Cuando el hambre golpea la puerta de todos los sectores sociales. Y surgió una Olla Común con el apoyo y el trabajo de vecinos y feriantes, para elaborar raciones de comida.
Carlos Contreras Gallegos. 01/06/2020. En La Cisterna, en un sector de la mal llamada “clase media”, el hambre también ha llegado. A veces la vergüenza de solicitar ayuda, o bien donde la clasificación social no permite postular a los beneficios estatales, se hace más difícil el organizar Ollas Comunes. Acá donde llegan las cajas de alimentos a gotas, aquellas que trata de repartir el gobierno central, también se siente el hambre.
Pero la solidaridad no tiene clase. En la Junta de Vecinos “Augusto Biaut” de la calle Pedro Aguirre Cerda, en la Plaza de los Bomberos, se reunieron para poder hacer una Olla Común que pudiera ir en apoyo de aquellos que lo necesitan.
Bajo la coordinación del presidente de la Junta de Vecinos, don Joel Olmos, empezaron a desarrollar la idea. Es difícil concretar una Olla Común en cualquier lugar del dolido Chile, pero con el tesón de quienes saben que “Solo el Pueblo Apoya al Pueblo”, se puede salir adelante. Con los aportes de los mismos miembros de la Junta de Vecinos, comerciantes y aportes de distintas organizaciones sociales entregan alimentos los días martes y viernes.
Se preparan tallarines, porotos con rienda, pero hoy en el local de la Junta de Vecinos se reúnen entre 5 a 6 personas para preparar pescado frito, gracias al aporte de los puestos de la feria. Algunos preparan el pescado, otro los fríe, otros pican cebollas y papas. Cuando está todo listo, salen a repartir las porciones a la misma feria del sector y también quedan porciones en la sede para aquellos que quieren ir por su pescado frito. En el local se forma una fila respetando todas las medidas de higiene que la pandemia impone, para retirar su almuerzo.
Son más de 100 raciones diarias, las que a veces ni siquiera alcanzan. Siguen luchando, siguen trabajando y siguen creciendo en número de almuerzos. Saben que el hambre no espera, que el hambre no tiene clase social, y a veces es el único alimento del día.
Foto: Milko Ulloa