Esta derecha económica y política, no tiene la lucidez para proponer una salida democrática que para el sentido común es obvia y necesaria.
Pablo Monje-Reyes
Miembro Comité Central. Partido Comunista de Chile
11/11/2019. Hace un par de días, el presidente Piñera convocó al Consejo de Seguridad Nacional -COSENA- para obtener respaldo a un paquete de proyectos de ley sobre seguridad y control de la delincuencia. Lamentablemente para él, los principales asistentes declararon haber quedados perplejos y algunos muy molestos por los temas tratados en esta magno hemiciclo de autoridades civiles y militares. De hecho, declaraciones de personeros que asistieron a tan “noble” aunque muy vetusta reunión así lo manifestaron. El COSENA es un añejo artefacto de la dictadura militar para inventar una fracasada legitimidad al poder brutal y omnipotente de la fuerza bruta.
Lo importante a considerar de esta acción política es el mensaje que demuestra el concepto de gobierno que tiene nuestra derecha política, que siempre ha sido y seguirá siendo antidemocrática, y que no trepida en hacer uso de la fuerza simbólica de las instituciones y de la fuerza física de los represores. A la luz de los hechos, esta decisión fue una simple acción comunicacional que buscaba por medio del accionar institucional represivo del Estado darle una señal al país y a quienes protestan en las calles; vamos por ustedes con toda la “fuerza de la ley”. Pero, el pueblo movilizado vuelve a mirarlo a los ojos y hace un ademan que grafica rabia y la convicción de que la protesta debe continuar. La Moneda vuelve a consagrar un nuevo error en esta crisis.
La concentración de este viernes en la ex Plaza Italia, hoy ya conocida como la Plaza de la Dignidad, muestran que el pueblo no está para medias tintas, el pueblo dice fuerte y claro; “Cambio de la Constitución por medio de Asamblea Constituyente o nada”. Es la tesis política principal de hoy en día después de tres semanas de movilizaciones, protestas, y un Chile comprometido en este estallido social.
La derecha responde nuevamente desde su deformación ideológica, el presidente Piñera en una entrevista a un medio hegemónico de la prensa nacional dice estar dispuesto a cambios profundos de la actual Constitución. Los partidos de su coalición se alinean con esa idea aunque algunos con matices y otros que entienden claramente la bajada de línea. Pero, nuevamente, el pueblo se sigue haciendo escuchar en Cabildos que se multiplican, inclusive, en los conversatorios convocados hasta por los alcaldes de derecha dicen sin gritos ni aspavientos, pero con voz firme y clara; Nueva Constitución por medio de una Asamblea Constituyente.
La derecha sigue cometiendo errores políticos de marca mayor. Al mismo tiempo cada día que pasa el pueblo logra mayor convicción de que su pelea en la calle es justa y legítima, necesaria y urgente. Cuando la derecha económica y posteriormente la derecha política se logren dar cuenta de que no pueden seguir cometiendo tamaños errores, no les quedará otra salida que llamar a un plebiscito y que el pueblo soberanamente se pronuncie y mandate a una Asamblea Constituyente para crear una nueva Constitución para el país.
Definitivamente, esta derecha económica y política chilena -que finalmente es la misma-, no tiene la lucidez para proponer una salida democrática que para el sentido común es obvia y necesaria. En síntesis, siguen especulando con iniciativas menores desde el gobierno como si esto fuese una apuesta en la bolsa de valores. Quieren sacar la máxima rentabilidad a sus capitales al menor costo posible. Así ha sido la vida de los empresarios especuladores y que creen que en política se puede jugar en los mismos términos. Más bien, desde la perspectiva histórica parecen una lumpen burguesía, que en su ambición por la renta fácil no les permite ver con claridad los caminos que conducen a un nuevo Estado y a una nueva estructura de poder, no saben de democracia ni les interesa.