Las patéticas cuñas de los ministros

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 “En cualquier parte del mundo se pierden órganos”. “No permitiré que me sigan usando como excusa”. “Hay que invertir en el extranjero”. “El museo de la memoria es un montaje”.

Daniela Pizarro. Periodista. 24/07/2019. No es el guión de los protagonistas de una mala comedia de equivocaciones, son algunas de las explicaciones y declaraciones -ante conflictos- que dieron actuales ministros y ex secretarios de Estado que pasaron por el gabinete del gobierno de Sebastián Piñera.

La última joyita la interpretó el ministro de Salud, Jaime Mañalich, hace algunos días tras un fallido traslado de órganos de un joven de 27 años que murió por un aneurisma y cuyo deseo fue ser donante. Sin embargo, por problemas de “logística” no se pudo efectuar el envío a tiempo desde Temuco a Santiago y solo se pudieron trasplantar los riñones a dos pacientes.

En declaraciones a la prensa el ministro dijo que “el sistema no falló”, sin embargo, un periodista le rebatió: “cómo que no falló ministro si se perdieron los órganos”, ante lo cual un notablemente molesto Mañalich sostuvo que “lograr que el 100% de los órganos se trasplanten y logren su objetivo es una tarea muy difícil. Tenemos un 7% de pérdidas de órganos por términos logísticos, ese número se compara relativamente bien con las cifras internacionales. En cualquier parte del mundo se pierden órganos por términos logísticos”.

Hace menos de un mes la ministra de Educación, Marcela Cubillos, en medio de una creciente movilización de profesores, donde hasta ese minuto solo la Subsecretaría de la cartera estaba negociando con el profesorado y tras varios llamados públicos y privados para que ella encabezara las conversaciones para solucionar el conflicto -con tres semanas de Paro Indefinido a cuesta-, decidió sentarse a conversar con los dirigentes porque sintió que la estaban utilizando como “excusa para no ir a trabajar”, desconociendo con ello la serie de demandas que levantó el movimiento.

“No permitiré que me sigan usando como excusa para no volver a trabajar a sus salas de clases. Hemos llamado a Mario Aguilar para decirle que lo esperamos mañana a primera hora en el Mineduc. Ahora veremos si el Colegio de Profesores tiene voluntad real de terminar con este paro”, señaló Cubillos en Twitter.

Pero esas no fueron las únicas cuñitas que causaron dolores de cabeza en La Moneda, ya que desde los primeros meses de gestión piñerista algunos jefes de cartera debutantes pagaron el noviciado.

El otrora ministro de Economía, José Ramón Valente, en sus primeras entrevistas en televisión fue consultado sobre si recomendaría invertir en el extranjero y respondió: “definitivamente la respuesta es sí, y sabe por qué, porque yo creo que es sano que no pongamos todos los huevos en la misma canasta, y así es como lo hacen los fondos de pensiones, como lo hacen muchos patrimonios, que nosotros tenemos diversificación”.

Y agregó: “¿Sabe lo que hace un inversionista al hacer eso? Deja espacio para que venga un inversionista extranjero e invierta en nuestro país. No es dramático que uno diga ‘tengo todo mi patrimonio acá, voy a invertir parte en Perú, parte en Argentina o parte en Estados Unidos’”.

Valente tras la polémica que generó en las Comisiones de Hacienda y Economía del Congreso y en el mundo empresarial, se manifestó en Twitter y aclaró que “desde el Ministerio de Economía estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para que aumente la inversión en Chile, para que vengan empresas extranjeras a invertir acá, para que las empresas chilenas se animen a invertir acá. Ese es nuestro discurso, esa es nuestra línea”.

Pero, sin duda la cuña que más le dolió al gobierno, no por su contenido sino por lo que generó, fue la del fugaz ministro de Cultura, las Artes y el Patrimonio, Mauricio Rojas, respecto al Museo de la Memoria y Derechos Humanos, ya que le costó el puesto a una de las personas más cercanas al mandatario.

En una entrevista que brindó hace algunos años atrás, Rojas aseguró que el Museo de la Memoria “más que un museo se trata de un montaje cuyo propósito que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar”, puesto que “ese es un museo de la izquierda, para contar una versión falsa de la historia de Chile, porque oculta esa parte importante: cómo llegamos a odiarnos de tal manera”.

La declaración agitó al mundo político, social, de las artes y de los derechos humanos, quienes tras una exitosa actividad en el mismo museo exigieron la renuncia de Rojas. Finalmente Rojas lideró solo durante 3 días el Ministerio.

 

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