En entrevista, Álvaro Ramis habló del carácter de la UAHC y dijo que debe estar en el Consejo de Rectores. Planteó idea de universidad democrática ligada a las transformaciones sociales.
Hugo Guzmán. Periodista. 10/09/2019. El teólogo Álvaro Ramis dio una doble sorpresa. Ganar con 66.78% de los votos la elección que lo convirtió en el nuevo Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC). La segunda, ser protagonista de la experiencia de un proceso Exacto, es la única universidad en el país que tiene plenamente establecido un sistema triestamental, en que participaron académicos, funcionarios y estudiantes para elegir a la primera autoridad de la casa de estudios.
Este académico y articulista permanente en varios medios de comunicación alternativos, como Le Monde Diplomatique Chile y Punto Final, es Doctor en Ética y Democracia de la Universidad de Valencia, laboró en distintas áreas en las universidades de Chile y Alberto Hurtado. Fue presidente del Centro de Estudios Cultura Ciudadana e investigador del Centro Ecuménico Diego de Medellín. Siempre ha estado vinculado a movimientos sociales, como el Foro Social Mundial y fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) en 1998.
En entrevista con ElSiglo.cl, abordó su caracterización de la UAHC, su idea del vínculo de las universidades con el movimiento ciudadano y las transformaciones sociales, reivindicó que la Academia de Humanismo sea parte del Consejo de Rectores y se refirió a las violencias que están presentes en las casas de estudio superior.
¿Qué tienes en mente después de haber ganado las elecciones de la UAHC?
Principalmente fortalecer un proyecto de educación superior que se constituye como una alternativa frente a la visión dominante, que disiente de la idea de la visión de mercado y propone una idea de una universidad democrática y para las transformaciones sociales. Se asienta precisamente en la idea de una comunidad participativa, crítica, que desarrolle habilidades de pensamiento transformador y emancipador. Eso requiere de alianzas fuera de la propia universidad, me refiero a una universidad de puertas abiertas que hace alianzas con los movimientos sociales, con los sectores críticos del país para ponerse al servicio de esa causa.
A mucha gente le llamó la atención que para ocupar la rectoría de la universidad se hayan realizado elecciones.
Exacto, es la única universidad en el país que tiene plenamente establecido un sistema triestamental para elección de autoridades unipersonales. En el caso de la Rectoría votan académicos, estudiantes y funcionarios, en una distinta ponderación, pero en donde todos los estamentos de la universidad participan activamente y deciden. Eso puede ser perfectible, pero en esta elección se demostró que se puede hacer, genera un debate sano y permite salir del ámbito de la discusión cerrada.
¿A qué atribuyes el alto porcentaje que obtuviste, alrededor del 66%?
Creo que refleja la voluntad de la comunidad de consolidar su sistema triestamental, la participación activa en este proceso, sobre todo de académicos, lo dejó claro. Y también es una renovación. Creo que la universidad requiere de una renovación desde la idea de salir al encuentro de la sociedad, de las organizaciones y el mundo social. Eso es un rol de la universidad pública, como una universidad como ésta. Esta es una heredera de las luchas de los años ochenta por la democratización, por la defensa de los derechos humanos, por lo tanto es una universidad que tiene que plantarse en esa lógica.
¿Eso no puede llevar a complejidades, conflictos, en el funcionamiento de la universidad? Hoy en la Universidad de Chile se habla de agresiones de encapuchados, desde el gobierno hablaron de Aula Segura para las universidades, se habla de peligros de penetración de las casas de estudio superior.
Lo que hay que hacer es enfrentar positivamente los desafíos de la sociedad, no desde la represión, sino desde una propuesta de construcción de alianzas para la transformación. Hay que rechazar todas las violencias en las universidades, las violencias son múltiples. Hay violencia machista dentro de las universidades, que se enfrentó desde el movimiento feminista, tenemos las violencias entre pares, es decir, el bullying, es un tema clave, que no es una violencia física, es una violencia simbólica, del lenguaje; la violencia de la discriminación, de la intolerancia, el racismo, la homofobia. Y tenemos violencia política que expresa una impotencia frente a los cambios. La mejor manera de enfrentar la violencia política es con una acción política transformadora que logre cambios y darle a la comunidad universitaria un cauce para sus demandas y que logren sus objetivos. Que en ese camino no haya pérdidas materiales, pérdida de identidad, contradicciones.
¿Cuál es tu mirada respecto a la gratuidad, los casos de estudiantes que no logran avanzar académicamente y les terminan la gratuidad?
Hay que dar mayor cobertura a la gratuidad. Eso es clave. La gratuidad debe garantizar no solo un porcentaje de tiempo, sino una meta. Tenemos que ayudar a retener a los estudiantes en la universidad para lograr su meta, ayudarlos que logren el objetivo de su titulación. Debemos garantizar que los parámetros de las universidades que adscriben a la gratuidad no solo se midan bajo la lógica en que no se incorporen variables como la participación activa de la comunidad. No puedo concebir que se financie a una institución que excluye a su propia comunidad de las decisiones. Entonces, la participación democrática debería ser una consideración para poder ser parte del financiamiento público. Una universidad autoritaria no debe recibir fondos públicos.
¿Cómo ves el vínculo de la UAHC con las universidades tradicionales?
Consideramos que la UAHC tiene todas las condiciones para avanzar a ser miembro del Consejo de Rectores. Es nuestra posición, es un objetivo. Debemos cumplir un par de indicadores, sobre todo acreditación de posgrados, pero más allá de eso, nosotros cumplimos todos los indicadores que la ley señala para los posgrados, más aún, con mayor radicalidad y profundidad que muchas de las universidades que hoy están en el Consejo de Rectores. Nadie puede ir más allá de nosotros en ámbitos como participación y vínculo con el medio, somos la universidad que está a la vanguardia en el país en estos ámbitos. Universidades que no están acreditadas, y que son parte del Consejo de Rectores, es un dato contradictorio. Hay que ampliar las alianzas y generar un polo donde las universidades públicas, junto con las universidades críticas como la nuestra, podamos hacer un frente común para criticar lo que llamo la contraofensiva o la contrareforma que está impulsando, por ejemplo, el señor Carlos Williamson, Rector de la Universidad San Sebastián, que junto con otros rectores, como de la Universidad Mayor, han propuesto un libro para avalar la política de contrareforma que impulsa el Ministerio de Educación en la actualidad.
¿En qué situación encuentras a la UAHC? ¿Financieramente viable, académicamente sostenida?
Estamos acreditados por cuatro años y por lo tanto accedimos al régimen de gratuidad. Eso significa que hoy el 60% de nuestros ingresos son públicos y, por lo tanto, somos una universidad que tiene un sostenimiento basal que es importante porque le da estabilidad institucional. Nuestro máximo interés es mantener y acrecentar esa acreditación y al mismo tiempo, en ese proceso, no perder el norte que es que la universidad sea significativa para el país, que haga la diferencia en el sistema educativo chileno, que sea académicamente distinta, porque marca su currículo desde el pensamiento crítico, y que permite que aquellos temas que otras universidades soslayan, en ámbitos sociales, políticos y culturales, puedan ser abordados desde acá desde una manera integral.
¿Es una universidad de contraste con las otras?
Exacto. Por su historia y por su presente. Es una universidad puntera, por ejemplo, en investigación, ciencias sociales, artes, pedagogía, humanidades, que destaca porque aborda de manera sistemática los nudos críticos de nuestra contemporaneidad. Lo hace de manera participativa a partir de un modelo territorial también, donde tenemos organizaciones aliadas que nos permiten ampliar nuestra llegada en el campo de la vinculación con el medio de una manera participativa y crítica del modelo vigente. Esta identidad hay que potenciarla y visibilizarla más.
¿Cómo ves las políticas en educación del gobierno de Sebastián Piñera?
Mira, por ejemplo, vimos con preocupación el intento de que se designara al señor Williamson en la primera Subsecretaría de Educación Superior. Afortunadamente, él renunció a eso. Lo digo porque las posiciones que él ha sostenido públicamente desde la Universidad San Sebastián son tremendamente preocupantes. Suponían una contrareforma a lo que se avanzó durante el gobierno de la Presidenta (Michelle) Bachelet, que se consolidó a partir de la nueva ley de educación superior; un modelo donde se produjo un quiebre con la política neoliberal. Ese momento de reformas, implementadas entre 2014 y 2017, debe tener continuidad y profundidad. Entonces, la agenda que el gobierno debería impulsar es la profundización de eso, y no el retroceso. Si estamos en un momento donde las conquistas de los movimientos sociales y las universidades, y las comunidades universitarias, corren peligro, me parece muy grave.