El deporte es encuentro, es vivir mejor, es construir y reforzar tejido social desde la participación y es momento de comprenderlo en su magnitud como tal.
Fernando Monsalve
Abogado
20/08/2019. A poco de finalizar los juegos Panamericanos y cuando las noticias nos reiteran la histórica actuación de nuestros deportistas y los caminos a seguir para proyectarse en miras a los juegos olímpicos de Tokio y los próximos Panamericanos de Santiago 2023, es tiempo de dar una mirada seria y real al trabajo que hemos desarrollado en las últimas décadas, pero sobre todo al desafío que se nos presenta como partido e izquierda en miras al futuro en esta materia.
Pocos podrían disentir respecto al escaso trabajo programático y seriedad que hemos tenido desde la izquierda chilena y en realidad desde todo el espectro político para con el deporte, así como de la real importancia del establecimiento de un programa y política pública robusta e intersectorial al respecto. Al deporte se le ha catalogado como algo secundario o de poca relevancia política, posición que ha derivado en décadas de cuoteos políticos en los máximos cargos y derechamente en elaboraciones frágiles y básicas sobre lo que significa realmente una política del deporte en nuestra construcción como sociedad.
Es imposible seguir pensando en el deporte y su política pública como mero artífice de esparcimiento o circos romanos contemporáneos, por el contrario, es fundamental entenderla como un área de construcción social y personal, con énfasis en la calidad de vida de las personas.
No podemos ser indiferentes a la evidencia. Somos uno de los países con la mayor tasa de obesidad en el mundo y con un crecimiento anual del 6.3% de la misma, con un gasto de miles de millones en prestaciones de salud, fármacos y atenciones médicas en desmedro de gasto en prevención y programas como “crecer en movimiento”.
No podemos seguir sin cuestionamiento alguno respecto a nuestra nula política pública o propuesta integral respecto al deporte, la actividad física y todo lo que aquello implica para cada uno/a de los/as chilenos/as. Una política pública deportiva no busca tan solo el logro deportivo en el alto rendimiento, medallas panamericanas u olímpicas, tampoco el desarrollo masivo de la actividad física, sino que implica una comprensión global de nuestra sociedad, su estructura y del rol del deporte como uno de los pilares en la construcción y/o fortalecimiento del tejido social.
Valores como la auto superación, solidaridad, trabajo en equipo, esfuerzo y constancia son valores propios de la práctica deportiva, los mismo que entendemos contribuyen en una sana construcción social.
También es reparadora del tejido social, el cual por décadas ha sido destruido de forma consciente por el modelo imperante y los gobernantes de turno. Cuando conscientemente se ha excluido y desincentivado los clubes y organizaciones barriales deportivas y culturales, lo que se busca es eliminar la construcción más básica de nuestro tejido social, aquella que se conforma con la interacción y conocimiento entre pares, vecinos, familiares y cercanos a estos clubes y organizaciones. Aquella que se logra en el trabajo conjunto y colectivo de quienes comparten buscando desarrollar su deporte, acompañando a sus hijos o simplemente observando independiente de los pergaminos de los deportistas. Es un espacio de encuentro con un enorme potencial social y político que hemos permitido se abandone o no considere como importante en las políticas públicas.
Es imperativo que entendamos la importancia de los clubes deportivos barriales y nacionales, lo trascendente del desarrollo del deporte al nivel escolar y el apoyo a los deportistas en todas sus etapas, no tan solo como un apoyo personal sino como parte de la construcción de una sociedad sana y de un tejido que poco a poco puede re construirse.
No hay tiempo para seguir mirando por sobre el hombro al deporte y la necesidad de pensar un programa y política pública consistente en la materia, hoy es tiempo de pensar seriamente en una política que se haga cargo de nuestra realidad de país, de la salud de nuestro pueblo y que sirva como uno de los pilares de cambio que buscamos para nuestra sociedad.
No debemos seguir dejándonos engañar por aquellos que creen que solo nos referimos a una que otra cancha en la plaza o que nada aporta de fondo, ya que son justamente ellos los que siempre han buscado descomponer y seguir impidiendo que nuestro pueblo viva mejor. El deporte es encuentro, es vivir mejor, es construir y reforzar tejido social desde la participación y es momento de comprenderlo en su magnitud como tal. El desafío es claro y debemos hacernos cargo de una vez por todas.