La ética del capital

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A los dueños del capital, a los que están en la cúspide, estas desgracias generadas por el ansia de mayor lucro, normalmente no les sale “ni por curados”.

Leonardo Fonseca. 06/08/2019. Un bus que se dirigía a Temuco se volcó luego de zigzagear en la ruta 5 sur a 60 Km de Santiago. Resultado: 6 muertos y decenas de heridos.

Causa: mantenimiento defectuoso a equipos obsoletos, corte de la dirección de bus, falsificación de documentos para, desde hace años, seguir operando ilícitamente equipos peligrosos, etc. El chofer está preso y procesado mientras se investiga. El dueño fue detenido recientemente junto al responsable de la mantención de los equipos.

Durante 10 días los habitantes de Osorno sufrieron la falta de agua debido a un derrame de petróleo en las piscinas de decantación de la empresa procesadora y distribuidora. Ha sido un enorme drama local con fuertes pérdidas para la actividad de la ciudad paralizada.

Causa: El operador no cortó a tiempo la carga de petróleo a una caldera que está, asombrosamente, aledaña al estanque de proceso del agua potable. No se sabe qué ha pasado con él “culpable”.

En la Isla Guarelo, donde la CAP extrae caliza para sus fundiciones, hubo un derrame de 40.000 litros de diesel los cuales contaminaron uno de los mares más limpios y puros del país.

Causa: El diesel escurrió al mar desde un estanque. ¿Por qué? Seguramente el culpable es el operador y no los recursos que no se asignaron para una operación segura con sistemas automáticos adecuados.

En Ñuñoa falleció en estos días un trabajador de la construcción aplastado por un derrumbe, uno más de los que regularmente pierden la vida por diversos motivos relacionados con operaciones inseguras, falta de medidas y equipos de seguridad que no desembolsan los empresarios de la construcción.

Son hechos recurrentes; empresarios dueños de instalaciones industriales, mineras, constructoras o flotas de vehículos, no ejecutan las inversiones para controlar procesos destinados a operar con seguridad, renovar los equipos a tiempo o desembolsando en mantenimiento y repuestos. Este “ahorro” les permite mayores ganancia a costa de la muerte de trabajadores o contaminando y destruyendo patrimonios de la humanidad. Esto es algo habitual en la sociedad capitalista.

Ya en el Siglo XIX, Carlos Marx  citaba a J.P. Dunning el cual expresaba:

El Capital huye de los tumultos y las riñas y es tímido por naturaleza. Esto es verdad, pero no toda la verdad. El capital tiene horror a la ausencia de ganancia o a la ganancia demasiado pequeña, como la naturaleza tiene horror al vacío –agregando-.   Conforme aumenta la ganancia el capital se envalentona. Asegúrele el 10 por 100 y acudirá adonde sea; un 20 por 100 y se sentirá ya animado; con un 50 por 100, positivamente temerario; al 100 por 100 será capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; el 300 por 100, y no hay crimen  que no se arriesgue aunque arrostre el patíbulo”. (1)

A los dueños del capital, a los que están en la cúspide, estas desgracias generadas por el ansia de mayor lucro, normalmente no les sale “ni por curados”. Un ejemplo, de las colusiones de los pollos, del papel tissue, de los supermercados, etc., etc.,  no hay nadie en la cárcel ni lo habrá.

En el caso de Osorno, la empresa ESSAL es subsidiaria del dueño de Aguas Andinas que abastece a Santiago; éste, a su vez, es propiedad de la trasnacional Aguas Barcelona la cual, por su parte, es subsidiaria de Suez una trasnacional de capitales franceses. En Chile el Directorio es controlado por franceses. ¿Por qué el presidente del Directorio o sus miembros no son procesados?

Sería necesario establecer castigos efectivos a los dueños principales del capital, a los controladores de los directorios de las sociedades anónimas o a los directores los cuales deberían responder personalmente con cárcel además de pecuniariamente. Claro, es una utopía ya que ellos, de una u otra manera controlan gran parte del poder del Estado induciendo a que el hilo se corte por lo más delgado, o se resuelve en forma tan ridícula como con los sres.Délano y Cía. del Grupo Penta falsificadores de documentos destinados a financiar a la UDI, quienes fueron condenados a cursos de “ética empresarial” en la Universidad Adolfo Ibáñez como castigo por sus “deslices”.

Si algún día se hace justicia donde corresponde, es deseable que no se alcen voces e informes en contra del castigo a estos delincuentes.

 

  • Carlos Marx, El Capital T1, pag.697, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973.

 

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