Malas prácticas contra 40Horas. Los aliados incómodos.
Equipo ES. 06/09/2019. Malas prácticas contra 40Horas
El gobierno y la derecha reaccionaron con malas prácticas frente al avance sostenido de la iniciativa de reducir a 40 horas la jornada laboral semanal.
En lo más serio, el propio Presidente Sebastián Piñera, secundado por ministros, parlamentarios y dirigentes de su sector, amenazó con la conocida práctica antidemocrática de recurrir al conservador Tribunal Constitucional (TC) para echar abajo un proyecto que cuenta con mayoría parlamentaria y ciudadana y enorme respaldo del mundo sindical.
Es decir, la derecha, de nueva cuenta, recurre a una opción autoritaria para abortar una iniciativa de carácter transformador con apoyo democrático y que, en este caso, apunta a beneficiar a los asalariados del país.
Tomaron sentido, en este marco, las declaraciones de economistas y abogados constitucionalistas en cuanto a que el proyecto legislativo es pertinente y constitucional, y que debe discutirse, definirse y votarse en el Parlamento, no en el TC.
Luego, en un plano nada serio, el enojo y desesperación del gobierno y la derecha se mostró en una mala práctica democrática y legislativa, donde se vio al ministro del Trabajo y Previsión Social y diputados conservadores montando un show, enviándose papelitos para alargar la sesión de la Comisión del Trabajo, y haciendo especulaciones ridículas como que con las 40 horas no habría Copa América en Chile o que los brigadistas de la CONAF no podrían terminar de apagar incendios forestales.
A lo anterior se sumaron insultos, actitudes agresivas y presiones de parte de parlamentarios de derecha hacia legisladoras de la oposición.
Fueron signos de que la derecha está acorralada y debilitada ante una de las iniciativas de mayor y mejor instalación de parte del mundo progresista y de izquierda.
Los aliados incómodos
El insulto proferido por el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, en contra de la ex presidenta Michelle Bachelet le generó una tensión a Sebastián Piñera quien, por lo demás, tuvo una reacción meramente formal y tibia, ratificando su inclinación política y amistosa hacia el ultraderechista gobernante de Brasil.
Como sea, el episodio tensionó la visita del Canciller chileno a Brasil, más cuando junto a su colega brasileño optaron por omitir el tema del insulto de Bolsonaro a Bachelet. En tanto, el titular de Interior defendió la actitud ambigua de Piñera.
Semanas antes, el mandatario chileno se vio en una situación cuando menos incómoda, ante la tremenda derrota política y electoral de su amigo y estrecho aliado argentino, Mauricio Macri.
Siempre se aparejó la gestión de los derechistas Piñera y Macri como opción de gobernabilidad en la región, y ahora en Argentina se desplomó el plan del macrismo. Es la caída de un aliado principal de Piñera.
Sebastián Piñera consideró clave y promisoria su alianza con Bolsonaro y Macri, se encargó de reforzar la amistad política con ambos y los puso como parte fundamental del eje de derecha en América Latina.
Podrá insistir en aquello, pero claramente en una situación de tensiones, conflictos y cuestionamientos que cuando menos incomodan a Piñera o lo dejan a merced de críticas y escenarios complicados con efectos internos.