temas del país se solucionan con mano dura y medidas coercitivas en la vida cotidiana de la población.
El Siglo
08/2019. En las últimas se produjeron situaciones que se pueden mirar como cuestiones puntuales, pero que no dejan de tener cierta proyección e impacto que puede resultar peligro o contraproducente dejar pasar sin más.
Desde el Partido Republicano, organización de ultraderecha que encabeza el ultraconservador José Antonio Kast, se llamó a ciudadanos venezolanos residentes en Chile a unirse a ese grupo para luchar contra la izquierda chilena. En los mismos días, grupos ultraderechistas y ultranacionalistas, convocaron a una marcha antimigrante en varios puntos del país, con un lenguaje agresivo e inclusive con mensajes llamando a ir armado a la manifestación. En el Parlamento, la derecha, junto a senadores democratacristianos y socialdemócratas, aprobaron la llamada “ley corta antiterrorista” que posibilitará el poner en acción a “agentes encubiertos” e intensificar la escucha secreta de llamadas telefónicas o por otras vías.
A lo anterior se agregan situaciones como la insistencia en “toque de queda” para adolescentes en varias comunas, la insistencia de presencia policial ante conflictos en liceos por la vía de “Aula Segura”, la represión de Carabineros a manifestaciones sociales, la criminalización de jóvenes, migrantes, indígenas, feministas y pobladores, dada en episodios recientes.
Todo se amplifica con un discurso de orden, autoritario, policiaco y de instalación del “miedo social” en la población, colocando temas de delincuencia como eje por sobre cuestiones como el empleo, salarios, salud, educación, vivienda, por parte del gobierno de derecha.
Se configura así un panorama de corte ultraconservador y autoritario, donde pareciera que los temas del país se solucionan con mano dura y la intromisión de las policías y ahora de las Fuerzas Armadas, y medidas coercitivas en la vida cotidiana de la población.