Hoy más que nunca, la fuerza del movimiento feminista debe llegar con su mensaje a cada rincón del país, a todos los hogares, así como también a los medios de comunicación, porque es en estos lugares y espacios en donde se producen y reproducen las expresiones de violencia, de sexismo, de discriminación y desigualdades.
Margarita Pastene Valladares. Periodista. Casablanca. 03/2021. Bajo la consigna “no queremos medios, los queremos enteros”, un centenar de radialistas de todo el mundo, nos reunimos en Luxemburgo, hace ya cerca de 25 años para definir una agenda común, convencidas que teníamos que sumarnos a la tarea de amplificar las demandas de las mujeres y contrarrestar, a través de las radios locales, populares, comunitarias, la propagación permanente de mensajes misóginos y sexistas habituales en la prensa hegemónica.
Sabíamos que las mujeres requerían del mayor respaldo para seguir avanzando en el combate contra las desigualdades. Por aquel entonces, se habían logrado acuerdos internacionales sobre los derechos de las mujeres, reconocidos en la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing en 1995 y ratificados por muchos países. Como mujeres radialistas, sentíamos que teníamos el deber moral de promover los derechos humanos de las mujeres y las niñas, así como denunciar cuando esos derechos fuesen conculcados.
Con esta tarea, las que ya muchas habían iniciado desde sus proyectos radiales, se fueron replicando en el tiempo múltiples espacios y encuentros de mujeres radialistas, continuando desde sus propios territorios con los intercambios de saberes sobre el rol de los medios y las comunicaciones en la lucha irrenunciable por los derechos de las mujeres.
Es por eso que este lunes 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, parece oportuno recordar el compromiso de las radialitas en Luxemburgo. Se necesita reforzar la demanda por los derechos de las mujeres que hoy no están plenamente logrados y falta un buen trecho por recorrer. Tenemos un sistema que aun decide sobre nuestros cuerpos, discriminador en materias salariales y pensiones. Y qué decir sobre la violencia en contra de las mujeres. Los casos de femicidios, suman y siguen.
Hoy más que nunca, la fuerza del movimiento feminista debe llegar con su mensaje a cada rincón del país, a todos los hogares, así como también a los medios de comunicación, porque es en estos lugares y espacios en donde se producen y reproducen las expresiones de violencia, de sexismo, de discriminación y desigualdades.
En nuestra tarea irrenunciable por alcanzar una sociedad integradora, democrática, amplia y solidaria, el rol de las mujeres periodistas y comunicadoras es fundamental, porque hemos sido parte de una larga historia mal contada. A una mitad de la humanidad se le ha hecho cuesta arriba dar cuenta de su historia, de su visión del mundo, de sus anhelos y sus derechos.
Desde el periodismo, desde los medios de comunicaciones se requiere con urgencia una doble mirada que valore y enaltezca la lucha de las mujeres para derribar las estructuras sociales que aun intentan invisibilizar y marginar a las mujeres. Por lo mismo, bien vale hoy decir que “no queremos medios, los queremos enteros”, sin que se nos reduzca a espacios estereotipados y con discursos de tendencia sexista.
En el contexto social y político que vivimos hoy en nuestro país, las mujeres, todas, no estamos esperando dádivas, ni desde los medios, ni desde las estructuras patriarcales. No estamos pidiendo cupos en los espacios que nos conciernen y pertenecen, hemos venido a exigir una doble mirada para visibilizarnos, para contar la historia completa y que se tome conciencia acerca del significado democrático que conlleva la batalla del feminismo para construir una sociedad inclusiva, respetuosa, digna.