La opinión pública supone que hay igualdad entre palestinos e israelíes y que hay un espíritu real de establecer al menos los temas que dividen.
Fernando Manzur
Concejal de Recoleta
23/09/2019. José Martí, escritor y político cubano señaló: “Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”.
Esta frase que pareciera lógica para muchos, es lo que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) deben entender y abrazar. Desde comienzos de la Catástrofe Palestina, conocida en árabe como Nakba, se inicia el éxodo forzado del pueblo palestino como consecuencia de la creación del Estado de Israel. El naciente Estado, destruyó aldeas y colonizó tierras palestinas. Hemos visto desde entonces, como se han desarrollado diversas iniciativas de negociaciones para una paz justa ¡Qué gran hipocresía! Jamás ha existido una negociación justa y de iguales bajo un contexto geopolítico como este. El gran engaño fue el proceso de Oslo, que finalmente fue para consolidar la ocupación militar israelí y la continuación de la política de opresión contra la población palestina.
En los últimos 25 años se ha normalizado escuchar y leer en los medios de comunicación frases como: “las partes están negociando”, “proceso de paz”, “comienzan las negociaciones entre israelíes y palestinos”, etc. Pero cada uno de esos titulares han sido falseados y un completo montaje para acallar a quienes denunciamos las atrocidades que comete Israel. La opinión pública supone que hay igualdad entre palestinos e israelíes y que hay un espíritu real de establecer al menos los temas que dividen. Esto resulta seriamente vergonzoso y es un engaño universal. En realidad, existe una desproporción inmensa, tanto en relación al territorio que hoy controlan, apoyo económico, las armas y el Ejército que Israel dispone. Palestina no tiene control total del territorio, no tiene Ejército, ni menos grandes aliados políticos.
La ANP y OLP, continúan creyendo que negociar es una alternativa real y segura para los intereses nacionales del pueblo palestino. Es un error histórico ¿por qué? Porque en todas las mal llamadas negociaciones que se conocen, nunca ha existido voluntad de avanzar por parte de Israel, precisamente porque ha rechazado categóricamente los 6 pilares fundamentales de las demandas nacionales palestinas: fin a la ocupación militar; término del régimen Apartheid; parar el bloqueo a Gaza; desmantelar las colonias ilegales; reconocer derecho inalienable al retorno a los refugiados; y reconocer Jerusalén Este como capital del futuro Estado Palestino.
Antes de comenzar cualquier tipo de negociación deben preguntarse ¿Israel está dispuesto a respetar las resoluciones de Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, dictámenes de la Corte Internacional de La Haya, los Convenios de Ginebra, y respetará la universalidad de los Derechos Humanos? a 71 años de la Nakba, la respuesta es categórica: NO. Israel tiene licencia para colonizar, asesinar y continuar con la limpieza étnica que comenzó en mayo de 1948.
La paz y el diálogo únicamente se puede dar entre iguales. No basta con hablar de paz y justica en términos generales, debemos preocuparnos de nuestras niñas y niños, jóvenes y los cientos de familias que sufren día a día las consecuencias de la ocupación feroz que realiza el Estado de Israel.
Esto no da para más, el abandono de la ANP, OLP y la comunidad internacional, nos es justo y no lo merece el pueblo palestino. Es urgente avanzar en la construcción del proyecto de liberación nacional palestino. La liberación nacional debe ser nuestra prioridad y las organizaciones civiles deben jugar un rol protagónico. El camino es la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra el Estado de Israel. Campaña que nace en el 2005 desde la sociedad civil palestina para que la comunidad internacional aplique medidas y sanciones, hasta que el Estado de Israel cumpla con el Derecho Internacional. Esta campaña avanza, y hoy se escucha literalmente en todo el planeta, solo hace falta, que la ANP y OLP utilicen al BDS como una manera de resistencia pacífica y democrática para lograr el proyecto de liberación nacional palestino. Lo que anhelamos es una paz con dignidad y justicia, también una coexistencia honesta y en pleno igualdad de derechos con los israelíes. ¿Podemos aprender o estamos condenados a repetir constantemente nuestros errores?