Nunca una gestión gubernamental se había mostrado tan inepta y desprovista de un proyecto país, como lo ha sido la actual administración.
Juan Gajardo
Miembro de la Comisión Política. Partido Comunista
15/03/2020. La derecha en sus distintas expresiones, encabezada por Piñera, ha cumplido dos años de un miserable ejercicio de gobierno. Quizás en los últimos treinta años, nunca una gestión gubernamental se había mostrado tan inepta y desprovista de un proyecto país, como lo ha sido la actual administración. No se puede desconocer, como factor presente en la subjetividad que también está entre las causas “estallido social” del 18/O, la consideración que mucha gente votó por Piñera creyendo en sus dos grandes promesas: seguridad pública y bienestar económico y ante el nulo cumplimiento de ambas, estas personas, engañadas y estafadas en su aspiración, sumaron su rabia a los millares de descontentos que se manifestaron.
Pero la interrogante a hacerse es si otro gobierno de derecha o inspirado en similares conceptos macro-económicos y políticos habría hecho algo diferente a Piñera durante estos dos años y la respuesta es no. En su dogmática soberbia la derecha seguía y sigue creyendo que sólo el modelo neoliberal es la opción para el país. Lo preocupante es que también sectores social-demócratas hacen suya esta premisa, analizando la situación como fallas del sistema, sin profundizar sus limitaciones. El ex presidente, señor Lagos Escobar, en una intervención reciente decía: “el ingreso per cápita en el país se multiplicó por cuatro en los últimos 30 años, mientras la carga tributaria se ha mantenido en 20%….un 50% de la recaudación tributaria proviene del IVA….la consecuencia es que la demanda por mayores y mejores servicios no ha podido ser satisfecha y se produjo la explosión social”. Don Tomás Izquierdo, gerente general de Gemines S.A. señala que “las causas de la crisis tienen que ver con un deterioro institucional…otros ingredientes de la crisis están vinculados con la excesiva desigualdad…”. Sin duda el análisis del señor Izquierdo, persona ciertamente no de izquierda, apunta con claridad a características estructurales del modelo que el ex presidente soslaya. Cuando el señor Lagos se muestra crítico de la estructura tributaria o apunta que el gasto público en Chile en relación a su PIB es la mitad que en un país desarrollado, parece olvidar por ejemplo el carácter de Estado subsidiario establecido en la actual constitución o que la reforma tributaria presentada por el actual gobierno y acogida por algunos de los parlamentarios que se dicen opositores, incrementa beneficios para la ínfima minoría privilegiada en contraposición a los intereses de las mayorías. El economista señor Luis Escobar concluye: “La economía chilena no venía marchando bien desde bastante antes de octubre 2019. Arrastrábamos problemas de crecimiento y distribución que no se abordaron oportunamente y no nos poníamos de acuerdo en cómo se repartían el producto y los beneficios del crecimiento”
Desde hace ya más de una década, a partir de la crisis sub-prime, lo que está claro es que este modelo que prioriza la utilidad financiera tocó techo. Una economía con un mercado pequeño y abierto como en nuestro caso, requiere reordenar los actores económicos, en otras palabras, otro modelo de desarrollo, si desea superar la actual situación. Nuestras exportaciones tradicionales cada día son menos contribuyentes al PIB. Y esto requiere una mirada más abierta a la actual realidad mundial, donde más allá de nuestros deseos hay realidades que no se pueden desconocer: ha sido China en la última década el principal motor del crecimiento mundial; las alineaciones con los EEUU a las cuales es adicta la derecha y no sólo en Chile, generalmente son contrarias al interés nacional; la integración de un gran mercado latino americano no pasa por las preferencias políticas de la cancillería como pareció entenderlo este gobierno cuando Piñera viajó a hacer el ridículo en Cúcuta; pero en lo central, la mirada al mundo debe estar al servicio de las grandes mayorías del país.
Que todos los países del mundo hoy están muchos más inter-relacionados y no sólo por relaciones económicas, nos lo recuerda la actual pandemia del corona virus. Frente a esta infausta situación, lo deseable es la aplicación rigurosa de todas las medidas de salud pública buscando atenuar sus efectos. Cuestión diferente es pretender, utilizando esta situación, manipular a la opinión pública buscando dividendos políticos coyunturales, cual pareciese ser la conducta de los transitorios gobernantes. En medio de un proceso que busca cambiar la actual constitución, la conducta de un gobierno responsable es facilitar su desarrollo.
Lamentablemente, las últimas y contradictorias declaraciones del primer mandatario no trasuntan responsabilidad, al revés, muestran a un personaje obcecado, con una lejana noción de realidad y frente a eso, la interrogante de algunos parlamentarios sobre las reales capacidades del señor Piñera para seguir conduciendo al país y por tanto los mecanismos democráticos de su posible reemplazo, tienen sustento en la búsqueda del bien común, agregado el hecho que devuelven al soberano, el pueblo( soberanía popular) el derecho de superar esta crisis a través del democrático procedimiento de elección de todas sus autoridades políticas. Y este procedimiento no resiste ninguna grosera analogía con la criminal acción del derrocamiento del gobierno de Salvador Allende.