “hijos de”, como candidatos.
Lo mismo pasa con senadores y diputados y sus posicionamientos en regiones y distritos, donde hay casos en que parece complicado que el candidato “reemplazante” garantice el mantener la votación de quien lleva muchos años instalado en la zona. Aquí también se considera la sangre familiar.
Independiente de situaciones que puedan cambiar, como se busca en el caso de los alcaldes, las directivas de los partidos están preocupadas y están explorando fórmulas para enfrentar las consecuencias de la reforma de no reelección, lo que tiene un punto sensible en encontrar postulantes competitivos para el Senado, la Cámara de Diputados, las alcaldías y concejalías. Además, serán las elecciones de gobernadores regionales.
Lo que pasa es que este factor puede incidir de manera importante en la posibilidad de que una organización política mantenga o no su parlamentario, su alcalde o sus concejales.
Hay que añadir las decisiones respecto a los aspirantes a gobernadores en todo el país.
Se sabe que a militantes y dirigentes nacionales, regionales y comunales se les abrió el apetito ante la posibilidad de ser promovidos como postulante a cargos de elección popular, opción que no existía cuando se mantenía la reelección indefinida.
Las municipales se van apareciendo
Vinculado a eso, se van acercando inevitablemente, y a pesar de toda la urgencia de la crisis sanitaria, social y económica, la elección municipal y de gobernadores el 4 de abril del próximo año. Van quedando como cuatro meses para mantener un ritmo bajo o mediano en negociaciones, pactos, acuerdos y diseños, si se considera que el 29 de noviembre de este año se deben realizar las primarias (quienes las hagan) para las municipales y gobernadores regionales.
Es así que, a más tardar, en dos o tres meses, vendrá el ritmo alto donde todas las colectividades tendrán que apretar el acelerador para tomar las definiciones respecto a las estratégicas elecciones de concejales (donde se mide decisivamente la fuerza electoral de cada partido), de alcaldes y concejales.
Todo hace prever que la derecha, en torno del pacto “Chile Vamos”, podría tener un trámite más lineal, no por ello menos complejo, para llegar a acuerdos y definiciones de candidaturas, con elementos que hacen ruido como el Partido Republicano, y las conocidas competencias entre Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente. Como sea, hay informaciones de que en agosto las colectividades del oficialismo comenzarían a concretar los pasos de cara a las municipales.
Menos lineal y quizá más compleja es la situación en la oposición y las fórmulas que puedan barajar para llegar a acuerdos, firmar pactos, realizar o no primarias (y de qué tipo), y definir “los mejores” candidatos. Hay que tener presente que en la actualidad las organizaciones opositoras están constituidas en distintas alianzas: Convergencia Progresista, Unidad para el Cambio, Frente Amplio, la Democracia Cristiana sola, y otros partidos que no han tomado decisiones conocidas respecto a alianzas para las municipales. Hace meses, distintos personeros de la oposición repitieron hasta el cansancio que si el sector va disgregado, las municipales se pierden. No se sabe a ciencia cierta si existe al menos un mes tentativo para que estas fuerzas comiencen tratativas precisas.
Considerando las primarias en noviembre y el natural diseño de campañas que debería estar listo en diciembre, se presume que las colectividades deberán tener las resoluciones tomadas a más tardar en octubre, es decir, en unos cuatro meses. Cuatro meses en donde se tendrán que realizar las negociaciones, definiciones de postulantes, concreción de pactos y acuerdos y, por cierto, definir programas a presentar ante la ciudadanía.
Plebiscito a la vista
El plebiscito por Apruebo o Rechazo nueva Constitución, está fijado para el domingo 25 de octubre próximo. La campaña de las distintas opciones debe iniciarse a fines de agosto. Unos dos meses. El tiempo, al parecer, apremia.
Desde los amplios sectores que están por el Apruebo, la idea sería retomar contenidos, gráficas y diseños que se venían promoviendo desde la campaña anterior y, seguramente, se agregarían argumentos en función de que toda la crisis por la pandemia demostró de manera más clara que es necesario un cambio constitucional en el país.
El tema de tensión viene desde la derecha y sectores cercanos al gobierno. Se sabe que dentro de la derecha, sobre todo en la Unión Demócrata Independiente (UDI), grupos de Renovación Nacional (RN), Partido Republicano y otros sectores, sigue latente la idea del “Plan B” expuesta por el ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, que apunta en lo sustancial a seguir posponiendo el plebiscito, sin desechar que, a fin de cuentas, el proceso constituyente no cuaje durante el gobierno de Sebastián Piñera.
En contraparte, el grueso de la oposición progresista y de izquierda continúa con la idea, salvo que la pandemia objetivamente obligue a lo contrario, de materializar el plebiscito y ganarlo con la opción Apruebo, lo que implicaría un paso monumental hacia una nueva Constitución. Los comandos constituidos, junto a las directivas partidarias, comenzarían a reforzar el trabajo en esa línea a más tardar desde julio y durante agosto.
En el sector favorable a la nueva Constitución, en los próximos meses no sólo estará el desafío de potenciar y activar la campaña Apruebo, sino que enfrentar la posible maniobra de la derecha y el oficialismo para que la consulta ciudadana finalmente no se efectúe.
Por cierto, si gana el Apruebo en octubre (todas las encuestas y análisis apuntan a que así será), el 4 de abril, junto a las municipales, se deberá elegir a los convencionales constituyentes, sobre todo si se resuelve que haya una Convención Constitucional. La otra opción es Comisión Mixta, con 50% de parlamentarios y 50% de ciudadanos elegidos.
Presidenciales y parlamentarias no tan alejadas
Aunque para algunas colectividades y dirigentes no puede o no debe ser un elemento a considerar en esta etapa, el posicionamiento de candidaturas presidenciales sigue como tema en carpeta y, por ejemplo, para la derecha notoriamente, con la intención de reforzar la instalación de nombres, lo que se materializa específicamente en el caso de Joaquín Lavín.
Desde la oposición no se ve una instalación a la ofensiva, pero se sabe que la preocupación existe y que en las mesas de los partidos el punto está presente. En la derecha todo gira en torno de nombres ya mencionados, varios de ellos senadores y algunos alcaldes o alcaldesas.
Esto estará signado a la campaña plebiscitaria y también a la campaña municipal, por lo que los tiempos en el tema presidencial también comenzarán a correr con más prisa en los próximos meses y el desafío de las distintas fuerzas políticas es no dormirse o llegar atrasadas.
También en los primeros meses del próximo año empezaría todo el tenso, complejo y activo trámite para definiciones en torno de las elecciones parlamentarias. Posiblemente varias opciones de pacto, perfilamiento de candidaturas (considerando los “nuevos liderazgos”), y diseños de campañas.
2021 será intenso electoralmente. De las municipales en abril, se pasará las primarias presidenciales y parlamentarias en julio y las elecciones en noviembre. En diciembre serían la posible segunda vuelta presidencial.