Las intervenciones esporádicas de especialistas, médicos, infectólogos, alcaldes y subsecretarios no brindan mayor transparencia ante un ministerio de Salud incólume a las críticas.
José Luis Córdova
Periodista
24/03/2020. La bochornosa discusión ante las cámaras entre la alcaldesa de Maipú, Kathy Barriga y la conductora del matinal “Mucho gusto” Diana Bolocco en Mega reflejó nítidamente el nivel de la televisión chilena. Creíamos que las “gaffes” habituales del Presidente Piñera y los titubeos del ministro Jaime Mañalich eran la guinda de la torta pero ahora podemos esperar mucho más y peor todavía.
El populismo y la “democracia” -mal entendida- se enseñorean en la pantalla chica. Los métodos gubernamentales para enfrentar la grave pandemia siembran más incertidumbre, cuestionamientos y críticas cada vez que habla una autoridad. Se respira poca transparencia en las cadenas nacionales y puntos de prensa.
Tal vez los médicos, encabezados por la carismática presidenta del Colegio Médico, Izkia Sichel, son los únicos equilibrados y asertivos frente a lo que se debe o no hacer y son los que alertan que los pasos que se han dado y vienen siempre todos con retraso.
Curiosa la actitud de los periodistas que, ni a un metro del ministro y la subsecretaria, ni siquiera se atreven a consultar detalles importantes como la extensión e intensidad real con que se hacen los testeos, a quiénes, dónde y cuándo se hacen. Mucho menos a establecer definitivamente la cantidad de camas clínicas, ventiladores mecánicos ni los llamados “hoteles” sanitarios a disposición real en todo el país.
Al cierre de este despacho todavía el gobierno insistía en una suerte de vaga “cuarentena progresiva”, evitando el aislamiento total de regiones y ciudades cada vez más amenazadas por esta trágica calamidad pública. Demás está decir la porfía del chileno que desoye los llamados a no salir a la calle y lo hace hasta con toque de queda y “barreras” sanitarias.
Los canales han optado en sus pautas por dos orientaciones: referirse con total entusiasmo a los efectos económicos de la crisis sanitaria, que afecta a las grandes, medianas y pequeñas empresas y/o las medidas preventivas que la gente sigue tomando de acuerdo a su grado de respeto, confianza y responsabilidad en enfrentar la pandemia. Los trabajadores y trabajadoras, principales afectados, sólo aparecen brevemente en las calles.
Las intervenciones esporádicas de especialistas, médicos, infectólogos, alcaldes y subsecretarios no brindan mayor transparencia ante un ministerio de Salud incólume a las críticas, que se refugia tras la imagen de un presidente de la república que -según Cadem- repunta en su aprobación ciudadana (?).
De acuerdo a este tipo de ratings, Mega, CHV-CNN y canal 13 superan al canal “público” en la preferencia de los televidentes. Mala elección de la gente que le da las espaldas una vez más al único medio destinado -por ley- a satisfacer las demandas ciudadanas de información, difusión y recepción de las necesidades de políticas públicas.
Pareciera ser que TVN es víctima de sus clientes en publicidad que se enseñorean en todos los canales y la competencia se hace cuesta arriba a Canal 7. En los últimos días, el ministerio de Educación ha aprovechado un exiguo espacio para entregar elementos de educación, con el programa “Aprendo en línea”, con poca formación ciudadana, tan necesaria en vísperas de un proceso constituyente que nos debe dar la Carta Magna más democrática y participativa en la historia de Chile y un verdadero modelo para el resto del mundo.
La televisión chilena -como hemos insistido en estas mismas columnas- sigue al debe ante esta importante tarea. El sensacionalismo, el impacto y la emotividad desatada parecen ser los principales móviles sobre la labor esencial de informar veraz, oportuna y libremente. La calamidad pública del Covid-19 desnuda otra vez a nuestros medios de comunicación, incluidos los audiovisuales.
Estos últimos llegan mucho más tarde que las crecientes y apabullantes redes sociales donde el periodismo brilla por su ausencia en Twitters, Instagram, Tik Tok o como se llamen.