La gratitud de Cristina Fernández y su hija al partir de Cuba

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Ambas escribieron e Instagram y Twitter al dejar la isla después de que Florencia Kirchner cumplió un año de tratamiento médico.

Cubadebate. 23/03/2020. Después de más de un año de estadía en Cuba por problemas médicos regresó a Argentina Florencia Kirchner. Llegó acompañada por su mamá, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un avión en el que también volvieron algunos argentinos.

Antes de partir, y como corolario de su tratamiento en el país caribeño, publicó una carta en la que apuntó que estaba “dejando la campana de cristal”. El tratamiento continuará en su casa en Buenos Aires.

“Camino por la habitación a la caza de imágenes fértiles en la cabeza, para que se me hagan como bebés. Camino por el teatro imaginario, mientras por el instante, se me escapan las palabras que querría decir. Se me habla la boca sola. Estoy jugando a la premonición. Pasé gran parte del día en pose fetal”, apuntó Florencia en la publicación de Instagram en la que describió sus últimos minutos en la que fue la habitación donde vivió el último año en Cuba, país al que Fernández de Kirchner viajó en varias oportunidades para acompañarla tras solicitar permiso a la justicia para salir del país.

Las palabras de Cristina

En Twitter, la vicepresidenta Cristina Fernández Kirchner escribió el siguiente texto al dejar Cuba junto a su hija:

“Escribo estas líneas desde La Habana, en la misma casa en que terminé de escribir el primer capítulo de Sinceramente hace exactamente un año.

En unas horas más, regresaré a Buenos Aires en el vuelo semanal de Cubana de Aviación con mi hija Florencia.

Ella junto a sus médicos y sus médicas, lograron restablecer parte de su salud perdida y hace un tiempo vienen trabajando su regreso a casa. Pero ya se sabe, nada es tan sencillo. Por eso Flor me pidió que la venga a buscar para ayudarla… sentía que sola no iba a poder.

Algo tan humano y por eso tal vez incomprensible para los depredadores de almas y corazones que durante esta semana especulaban mediáticamente, como siempre, el porqué de este viaje; el décimo en un año.

Me pongo a pensar cuánto tiempo pasé este último año en La Habana: casi cien días. Y siento que aunque tuviera cien vidas, ellas no me alcanzarían para expresar mi agradecimiento a esta Cuba solidaria, castigada por los poderosos pero digna y altiva.

Esa Cuba que estuvo junto a mí en un momento muy difícil de mi vida, que le tendió su mano a mi hija sin especulaciones y que la cuidó y protegió cuando la feroz persecución mediática y judicial dañó severamente su salud.

Esa Cuba de médicos y médicas que ejercen su vocación con compromiso, con un criterio profundamente humanista y que con diagnóstico preciso, por primera vez, le brindaron a Flor las herramientas que necesitan aquellos y aquellas que han perdido su salud.

Esa salud que, en tiempos de pandemias con ribetes bíblicos, vuelve a ser un bien comunitario que exige de todos y todas solidaridad, humanismo y, sobre todo, compromiso social.

Si bien Cuba no es un país de riesgo, al llegar cumpliré con los 14 días de aislamiento. Sé que es una obviedad decirlo pero ya se sabe…a veces hay que aclarar hasta lo obvio.

Les quiero pedir que hagan lo mismo, que se cuiden y que cuiden a los demás respetando el aislamiento preventivo en sus casas. Los y las quiero mucho”.

 

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