El Presidente Gabriel Boric enfatizó que “ese malestar de fondo que expresó el pueblo de Chile a propósito del estallido es algo que sigue vigente y de lo cual seguimos teniendo que hacernos cargo”. El objetivo de que terminen el abuso y la desigualdad en el país sigue en los análisis y la percepción de la gente como algo pendiente. En esa línea, la diputada del PC, Alejandra Placencia, se interrogó: “Este 18 de octubre, preguntémonos: ¿siguen vigentes las necesidades que nos llevaron a una revuelta social de esa naturaleza? ¿Es Chile un país menos desigual y más justo?”. Preguntas que saltan cuando persisten las bajas pensiones y los bajos salarios, el déficit de viviendas con arriendos y créditos hipotecarios por las nubes, elevación de la pobreza en algunos puntos y alza de precios en alimentos y otros productos. Para algunos, el plan transformador de la administración de Boric entrega respuestas a demandas sociales, y en ese camino, el ex ministro Francisco Vidal planteó que hay que respaldar el programa, “siguiendo la lógica que la historia demostró que era eficiente: en vez de avanzar sin transar, consolidar para seguir avanzando”. No se olvida que un tropezón en lo que fueron reivindicaciones del 18/O fue el rechazo a la nueva Constitución en el plebiscito del 4 de septiembre y el desafío del nuevo proceso constituyente. “Volver a octubre es seguir pujando por los cambios. Desde las izquierdas, nuestra mejor conmemoración es concretar cambios y no dejar que nos arrinconen, no quedarnos en un encierro identitario”, expresó en ese marco Camila Miranda, presidenta de Nodo XXI.
Equipo “El Siglo”. Valparaíso. 18/10/2022. El Presidente Gabriel Boric fue claro: “Más allá de las discusiones respecto a otras cosas del estallido social, la violencia, por ejemplo, que por cierto es condenable, hay demandas de fondo que siguen vigentes y que nos tenemos que hacer cargo”.
Palabras coincidentes con otros análisis sobre la revuelta social de 2019, iniciada el emblemático 18 de octubre, así como con la percepción que se detecta en la gente. Lo que motivó el estallido social y las demandas que emergieron, continúan presentes, en lo que se define como una sociedad donde prima el abuso y la desigualdad.
En esa línea fue más enfática la reflexión del mandatario, expresada en una actividad en Quillota, con gente de la zona: “Ante la arremetida de algunos sectores conservadores que pretenden hacernos creer de que nada pasó, quiero decirles que las demandas de fondo y ese malestar de fondo que expresó el pueblo de Chile a propósito del estallido es algo que sigue vigente y de lo cual seguimos teniendo que hacernos cargo”.
A tres años de la revuelta popular, persisten situaciones como las bajas pensiones, los bajos salarios, está creciendo la pobreza en algunos puntos, continúa el déficit habitacional con tremendo aumento en los arriendos y los créditos hipotecarios (muchos pagándose en Unidades de Fomento, UF), se anuncia aumento del precio del transporte que es uno de los más caros e ineficientes de la región, y se suma, sobre todo por impactos desde el exterior, el alza de precios en alimentos y otros productos por una inflación que está en los dos dígitos.
Se tiene que añadir el impacto del resultado del plebiscito del 4 de septiembre de este año, que frustró el contar con una nueva Constitución, que fue una de las reivindicaciones y uno de los sellos a partir de 2019.
Sobre todo porque el proceso constituyente sigue, alojado ahora en el Parlamento y en negociaciones entre partidos políticos, con posibilidades de que no haya un órgano cien por ciento electo para redactar un nuevo texto constitucional, sino que integrado por expertos, legisladores, dirigentes políticos y algunos representantes ciudadanos.
El planteamiento de “los bordes” o “las bases” del texto, el papel preponderante de “los expertos”, la baja en la representación de independientes y pueblos originarios, darle preponderancia al Congreso y los partidos políticos, colocan reticencias y descontentos en capas del mundo social y ciudadano.
Camila Miranda, presidenta de la Fundación Nodo XXI, consultada por ElSiglo.cl, señaló que “octubre no ha terminado. Lo medular del estallido sigue vigente y se combina con otras urgencias, como la de seguridad. Las múltiples demandas cruzan aristas como el fin de los abusos (políticos y económicos), dignidad (que el esfuerzo y trabajo valgan para vivir bien), concreción de derechos sociales (mejores pensiones, salud de calidad, educación, etc.), la crisis de representación, entre otras”.
Y añadió: “Por eso es peligroso cómo se apresuran a cerrarlo, reduciendo esa diversidad y masividad de la revuelta a vandalismo y violencia. La política del avestruz”. “Además, la revuelta supuso una apertura -dijo-, es también Las Tesis, son los cabildos, es mirarnos nuevamente, es el debate constituyente”.
Camila Miranda enfatizó que “volver a octubre es seguir pujando por los cambios. Desde las izquierdas, nuestra mejor conmemoración es concretar cambios y no dejar que nos arrinconen, no quedarnos en un encierro identitario”.
Eso es algo presente en el movimiento social y expresiones de organización y convocatoria popular y de base social. Expresado precisamente en la conmemoración del 18/O, ya que decenas de organizaciones convocaron a movilizarse este martes, así como el domingo pasado y este lunes, tanto en el epicentro de Plaza Dignidad, como en plazas, avenidas y sedes sociales y culturales a lo largo del país, para recordar el 18/O, insistir en las demandas y exigir soluciones a problemas en diversos ámbitos.
El trabajo actual por las transformaciones
Se ha dicho que muchas de las reivindicaciones planteadas en 2019, pasaron a ser parte del programa de Gobierno del conglomerado Apruebo Dignidad, y que temas de agenda de la administración de Gabriel Boric apuntan a generar cambios que permitan dar respuestas a necesidades de amplias capas de la población, como en materia de pensiones, salarios, salud, entre otras.
En esa perspectiva están, precisamente, las reformas tributarias y de pensiones, la primera destinada en lo sustancial a recabar más recursos para programa sociales, y la segunda buscando mejores jubilaciones para las y los asalariados del país.
En ese marco, en declaraciones a ElSiglo.cl, el ex ministro y académico, Francisco Vidal, manifestó que “la experiencia que nos deja el 18 de octubre es que para la izquierda y la centroizquierda no basta con reducir la pobreza, con el crecimiento económico, sino que hay que enfatizar la lucha contra la desigualdad y el abuso”.
Y en esa línea, expresó que “esa es la lección que me deja el 18 de octubre y me lleva a apoyar al actual Gobierno en sus transformaciones. Difíciles son por la correlación de fuerzas, pero hay que perseverar y, ojalá, siguiendo la lógica que la historia demostró que era eficiente: en vez de avanzar sin transar, consolidar para seguir avanzando”.
También respondiendo a consulta de ElSiglo.cl, en ese marco, la diputada del Partido Comunista, Alejandra Placencia, interrogó: “Este 18 de octubre propongo hacer una reflexión, preguntémonos: ¿siguen vigentes las necesidades que nos llevaron a una revuelta social de esa naturaleza? ¿Es Chile un país menos desigual y más justo? Desde el Parlamento pareciera a veces que esos temas no son importantes para la derecha más reaccionaria y otros grupos del espectro político”.
En ese camino de avanzar en cambios que mejoren las condiciones de la gente, llamó a “mis colegas parlamentarios y parlamentarias a trabajar por las transformaciones que eviten que esta herida permanezca abierta: pensiones dignas, mejor distribución del ingreso y garantizar derechos sociales”. Recalcó que “este día estaré trabajando en el Congreso para cumplir con quienes me dieron la responsabilidad de responder a esas demandas, en pos de esos cambios que la sociedad aún espera”.
Y es que mucho de lo que se exigió durante el 2019 y el inicio del 2020, acentuado después por la grave crisis social producto de la pandemia del Covid-19, quedó como tarea programática a asumir por las fuerzas transformadoras a nivel de Gobierno, Parlamento y otras instancias.
Sin que ello esté significando que en la proyección del nuevo proceso constituyente se deja a un lado demandas sentidas y estructurales, para que la nueva Constitución sea simplemente la misma que la actual pero reajustada.