Fortalecer el movimiento popular en todas sus dimensiones, es una necesaria tarea, sabiendo que somos protagonistas de un proceso que definirá el rumbo del país para las próximas décadas.
Juan Gajardo
Miembro de la Comisión Política del Partido Comunista
02/03/2020. El Partido Comunista inició el mes de marzo, convocando a su militancia y amig@s a una jornada de análisis y reflexión bajo el nombre de “Nueva Constitución para un Chile Digno”, durante la cual, en diferentes paneles, se discutieron temas cardinales en la perspectiva de la construcción de una plataforma programática a la lucha popular por una nueva Constitución. Esta iniciativa busca entroncar con el esfuerzo nacional del Comando Apruebo Chile Digno, que a través de actividades a lo largo del país, se desplegó a contar de pasado miércoles 26, en el comienzo oficial de la campaña por el plebiscito de abril próximo.
Las ideas y propuestas discutidas en los diferentes paneles entregan una base de convergencias, pero también de diferencias con los otros comandos de sectores que se definen como de oposición al actual funesto gobierno de las derechas. La explicitación pública de todos ellos es llamar a votar apruebo a la vez que marcar Convención Constitucional frente a las dos consultas plebiscitadas. Eso genera una franja de posibles acciones comunes acotadas a la perspectiva del 26 de abril próximo, pero no da cuenta de su conducta para el proceso global, dentro del cual el plebiscito del 26 de abril sólo marca un hito.
La oposición llega dividida en cuatro comandos, como consecuencia de las diferentes conductas ante el gobierno de Piñera, pero también frente al movimiento social que irrumpió el pasado 18 de octubre. Lo que define a las fuerzas políticas que integran el Comando Chile Digno es no haberse hecho parte, la madrugada del 15 de noviembre, de la maniobra por escamotear al movimiento social el protagonismo del proceso en curso. La unidad en política se construye en base a objetivos básicos comunes y en ese sentido, la jornada de este primero de marzo clarifica las demandas y propuestas de los sectores populares. Aceptar como criterio la unidad por la unidad es desconocer las contradicciones que se dan en el mundo opositor y en definitiva, renunciar a que la crisis en curso, con el protagonismo del movimiento social, alcance los más altos objetivos posibles en pos de sus intereses.
En una reciente declaración, 231 personeros de la ex Concertación, llaman a construir un nuevo acuerdo de gobernabilidad, similar al de fines de los 80. Bajo que precepto: la mantención del actual modelo. Refuerzan el discurso de Piñera sobre “la violencia”, pero nada dicen de la violación sistemática a los DDHH en este período. Los más de treinta muertos pareciesen ser de responsabilidad del pueblo movilizado. Con soberbia y absoluta falta de autocrítica del fracaso de sus políticas, que están en la génesis del actual levantamiento popular, dicen: “Habrá quienes se resten o se opongan a un Acuerdo Nacional, movidos por la estrategia de la confrontación y de la polarización como vías para sus discutibles proyectos políticos”. Qué decirles: que siempre hemos sido partidarios de ensanchar la democracia como medio, porque todos los proyectos políticos son discutibles, desde luego el que ell@s defienden y que sí pueden tener la certeza que confrontaremos cualquier acuerdo que signifique postergar una vez más las demandas populares y la profundización de la democracia. Y volvemos al tema de unidad de la oposición: ¿bajo qué criterios es posible trabajar unitariamente con estos 231 declarantes?
La tergiversación y manipulación informativa, junto a la represión han sido los recursos empleados por la derecha para enfrentar la movilización popular. La represión, ya no radicada exclusivamente en órganos del Estado sino también en fanáticos facistoides, hacen de sectores del mundo popular sus víctimas. A ello se ha sumado una campaña comunicacional destinada a instalar el miedo -la represión también sirve para eso- apelando a una batería de recursos, incluso el corona/virus. Frente a esto, fortalecer el movimiento popular en todas sus dimensiones, es una necesaria tarea, sabiendo que somos protagonistas de un proceso que definirá el rumbo del país para las próximas décadas.