El Pueblo Unido Jamás Será Vencido, interpretada una y otra vez aquí y en diversos países del mundo, como expresión de solidaridad con nuestras movilizaciones multitudinarias.
Miguel Lawner
Arquitecto
24/11/2019. A lo largo del mes transcurrido desde el inicio del alzamiento popular en Chile, que ha puesto al desnudo las injusticias del modelo económico neoliberal aplicado en Chile tras el golpe militar de 1973, las redes sociales nos han traído la canción El Pueblo Unido Jamás Será Vencido, interpretada una y otra vez aquí y en diversos países del mundo, como expresión de solidaridad con nuestras movilizaciones multitudinarias, alegres, creativas, indómitas, enfrentando una represión análoga a los mejores tiempos de la dictadura.
La hemos escuchado en las estaciones del Metro de Paris o Hamburgo, interpretada por muchachas. probablemente nietas de exiliados, acompañadas de conjuntos folklóricos aficionados. La escuchamos en un concierto de gala efectuado en Lisboa; también en las recientes elecciones celebradas en España y en el concierto que tuvo lugar días atrás en la plaza de ingreso al GAM, cuando reabrió sus puertas al público.
Si…es cierto. La creación de Sergio Ortega es hoy patrimonio de la humanidad progresista en todo el mundo. Concebida cincuenta años atrás, no cesa de encabezar las causas justas que enarbolan los pueblos en los cuatro rincones de la tierra.
¿Quién lo hubiera pensado?
¡Qué honor para su autor y para el movimiento popular chileno que motivó una creación artística tan notable!
Sergio Ortega ha pasado a la inmortalidad y como están las cosas en gran parte del planeta, su creación seguirá escuchándose en plazas, calles, estaciones de ferrocarril, salas de teatro y de conciertos en cualquier lugar del mundo, donde el pueblo unido se levante en defensa de sus derechos.
Conocí a Sergio Ortega el año 1967, en una circunstancia muy especial. Pablo Neruda había organizado en su casa La Chascona, un preestreno de su obra de teatro Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta, que incluía varias canciones y música incidental compuesta por Sergio Ortega.
La actividad era el aporte de Neruda a la campaña de finanzas del Partido Comunista y como militante disciplinado, se había autoimpuesto una cuota bastante grande, que planeaba obtener cobrando un alto precio por la entrada a este preestreno, al cual concurrimos con Anita algo intrigados, por ver al poeta incursionando en una expresión creativa tan ajena a toda su carrera literaria.
Esa noche, estaba presente lo más granado del campo artístico cultural y político de la época. Por cierto, Salvador Allende con Tencha, Lucho Corvalán, no recuerdo si acompañado de Lily, el profesor Alejandro Lipschutz, Pancho Coloane, Gabriel Valdés, Teresa Hamel, y muchos otros que no recuerdo.
Aparecían muy activos a cargo de la presentación, Patricio Bunster, que asumió la coreografía de la obra, Pedro Orthous que dirigió su presentación en el Teatro Experimental, quizás Guillermo Núñez a cargo de la escenografía y por supuesto, Sergio Ortega que corría de un lado para otro.
La obra se presentó de noche, en el mismo patio de La Chascona, un espacio con su rica vegetación y unapeculiar topografía de escaleras que trepan con cierto desorden en diferentes direcciones.Una iluminación cuidadosa, acentuaba el dramatismo del espectáculo.
Los visitantes, estábamos distribuidos con algún desorden, la mayoría de pie y unos pocos sentados y de pronto, apareció en las alturas a mano derecha, Carmen Vasallo, una morocha espectacular cantando La Barcarola. Siguieron algunas lecturas con actores situados a diferentes alturas y nuevamente otras canciones interpretadas por Carmen, como una dedicada a Teresa, la pareja de Joaquín Murieta.
Fue un espectáculo tan sorprendente como inusitado. Al término nos esperaba un cocktail abundante, con Matilde atendiendo la barra de los tragos, en medio del comentario unánime de nosotros, sorprendidos por la versatilidad de nuestro poeta, capaz de haber concebido una suerte de comedia musical, que con los años, fue un éxito en muchos países del mundo. Desde luego, nosotros la vimos en una espléndida versión, presentada por el Fiolteatren en Copenague.
Ese fue nuestro primer encuentro con Sergio Ortega, que conquistaría la inmortalidad no solo por El Pueblo Unido, sino que también por el Himno Venceremos.