Parece evidente que como característica de la crisis política y social vivida en las últimas semanas en Chile, está la masiva y sistemática violación a los derechos humanos.
El Siglo
13/11/2019. Desde la concluida dictadura cívico-militar que en Chile no se producía una masiva y sistemática violación a los derechos humanos, volviendo a terroríficas cifras producidas en tres semanas.
Hasta la fecha los datos son dramáticos y elocuentes. Veintidós muertos, más de 2 mil personas heridas, más de 10 mil detenidos, 200 ciudadanos con graves heridas oculares y cientos de denuncias por maltratos, abusos sexuales y golpizas, es lo que registran organismos nacionales e internacionales de derechos humanos (DDHH).
De acuerdo con una declaración de más de doscientos abogados constitucionalistas y penalistas, en Chile estas semanas se han violado los DDHH de manera “masiva y sistemática”.
Hay decenas de carabineros, miembros de la Policía de Investigaciones, del Ejército y la Armada, investigados y con querellas criminales por actos constitutivos de violaciones a esos derechos, crímenes y acciones represivas fuera de protocolos y que constituyen delito o abuso. De los 22 muertos, al menos cinco habrían sido cometidos por agentes del Estado.
Carabineros se ha desplegado con enormes contingentes represivos que incluyen los carros de lanzamiento de agua y gases, tanquetas, buses de traslado de detenidos, uso de escopetas que lanzan balines y perdigones; existen registros en redes sociales, fotografías, filmaciones y múltiples testimonios que hablan de la agresividad, prepotencia y arrogancia de las y los carabineros, al punto que hay una querella criminal por la golpiza de miembros de Fuerzas Especiales a una funcionaria de la institución que caminaba de civil.
Constitutivo de violación a derechos humanos y civiles fue la salida a la calle durante muchos días de elementos de las Fuerzas Armadas, principalmente del Ejército y la Armada, y el establecimiento del Estado de Emergencia y el Toque de Queda en gran parte del territorio.
En medio de todo eso, el ex ministro del Interior dijo que no tenía responsabilidad política en lo acontecido, la vocera de La Moneda dijo que no había “ninguna” responsabilidad del Presidente de la República, el actual titular de Interior defendió a la policía uniformada y el uso de perdigones y el general director de Carabineros sostuvo que durante los operativos no cometieron errores y les dijo a sus subordinados que no permitiría que se diera de baja a ninguno de los uniformados involucrados en abusos y violaciones a los DDHH.
En efecto, desde que finalizó el régimen militar no se había producido una situación tan desastrosa y terrible en materia de derechos humanos, no habían salido los militares de sus cuarteles y no se conocía ese tipo de afirmaciones de parte de altas autoridades.
Por cierto, la actitud asumida por los dos últimos ministros del Interior, el jefe de Carabineros, la vocera gubernamental y el propio Presidente de la República, apunta a que primará la impunidad y cuando mucho habrá sanciones leves a algunos uniformados, frente a la dramática situación vivida en el país y frente a las víctimas y sus familiares.
Parece evidente que como característica de la crisis política y social vivida en las últimas semanas en Chile, está la masiva y sistemática violación a los derechos humanos.