Los dos principales diarios están instalando o contribuyendo a instalar que el problema principal en Chile es la violencia.
Patricia Ryan. Periodista. 23/02/2020. Ya llegará el momento del análisis detallado y sistematizado. Pero se está convirtiendo en costumbre que en la prensa duopólica, que hegemoniza el espacio periodístico nacional -fundamentalmente con los diarios El Mercurio y La Tercera- se observe una preponderancia de notas informativas, artículos, columnas e imágenes sobre la violencia existente en el país. En cantidad notable se constata, por ejemplo, el otorgamiento de un espacio muy superior a información de vandalismo que a información sobre violaciones a los derechos humanos o problemas sociales.
Este domingo, al mirar la portada de El Mercurio, había a lo menos cinco titulares dedicados a la violencia, el orden público, la “primera línea” y la “zona cero” de la Plaza de la Dignidad (Plaza Baquedano). Eso está siendo recurrente. La gente lo ve en quioscos y puntos de venta y en su casa u oficina si se lleva el periódico, y las continuas portadas relevando la violencia se va quedando en la retina, no las violaciones a los derechos humanos o las malas cifras en materia social.
Luego, el texto del editorial está concentrado en el asunto de la violencia, la actuación de “barras bravas”, la postura de la oposición frente al fenómeno, las medidas de orden y de la autoridad. El editorial del diario La Tercera de este domingo también estuvo dedicado a la violencia y en uno de sus párrafos se pudo leer: “Es muy relevante que la autoridad asegure que el vandalismo no volverá a tomarse las calles”. El desafío de los medios duopólicos al gobierno a apostar por “la mano dura”, es constante.
En el interior de las páginas, a lo menos diez notas, muchas de ellas destacadas, relevando hechos, análisis y entrevistas con el tema de la violencia, el vandalismo, el desorden y la necesidad de que el gobierno y la oposición asuman sin desmayo una postura y una acción al respecto.
La revisión de esos diarios cada día, demuestra que esa es una tendencia informativa y editorial, siempre acompañada de columnistas y articulistas que abordan esa temática, casi siempre en tono desesperanzado, agresivo y colocando como eje de los problemas del país los actos violentos. Ello incluye a autores identificados con la derecha, como a los identificados con líneas socialdemócratas y socialcristianas.
Esa tendencia es seguida por varios noticiarios de radio y televisión, comentaristas de medios electrónicos y programas de farándula, hasta el punto que si se ha leído los periódicos en la mañana, un ciudadano se puede percatar que los programa de las radios y de los canales de televisión repiten temas, a veces sin cambiarle una coma, instalados por el duopolio respecto a la violencia.
Un punto controversial es que esa misma revisión de la prensa hegemónica, permite constatar que las notas, análisis, fotografías y artículos sobre los numerosos sucesos de violaciones a los derechos humanos, ocupan muchísimo menos espacio que la temática de la violencia o el vandalismo.
También, los hechos sobre problemas sociales, movilizaciones ciudadanas, persistencia de datos de desigualdad, abusos, malas condiciones de vida de la población, tienen menor cobertura que la violencia.
Se repite lo mismo en la mayoría de los medios radiales y televisivos.
En definitiva, los dos principales diarios (en realidad lo son en gran medida porque en Chile no hay diarios de oposición, de línea editorial progresista o de izquierda que puedan estar todos los días en quioscos, debido a severas condiciones impuestas desde el Estado), están instalando o contribuyendo a instalar que el problema principal en Chile es la violencia.
Las situaciones de desigualdad social, crisis política, violaciones a los derechos humanos, reclamos ciudadanos, persistencia de malas cifras en pensiones, salarios, atención en salud, por ejemplo, no son prioridad informativa y analítica en esos medios, que los tratan, pero con un desnivel respecto a la cuestión de la violencia.
Hace unos días, la foto de portada de El Mercurio era un automóvil que salía de una iglesia con una pareja recién casada, y aludía a que lo hicieron en medio de gente que protestaba, como un signo de la extensión de la violencia. Pero cuando el Consejo de Defensa del Estado resolvió investigar el caso de la trabajadora que perdió sus dos ojos y quedó ciega, por obra de un carabinero que, dentro de un piquete, le disparó al rostro una bomba lacrimógena, desde pocos metros, para El Mercurio o La Tercera no fue motivo de priorización informativa a través de textos o imágenes llamativas. Esa es otra constante. Puede ser más importante mostrar en portada la salida de un auto de un matrimonio -que no fueron víctimas de ataque alguno-, que los casos de ciudadanos que quedan ciegos por la acción de Carabineros.
En este marco ocurren cosas como que hasta la vocera de La Moneda, Karla Rubilar, expresa, aunque en pocas líneas y sin extenderse más allá, una cuestión central en este tema. “El orden público y la seguridad siempre ha sido un tema muy relevante, pero sabemos que la paz social no se construye solamente con mejores y más carabineros o con más leyes ( ) antidelincuencia, sino también respondiendo a las demandas sociales que se levantaron con fuerza en octubre” de 2019.
Que se quiera establecer que la violencia y el vandalismo es el eje central de lo que acontece en el país, y que sin arreglar eso no se podrán abordar asuntos sociales e inclusive el plebiscito del 26 de abril, refuerza ideas de implementar medidas autoritarias, no desechar estados de emergencia, toques de queda y salida de militares a las calles, criminalizadoras del movimiento social, invisibilizadoras de las violaciones a los derechos humanos y opacadoras de los graves problemas sociales y económicos que siguen afectando a la población.
Por cierto, esta línea editorial de los medios duopólicos, se produce cuando desde la derecha y la ultraderecha se está haciendo una campaña de relacionar actos violentos con la opción Apruebo nueva Constitución.
Pareciera que los dueños, directores y hasta editores de El Mercurio y La Tercera están repitiendo viejas recetas de instalación de realidades, con la violencia en el centro, que fueron usadas por esos diarios en el periodo 1970-1973 y durante los 17 años de dictadura, de manera más sutil y ponderada, pero con el mismo objetivo comunicacional.
Para algunos representantes de la oposición, esto tendría que ver con una “campaña del terror” que se estaría instalando en el país en estos meses.