“Llamo al PC a hablar con la verdad”, dijo Monckeberg. “Al proyecto del gobierno lo empujan los empresarios, al proyecto nuestro lo empujan los trabajadores”, respondió Vallejo.
Equipo ES. 02/08/2019. Mucha fuerza tomó el proyecto de la bancada del Partido Comunista (PC) que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas. A pesar que la iniciativa fue presentada hace varios años (2017) durante este 2019 se creó una bancada transversal de parlamentarios y se apuró el trámite legislativo en la Comisión del Trabajo de la Cámara Baja y aunque el oficialismo se opuso a su votación con diversas maniobras dilatorias.
Desde la derecha los fuegos están divididos ya que por un lado hay varios que están a favor e incluso forman parte de la bancada por las 40 horas, y por otro lado está el sector más conservador que se opone férreamente con el argumento de que el proyecto es inconstitucional, porque una iniciativa de esas características solo puede ser presentado por el Ejecutivo. Sin embargo, según varios abogados constitucionalistas esa premisa no tendría mucho sustento, ya que el artículo 61 de la Carta Magna despejaría esa duda.
“Las facultades legislativas que se le otorgan excepcionalmente al Presidente deben ser interpretadas de manera restringida, porque no es el principal legislador. Si uno mira el artículo 61 la fijación de horas, no aparece nítidamente establecida como iniciativa exclusiva. Entonces si un efecto indirecto del proyecto implicase mayor gasto fiscal es distinto a que el Congreso estuviera aprobando una legislación que cambiara una partida presupuestaria”, explicó Javier Couso, profesor de la Universidad Diego Portales.
Otra de las razones que levanta la derecha para rechazar la idea es el posible despido, la baja de sueldos y el aumento de los gastos que significarían para los empleadores contratar más fuerza de trabajo para lograr los mismos niveles de producción, no obstante, el proyecto de las 40 horas habla de rebajar la carga horaria sin rebajas en sus remuneraciones y también contempla la discusión del mejoramiento completo de las condiciones laborales para que los trabajadores puedan producir lo mismo, pero en menos horas, por tanto no habría necesidad de contratar más mano de obra, tal como ocurrió cuando se pasó de 48 a 45 horas.
El contraataque de Monckeberg
En el marco de la búsqueda de apoyos, la diputada comunista, Camila Vallejo, impulsora de la idea, hace algunos meses se reunió con el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, para buscar el respaldo del gobierno y aunque no lo consiguió el secretario de Estado se mostró a favor del debate y se comprometió en nombre del Ejecutivo a no poner trancas a la discusión.
Pero al tiempo de esa conversación y tras la aprobación de la idea de legislar y de la instalación plena en el debate publico de la necesidad de bajar la carga horaria, el ministro Monckeberg y el sector empresarial saltó de inmediato con una contra carga comunicacional en desmedro de las 40 horas y a favor del proyecto de La Moneda que busca flexibilizar la jornada.
En los últimos días se pudo ver en todos los matinales de la televisión al jefe de la cartera del Trabajo como todo un profesor frente a una pizarra explicando el proyecto piñerista que consiste en una distribución alternativa de las horas de trabajo, con un límite máximo de 180 horas mensuales, manteniendo nueve diarias, pactadas individualmente, límites máximos de jornada diaria y horas extraordinarias, que permitan eventual acuerdo entre el trabajador y el empleador.
Y aunque el proyecto oficialista ha sido criticado por varios parlamentarios y especialistas, puesto que es muy poco probable que los trabajadores uno a uno puedan negociar sus jornadas con el empleador, el secretario de Estado insiste por todos los medios que no se puede rebajar sin flexibilizar, incluso, en medios de prensa instó al PC a dejar de engañar a los chilenos.
“Llamo al Partido Comunista a hablar con la verdad, que no sigamos engañando a los chilenos y dejemos los slogans de lado”, dijo el ministro. Y añadió que “hace seis meses presentamos un proyecto de ley que está en tramitación en el Senado, que reduce la jornada de trabajo a 41 horas promedio, pero lo hace en forma mucho más adecuada que como lo hace el PC, porque junto con reducir la jornada a 41 horas introduce nuevas herramientas para que el trabajador tenga mejor calidad de vida, flexibilidad en su jornada, pueda elegir los horarios de entrada y salida”.
La respuesta de Camila Vallejo no se dejó esperar y llamó al ministro a no seguir “echándole la culpa al resto de sus insuficiencias, de las insuficiencias de su reforma laboral, de su gestión que mantienen al país con altos niveles de desempleo y empiece hacerse cargo. El proyecto de él lo empujan los empresarios, el proyecto nuestro lo empujan los trabajadores. Ya sólo viendo eso uno se puede dar cuenta inmediatamente a que intereses responde su propuesta”.
Y agregó que “si el Ministro Monckeberg hiciera su trabajo a favor de los chilenos y leyera los proyectos de ley, sabría que nuestro proyecto de #40horas – presentado hace dos años – prohíbe la reducción de los salarios”.
Además, la legisladora le recordó al Presidente Sebastián Piñera que hace algunos años el presentó la misma propuesta. “Las vueltas de la vida Presidente. Lo más notable de todo es que usted se dirigía a la Anef. Creo que es hora de cumplir sus promesas con l@s trabajadores del sector público y promover usted mismo la reducción de jornada a los que están por estatuto administrativo #40horas”, subrayó en Twitter.
Las críticas a la flexibilización
En radio Universidad de Chile, la presidenta de la Comisión del Trabajo de la Cámara, Gael Yeomans, señaló que “la flexibilidad solo para los intereses de grupos empresariales, quienes buscan, por ejemplo, los del sector comercio, tener a disposición a sus empleados cuando les convenga y, perfectamente, acomodar sus contratos. El proyecto del Ejecutivo está hecho para favorecer a los empresarios, lo reafirmo totalmente, es una flexibilidad confeccionada en beneficio de sus propios intereses”.
Y añadió que “es una falacia decir que en Chile se puede negociar. Las empresas siempre argumentan que, si no se está de acuerdo con las condiciones estipuladas, se puede ir, ya que existe una fila de personas detrás que buscan el mismo empleo. Lo otro es que, en los países donde existe flexibilidad, las condiciones fueron negociadas por los sindicatos, a diferencia de Chile donde no existe tal posibilidad”.
En tanto, la diputada del PC y miembro de la Comisión el Trabajo, Karol Cariola, indicó que “el tener jornadas más largas de trabajo no hace tener las jornadas más productivas, ni del punto de vista económico ni en la producción práctica” y aseveró que “los trabajadores y trabajadoras no pueden siempre llevarse la parte delgada del embudo, la productividad no puede ser a costa de la vida de los trabajadores, el gobierno se equivoca”.
“Nosotros, los sindicatos y la CUT lo que estamos defiendo es que las herramientas de negociación son colectivas y no individuales, y es lo que está tratando de imponer con su reforma laboral el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg. Nosotros no creemos que flexibilizar sea precarizar si eso se lleva a cabo por procesos colectivos a través de los sindicatos, de lo contrario, la desigualdad de condiciones es absoluta y siempre se impondrá la mirada del empleador”, subrayó.