“Apagar el incendio con bencina”; “pésima señal”; “endurecer el puño”; el listado de medidas que acentúan la represión. Ni una palabra sobre reforzar defensa de DDHH.
Gonzalo Magueda. Periodista. 07/11/2019. Desde servir de carnada para memes, hasta mostrar un tono duro, son los vaivenes del Presidente Sebastián Piñera, encarrilado cada vez más en apostar por una agenda ultra autoritaria y represiva para encarar la crisis social y política que vive el país.
Como los medios conservadores, ocupa un espacio reducido para decir que está preocupado de una “agenda social”, tiene algunas palabras para señalar que “escucho…y con humildad” la voz de los millones de chilenas y chilenos que protestan, pero luego sobreviene el espacio amplio, extendido, contundente, de largos párrafos, para enfatizar sus acciones en contra “del vandalismo”, “la delincuencia”, “grupos criminales organizados” y centrar allí su gestión gubernamental.
Copia, por lo demás, un relato usado por los altos mandos civiles y militares de la dictadura, donde “el orden y la seguridad pública” era lo necesario para bajar la tensión social, contener las movilizaciones y acallar la protesta. Porque una cosa es tomar medidas contra lo que el propio Piñera define como “grupos minoritarios” y otra es anunciar una decena de proyectos y pasos que llevan al país al borde de estar en un Estado de Sitio y que afectan no a minorías, sino que a la mayoría ciudadana.
En la idea de reforzamiento autoritario del mandatario y su gabinete político que tiene tanta responsabilidad como él, se podrán aplicar severas medidas a personas que hagan barricadas en una esquina, tal como las combatieron los militares, ante una acción que más bien suelen hacer vecinos, pobladores, estudiantes, trabajadores y no “criminales”.
En el afán autoritario sistémico, como si el problema crucial del país fuera “erradicar la violencia” y no erradicar la desigualdad, Piñera convocó para este jueves al Consejo Nacional de Seguridad (COSENA), una obra del régimen militar que para lo único que ha servido es para diseñar y orquestar represión masiva y acotamiento de libertades ciudadanas.
El listado de medidas autoritarias, ultra represivas y de corte militarista y policíaco, obviamente apunta, en lo esencial, a los que protestan y se manifiestan. Eventualmente afectará a quienes cometen actos de vandalismo o delictivos, en cuyos casos existen las atribuciones de las policías y el Poder Judicial para enfrentarlos y sancionarlos, sin medidas coercitivas que lastiman a toda la población.
Lo que se llaman leyes o acciones anti saqueos, anti encapuchados, contra quienes hagan barricadas, páginas Web y otros medios para que ciudadanos delaten a otros ciudadanos, reforzamiento de abogados para realizar querellas, acentúa un estado excepcional autoritario de hecho.
La cosas se complican más cuando se tiende a reforzar institucionalmente a Carabineros y la Policía de Investigaciones (PDI), en momentos que sobre todo la primera institución es cuestionada por sus procedimientos abusivos, agresivos, violentos, fuera de protocolos, en un país que registra más de 2 mil heridos, más de 100 heridos oculares, jóvenes abusadas y abusados sexualmente y se extienden las denuncias y quejas por actitudes hostiles y hasta demenciales de carabineros que cualquier persona que haya estado en las movilizaciones o la calle pudo constatar. Cuando hay críticas a los cuerpos policiales por extendidas violaciones a los derechos humanos y provocadores de esas cifras lastimosas, Piñera puso sobre la mesa un proyecto de “ley que establece un estatuto de protección para las Fuerzas de Orden y de Seguridad, la policía y Gendarmería, para regular con mayor fuerzas atentados contra funcionarios de estas ramas o en el ejercicio de sus funciones”.
Ni una palabra sobre reforzar DDHH
Lo contradictorio o cuestionable, es que las medidas del mandatario no incluyeron una sola palabra sobre reforzar la defensa de los derechos humanos, ni una sola línea sobre aumentar las sanciones a policías que cometan actos delictivos y violaciones a los derechos humanos, ni un solo párrafo a fortalecer y garantizar el funcionamiento de los órganos estatales y públicos de derechos humanos, nada sobre la manera de garantizar derechos civiles y ciudadanos.
Piñera vuelve a dejar claro que el tema de derechos humanos le es secundario y solo atina a puestas en escena mediáticas como verse obligado a ir a visitar a una víctima civil de “la violencia”, no de Carabineros según él, mientras se desdice en elogios a las fuerzas represivas, hace desayunos con familiares de carabineros heridos, corre a mandar a sus ministros a que visiten a uniformados lesionados.
No hay en la gestión actual de Piñera una agenda de derechos humanos abultada y precisa, y más bien el tema lo tiene como referencial en discursos, “cuñas” para la prensa y formalidades, todo lo cual, por cierto, no impide que en tres semana se hayan batido records de violaciones en el país, incluyendo más de cien casos de menores de edad.
En ese contexto, el mandatario tira fuertes medidas autoritarias.
La mano de Blumel, Ubilla y Martorell
Hay que decir que detrás de esto está la mano y la opinión del ministro del Interior, Gonzalo Blumel, quien demuestra lo fallido de mostrarlo como “un rostro moderado”, de una generación nueva y por tanto de “nuevo rostro”, y del sector de “las palomas” y no de “los halcones” representados en el ex ministro Andrés Chadwick, y con quien podría haber “una mejor interlocución”. Blumel es ya parte de la tesis y las medidas ultra represivas y autoritarias del gobierno de derecha y pone a su partido, Evópoli, en la misma senda, por ejemplo, de las autoridades de la Unión Demócrata Independiente (UDI).
Blumel no trajo ningún cambio en la línea dura y rígida del gobierno y su manera de priorizar frente a la crisis social y política. Hace convocatorias a la oposición, sienta a dialogara alcaldes, pero con otra mano ordena políticas represivas, adhiere a las medidas conocidas de los viejos “halcones” y apoya sin más a Carabineros, también dejando de lado palabras precisas y amplias sobre derechos humanos.
También está la mano del subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, quien habló de hordas y violentistas cuando empezaron las movilizaciones, y de la subsecretaria de Previsión del Delito, Katherine Martorell, quien está pasando colada de las pésimas estadísticas en el combate a la delincuencia que se mostraron precisamente unos días antes del estallido social.
Una pregunta que ronda es si realmente Piñera, Blumel, Ubilla y Martorell piensan que con esto le dan “una buena señal” a toda la población, que con estas medidas serán aplaudidos por las mayorías y que se verá que con esto responden a la revuelta social y ciudadana.
Cuando varios analistas apuntan a que se trata, más bien, de darle señales a su sector conservador, al segmento derechista de la ciudadanía, a los partidos oficialistas y a los altos mandos policiales y militares.
También sería conveniente saber qué opinan de todo esto los jueces de la Corte Suprema, los Fiscales, todos quienes están comprometidos en el Estado con garantizar los derechos civiles de la población.
Karol Cariola: SP “ha decidido endurecer su puño”
Ya el senador democratacristiano, Francisco Huenchumilla, señaló que “las medidas de seguridad es apagar el fuego con bencina” en crítica a los anuncios del mandatario. Más allá de saber que podrán ser reprimidos, “la gente quiere saber qué destino tienen sus vidas en este país”. Ante las tesis autoritarias del gobierno, Huenchumilla dijo que “el problema es político y eso tiene que entender el Presidente”.
Para el senador socialista Álvaro Elizalde, fue “una pésima señal del Presidente convocar al COSENA en estos momentos. Cree que lo que está aconteciendo en Chile es solo un problema de orden público y todavía no da una respuesta a las demandas sociales”.
A través de redes sociales (RRSS), la diputada comunista Karol Cariola Karol Cariola, enfatizó que “el Presidente ha decidido endurecer su puño. Cita al Consejo de Seguridad Nacional, en el cual se asesorará por los jefes de Fuerzas Armadas y Carabineros, entre otros”. La parlamentaria sostuvo que Piñera “en vez de escuchar a Chile, se aísla y se encierra en la guerra solitaria de él contra su pueblo”.
Gabriel Boric, diputado de Convergencia Social, puso en Twitter que “el Presidente Piñera acaba de dirigirse al país para anunciar más represión”.